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Miércoles 2 de enero de 2008
Los intelectuales del mundo y LA NACION

"La Argentina debe penar a los corruptos"

Lo dice el fiscal español Conde Pumpido

“La Argentina debe extremar la lucha contra la corrupción y para ello es central que sus fiscales sean independientes del Poder Ejecutivo”, dice el fiscal general de España, Cándido Conde Pumpido.

“Es fundamental luchar contra la corrupción para que la gente sienta que está integrada en la sociedad y que el que se desvía es castigado. En España, la clave para dominar la corrupción fue la creación de un poderoso organismo, la Fiscalía Anticorrupción, que no depende del Poder Ejecutivo, como sí ocurre con la oficina argentina. La fiscalía debe ser independiente”, explica Conde Pumpido, ex juez del Tribunal Supremo de España y fiscal general de ese país desde 2004. Su cargo es equivalente al de procurador general. Nació el 22 de septiembre de 1949 en La Coruña y se licenció en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Santiago de Compostela. Es un jurista muy respetado y está preocupado, básicamente, por la criminalidad económica.

Fue el magistrado más joven en la Sala en lo Penal del Tribunal Supremo, en la que ingresó en 1994. Fue también uno de los once miembros del tribunal que juzgaron el secuestro y asesinato del industrial Segundo Marey, y apoyó una condena de diez años de prisión para el ex ministro del Interior José Barrionuevo y para el ex secretario de Seguridad Rafael Vera, por mal cumplimiento de sus deberes de funcionarios públicos.

Hace unas semanas, Conde Pumpido visitó la Argentina y aportó su experiencia en la lucha contra el delito. Se reunió con Esteban Righi, procurador general; con Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y con Alberto Abad, titular de la AFIP.


P-Usted habla de perseguir el terrorismo, el lavado de dinero y la evasión tributaria, y viene a la Argentina, donde no hay condenas por lavado de dinero y no hay evasores presos. ¿Cree que todavía debemos tener esperanza de que las cosas cambien?

R- Sí, absolutamente. La Argentina está haciendo grandes progresos. Cuando estuve aquí en 1991, nadie pagaba impuestos. Ahora, la gente tiene conciencia de que hay que pagarlos. En cuanto al procurador Righi, creo que tiene las cosas muy claras. Es muy inteligente.

P-En la Argentina no hay condenas por crímenes económicos. ¿Qué opina?

R- Combatir la criminalidad económica es difícil. Pero en nuestro país la Justicia funciona bien y hay condenas no sólo por atentados terroristas o por delitos comunes, sino también por delitos de corrupción, delitos económicos y tributarios.

P-¿Cómo hay que combatir la corrupción?

R- En España había niveles muy altos de corrupción en el gobierno, pero eso se eliminó. Ahora ya no hay corrupción ni en el gobierno central ni en los gobiernos autónomos, equivalentes a las provincias argentinas. La corrupción está concentrada en los ayuntamientos, en las comunas. Todos los días, los diarios publican un caso de corrupción, y también todos los días se producen detenciones. Nuestra clave fue crear la Fiscalía Anticorrupción, un organismo muy poderoso. La Argentina tiene una Oficina Anticorrupción dentro del Poder Ejecutivo, pero no sirve. La Fiscalía Anticorrupción, por las atribuciones que debe concentrar, necesita ser independiente y funcionar dentro de la órbita del Poder Judicial. No puede tener contaminación política.

P-Existe entre los argentinos la sensación de que todo delito queda impune. ¿Tienen la misma sensación los españoles respecto de su país?

R- No, ya no. La gente se queja de la lentitud de los procesos. Tiene razón, y hay que mejorar eso. Pero ya no se queja de la impunidad. Antes, el pueblo pensaba que había personas que nunca irían presas. Por ejemplo, Mario Conde era un banquero exitoso, titular del Banco Español de Crédito, que se había convertido en un ejemplo para muchos sectores de la sociedad. Cuando se descubrió que se apropiaba de los fondos del banco, nadie creía que sería condenado. Pero lo fue, por apropiación indebida y por estafa, y ese señor, que antes era visto como alguien importante, está preso desde hace muchos años. Nuestro sistema judicial está funcionando bien.

