enzo fernando costa escribió:Estimados conforenses:Me encantó el análisis, francamente hacia mucho tiempo que no leia algo
Si lo que hace a un buen abogado es patear mucho los tribunales, soportar a veces el trato descalificativo en el mostrador, dejar notas en el libro idem, rebuscar cédulas en la cesta, etc., la verdad es que lo hace muy bien y más rápido un buen cadete de oficina.
Lo que convierte a un abogado en un jurista, ya desde la época de los romanos, es su capacidad de pensar jurídicamente frente a un problema humano y social. Es su sentido común, para no arrastrar a un cliente a una aventura sin retorno, ni dejarse arrastrar él por la distorsionada visión del otro. Es la experiencia de la vida y de la realidad subyacente tras las apariencias, las largas horas de meditación frente al legajo del estudio, la frecuentación de los archivos y las bibliotecas, y la angustiosa tarea de tener que sumergirse sin saber nadar en un mar de conocimientos ajenos cada vez que se le presenta un caso con aspectos técnicos ajenos al estricto campo del Derecho.
Ya decía Rafael Bielsa (el patriarca del derecho administrativo, el autor del libro "El Abogado", que pese a estar demodé en algunos aspectos, como sus opiniones un poco machistas, es de lectura muy recomendable aún hoy), que el buen abogado no debía andar perdiendo el tiempo por los dédalos de tribunales: su función es producir pensamiento claro y potente, desde su bufete. Yo imagino que ustedes me van a decir que eran otras épocas, y la profesión estaba más jerarquizada; bueno, yo no tengo la culpa de que nuestras políticas demagógicas hayan sometido a las Facultades a un proceso inflacionario parecido al de la maquinita de hacer billetes. Pero no nos confundamos con lo que realmente es la función del abogado.
El buen abogado no es el cadete "rana"; es el que sabe dar un dictamen adecuado y preciso, el que tiene clara la ley y sabe aplicarla al caso concreto en consulta; es el que sabe descubrir con rapidez al cliente poseído de "iusta ira" del paranoico litigante; y además, el que puede hacer equilibrio en la soga colgante de nuestras realidades socio-económico-culturales, sin perder con ello el decoro profesional.
Pero volviendo a nuestro asunto: el abogado que quiere abordar temáticas de orden complejo, lo primero que tiene que hacer es explorar la realidad. ¿Y cuál es la realidad tratándose de una falsa positiva VDRL? Pues que se da estadísticamente en un respetable número de casos, debido a otras enfermedades. Eso se debe a que la VDRL no reacciona específicamente contra el núcleo proteico de la espiroqueta pálida, que es el germen cusante de la sífilis, sino contra componentes lipídicos de superficie. Para salir de dudas hay que hacer otros estudios más complejos (y más caros), que no se hacen rutinariamente en cualquier laboratorio. Ahí entra a jugar el criterio médico: se suele pedir una repetición de la VDRL, junto con el test más específico, a un laboratorio más especializado, y así se llega al diagnóstico definitivo.
O sea: que en materia de laboratorio hay resultados taxativos (una radiografía en cuanto a su propietario, o un grupo sanguíneo, por ejemplo); pero muchísimos otros se trata sólo de medios de aproximación a una realidad biológica a veces elusiva.
En fin: la cosa daría para toda una disertación, pero no es el lugar ni el tiempo. Pero antes de embarcarse en una malapraxis, estén seguros de que completaron la ecuación: incumplimiento contractual + culpa + daño + causalidad biológica.
Cordialmente: EFC
tan bien escrito.
En serio.
Ahora si, con respecto a lo jurídico y motivo del post, la linea que me
tomé el atrevimiento de remarcar con color rojo (a fin de que se note),
es a los efectos de decirle: la cantidad de juicios por mala
praxis que se evitarian los médicos si con anterioridad
al quilombo explicaran lo que con posterioridad
notifican.
No obstante ello, comparto plenamente el análisis de la tarea del
profesional en derecho.
Atte.
Acompañando el proyecto nacional y popular.
Subcomandante Insurgente "Campanita".
Ejército Comarquista para la Liberación Nacional
Subcomandante Insurgente "Campanita".
Ejército Comarquista para la Liberación Nacional