Voy a responderle por única vez, ya que no acostumbro honrar con una respuesta, comentarios semi-anónimos que, por otra parte, no aportan argumentos concretos y carecen de referencias que puedan comprobar las credenciales intelectuales del interlocutor. Con referencia a su "construya desde su lugar, aporte, abra el debate desde el respeto, predique con el ejemplo, ILUSTRENOS", le diré que llevo 35 años haciéndolo, el hecho de que ud. lo desconozca, no lo habilita para juzgar al respecto. Tengo una trayectoria de pensar y repensar y trabajar mi país -de sur a norte-con obras publicadas y una intensa labor cívica que en su momento llamó la atención del Dr. Arturo Frondizi -quien me honró con su amistad, de lo que tengo pruebas fehacientes para mostrar-. No necesito explicarle a ud. más en relación con ese tópico.. En cuanto al tema de fondo que nos convoca, debería ud. conocer, tanto los comentarios de la Dra. Paula Bertol como la respuesta del Colegio de Abogados, pero voy a ha hacer otra salvedad y lo/a "ilustraré" como ud. me pide/sugiere/ordena.
La mediación ha estado desde sus inicios en Argentina, más o menos férreamente gestionada por una corporación profesional, los abogados-podría haber sido cualquier otra, y no dudo que estarían defendiendo su territorio ahora de la misma manera en que lo hacen los abogados, no soy ingenuo ni tengo la mala fe como para pretender lo contrario.-. Pero el ámbito de la mediación antecede y excede la competencia de los abogados -como los de cualquier otra profesión por sí sola-. Por lo que la pretensión de los abogados por monopolizarla responde a necesidades e intereses que no hacen al espíritu, a la formación ni al fondo de la mediación. No cuestiono la validez de dichas necesidades e intereses, pero bueno sería que salieran a la luz, sin ocultamientos ni chicanas de desvío del tema central (como lo es el hecho de citar el supuesto no respeto o acatamiento de la Ley 23.187) Por si no le queda a ud. claro, lo que el Colegio de Abogados le está pidiendo a la Dra. Bertol es que se someta a sus deberes corporativos, y esencialmente se la castiga por haber supuestamente abandonado los mismos. Nada del otro mundo, por cierto, porque lo que aquí interesa son las necesidades e intereses de la corporación. Mientras tanto, la mediación sigue perdiendo consistencia, respetabilidad y sustentabilidad en nuestro país, lo que tampoco puede sorprender a nadie, ya que, a nivel nacional ni el ejecutivo ni la oposición han logrado ni lograr sentarse a dialogar respetuosamente dejando POR UNA VEZ los intereses particulares para aplicar toda la energía a los problemas de la nación. No conozco los vericuetos particulares de la disputa de la Dra, Bertol (sic “Lamentamos, una vez más, su actuación contraria a los intereses de sus pares”) con el Colegio de Abogados, pero el coraje cívico de la Dra. Bertol al intentar abrir un espacio de diálogo hacia la –tan necesaria e insoslayable- visión multidisciplinaria en el área de la mediación merece todo mi respeto, más cuando, como era de esperar, le ha acarreado un repudio –y seguramente una serie de molestias que no cesarán de un día para otro- que podría haberse evitado si la Dra. Bertol, como tantos en nuestro país, hubiese preferido un cómodo y conveniente silencio al respecto. Siguiendo la costumbre de los que –eventualmente- serán sus pares-doy for finalizada con ud. toda comunicación por esta vía.