P-España se convirtió en un país desarrollado. ¿Eso permitió disminuir la delincuencia violenta?

R- Sí; tenemos índices de criminalidad bajos, propios de los principales países europeos. En mi país se cometen unos 700 homicidios por año.

P-Unos 700 homicidios por año para un país de 45 millones de habitantes es poco en comparación con la Argentina, que triplica esa cifra. ¿Cómo se logró?

R- El crecimiento económico y el progreso cultural y social hacen que actualmente se resuelvan los conflictos en forma más pacífica.

P-¿Por qué, entonces, aparecen episodios de xenofobia y racismo?

R- La xenofobia aparece en hechos aislados, pero muy resonantes, y me preocupa. Hay un resurgimiento de la extrema derecha en toda Europa. En España, creo que en los últimos tres años se fue gestando un clima de crispación política. Alrededor de los problemas del terrorismo etarra y de las autonomías territoriales se fue generando un malestar que es caldo de cultivo para los grupos de extrema derecha.

P-¿Los jueces deben pagar impuesto a las ganancias, o a las rentas, como lo llaman en España?

R- Por supuesto. Los jueces españoles pagan Ganancias y los jueces argentinos deben pagar ese impuesto.

P-Nuestros jueces se resisten a hacerlo porque, dicen, afecta la independencia judicial.

R- [Se ríe.] Bueno, en Francia también lo dicen los periodistas para no pagar, y se escudan en la libertad de prensa. Pero para tener un país institucionalmente fuerte el requisito necesario es que no existan beneficios estamentales.

P-¿Por qué en España se pudieron dictar condenas por lavado de dinero y en nuestro país no fue posible llegar a esa instancia?

R- En España es más fácil, porque el lavado de dinero está penado como un delito autónomo. Es decir, no debemos probar que el dinero que se lava proviene del narcotráfico o de algún otro delito. Nos alcanza con probar que hay lavado y se condena, sin que sea necesaria una condena previa. La Argentina debería reformar su legislación de blanqueo de dinero.

P-¿ETA se financia con lavado de dinero proveniente de otros delitos?

R- No; ETA se financia con dinero que obtiene de extorsionar y amenazar a empresarios de la zona del País Vasco. A ellos les cobra un impuesto revolucionario, so pena de realizar atentados.

P-¿Se encontraron lazos entre ETA y el terrorismo islámico? ¿Tienen una fuente de financiamiento común?

R- No. Tienen un modo distinto de operar. El terrorismo jihadista, en España, recluta gente y lava dinero, pero no es una organización piramidal. Por eso tampoco recibe órdenes de Al-Qaeda. Se financia con su propia red, mientras que ETA, como le dije, tiene otra fuente de financiamiento.

P-¿Y existen conexiones entre el terrorismo islámico y el lavado de narcodólares?

R- No. En las cúpulas no hay conexión. Por ahí se hacen operaciones, pero no en el nivel de cúpulas.

P-¿Podrá Occidente ponerle fin al problema del terrorismo?

R- Para luchar contra el terrorismo hay que luchar contra las causas de ese fenómeno, contra la violencia y contra los delitos económicos. Pero ese combate siempre debe ser librado por el Poder Judicial y por la policía. El sistema penal no dará la solución definitiva al terrorismo, pero no se puede prescindir de él.

P-Solucionar las causas del terrorismo no es sencillo...

R- No. Es un tema político, y no es mi área. Pero el problema se empezará a resolver cuando se solucionen los conflictos en Irak y entre Palestina e Israel. El presidente José Luis Zapatero lidera una alianza de civilizaciones para superar esos conflictos y los fiscales europeos estamos trabajando en forma mancomunada. El sistema penal no debe ser la única respuesta frente al terrorismo, pero es parte de la solución. A la larga, nuestra solución, que es la judicial, es mejor que la solución militar que adoptaron los Estados Unidos.

P-Es previsible que una superpotencia no deseche la respuesta militar.

R- Los Estados Unidos optaron por la solución militar, pero después de mucho tiempo siguen en combate. Tienen muchos detenidos en Guantánamo, pero no aplicaron ninguna condena. En cambio, nosotros, en España, a tres años del atentado, que fue cometido en 2004, ya tenemos condenados. La principal amenaza en Europa es el terrorismo jihadista y debemos darle una respuesta.

Por Adrián Ventura
De la Redacción de LA NACION
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MARIANO NARODOWSKI, MINISTRO DE EDUCACION PORTEÑO

“No soy el Foucault de Macri”

El pedagogo que hace cinco años fue seducido por Mauricio Macri para sumarse a su equipo dice que “está feliz” por la intervención de la obra social municipal, “porque se cumple una promesa de campaña”.

Por Nora Veiras y
Werner Pertot

De fondo, rige únicamente el cuadro obligatorio de Sarmiento. No hay ni adornos, ni fotos personales en el despacho del ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski. Tiene todas las marcas del recién llegado. En diálogo con Página/12, Narodowski sostiene que no hay datos que respalden la idea del “docente faltador”. Una imagen a la que el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, recurrió muy a menudo. El ministro defiende la intervención de la obra social de los municipales y dice que en su cartera no habrá despidos de contratados porque “son personas que trabajan”.

P–En el gabinete, tienen personas como Federico Young que reclama que se juzgue a la “subversión terrorista”, ex gerentes de empresas de Macri y dirigentes de diversos sectores políticos. ¿Cómo es la convivencia?

R–El PRO es un espacio multirreligioso y multiideológico y ese es el lugar de la convivencia... entre todos esos personajes que vos mencionás.

P–En uno de sus libros, analiza el caso de Michel Foucault como un intelectual que se mete “erradamente” en una causa política, la de Irán. ¿Usted sería el Foucault de Macri?

R-(Se ríe.) –Sería un honor, pero es mucho para mí. Ni yo soy Foucault, ni Macri es el Ayatolá... ¿Ya les di el título?

P–¿Usted no está equivocadamente en una causa política?

R–No. Foucault apoyó la Revolución Islámica en nombre de la diversidad cultural hasta que le empezaron a fusilar a sus amigos y entendió que el respeto a la singularidad que se subleva implica que ella también respete las otras singularidades. Yo asumí hace años un espacio político, lo que me implicó aprender la profesión política. En función de lo del “Foucault de Macri”, sí aporto mi trayectoria vinculada al mundo de las ideas. Eso sí es algo distinto dentro del gabinete. Pero en estos años con Mauricio, siempre estuvimos de acuerdo en el proyecto educativo y la medida de desregular la Obsba me da la idea de que vamos por un muy buen camino.

P–¿La invervención de la Obsba fue la respuesta a los paros?

R–No, lo planteamos en la campaña electoral y estamos cumpliendo una promesa. En la campaña, Macri y yo mandamos una carta a los docentes en la que prometíamos la libre elección. Si no lo hacíamos, estaríamos traicionando la opinión popular mayoritaria. A nivel personal, me da muchísima alegría porque esto forma parte de un reclamo justo de los docentes.

P–¿Cómo va a ser su relación con los gremios docentes?

R–Venimos conversando con los gremios desde hace muchísimo tiempo. Hay una comisión salarial y una comisión de estatuto, que cuentan con representantes de los sindicatos. Esos son los canales.

P–¿Cuándo piensan convocar a la comisión salarial?

R–En febrero. Estamos esperando las definiciones de la paritaria nacional, que nos dará un contexto de negociación.

P–¿Tienen previsto un aumento a partir de marzo?

R–Forma parte de la paritaria nacional.

P–De los 20 mil contratos que van a revisar, ¿cuántos son de Educación?

R–Tenemos alrededor de tres mil agentes contratados, que en su mayoría son auxiliares de portería en las escuelas. La verdad es que necesitamos más, así que la idea sería hacer concursos para las nuevas escuelas.

P–¿Los despidos no se extenderían a Educación?

R–Acá no hubo despidos. Hubo no renovación de contrato. En principio, entiendo que en nuestro caso son personas que trabajan.
Ferranti, el estricto

P–¿El macrismo va a apoyar el proyecto de ley de educación de Olivera?

R–Creemos que la ley de educación debería salir este año, pero es una tarea del Legislativo. Es algo que le critiqué al gobierno nacional: el ministerio tiene tareas de gestión mucho más importantes. El proyecto de Olivera nos parece razonablemente bueno. Decidimos no presentar otro proyecto, sino trabajar con la ley Olivera y acordar todos los cambios que sean necesarios.

P–Concretamente, ¿están de acuerdo con la modificación del estatuto docente que plantea ese proyecto?

R–Durante el 2008, vamos a respetar el Estatuto. La ley Olivera plantea una readecuación del Estatuto a lo que surja de esa ley. Pensamos que el Estatuto hay que cumplirlo, cosa que hasta ahora no se ha hecho. Un artículo que no se cumple es el del examen psicofísico a los docentes.

P–Hubo muchas críticas por la reincorporación de Daniel Ferranti como director del Servicio de Reconocimientos Médicos. ¿Por qué se designa a una persona que fue cuestionada en su momento por disponer que volvieran a dar clases docentes que tenían serios problemas de salud?

R–El doctor Ferranti ocupó ese cargo cuando fueron jefe de Gobierno De la Rúa, Olivera e Ibarra, y cuando fue ministro de Educación Daniel Filmus. El nombramiento depende de Hacienda, pero entendemos que forma parte de un equipo y va a contribuir a mejorar las condiciones laborales de los docentes. Por ejemplo, al tener una obra social para los docentes que a partir de esta semana la van a tener, porque desregulamos la Obsba.

P–Volviendo a Ferranti, ¿hay una responsabilidad del Ministerio de Educación en designar a una persona que estuvo cuestionada?

R–Vamos a trabajar como un equipo, y en ese sentido es importante la estadística –que tendría que tener el Hospital Rawson y no la tiene– de enfermedades laborales docentes. Eso va a ser un buen instrumento.

P–En la campaña, se habló del abuso de las licencias por parte de los docentes. ¿Existen datos concretos?

R–No. En 1993, yo hice un estudio que demostraba que los docentes faltaban en promedio lo mismo que otros empleados de la ciudad semejantes. La verdad es que en ese momento no había evidencias del abuso del régimen de licencias. Catorce años después, seguimos sin evidencias, pero parece existir entre los papás una visión de que esto efectivamente ocurre.

P–No es sólo una imagen de los padres, Macri también suele recurrir en sus discursos a la idea del “docente faltador”...

R–No. La vez que lo escuché, Macri dijo que no da lo mismo un docente que va todos los días a uno que falta porque sí. Nadie puede estar en desacuerdo.

P–Pero no dice “No da lo mismo el policía que falta”.

R–...

P–Dispusieron la emergencia en infraestructura. ¿Qué cantidad de establecimientos están en una situación crítica?

R–Estamos terminando el relevamiento. En los datos de la gestión anterior, se habla de 550 establecimientos con problemas sobre 750, de los cuales 180 tenían problemas graves.

P–¿Lo van a poder resolver en estos dos meses de vacaciones?

R–No, obviamente en marzo no vamos a poder terminar. Sí esperamos que la gente pueda ver que se rompió el círculo vicioso de deterioro en el que estaba la educación pública. La emergencia es para todo el 2008.

P–¿Las obras van a continuar durante las clases?

R–Sí, estamos planificando para que no tenga perjuicio para los alumnos.

P–¿Ya hay un presupuesto aprobado para estas obras?

R–Sí, prácticamente triplicó la media histórica.

P–¿El manejo de los fondos puede dar lugar a cierta discrecionalidad?

R–Hubo un proceso de acuerdo de crear una comisión de preadjudicación del Poder Ejecutivo y una comisión de seguimiento de la Legislatura, con mayoría de la oposición. Esa comisión evalúa ex post, pero estoy mandando una carta ofreciéndoles a los legisladores un espacio físico para hacer el seguimiento mientras dure la licitación.

P–¿Por qué se eligió para manejar los recursos de educación a Andrés Ibarra, que proviene de Boca?

R–Boca es una asociación civil sin fines de lucro que tiene un componente social muy importante y un manejo político-institucional interno que tiene una complejidad semejante a la del Estado.

P–¿Es de tu confianza?

R–Es del equipo.

P–¿Es asimilable una institución deportiva a un sistema educativo?

R–Bueno... obviamente, no. Pero es una persona muy preparada, con mucha experiencia en gestión.

P–La Defensoría del Pueblo viene pidiendo la difusión de los subsidios a la educación privada, ¿se va a hacer?

R–Sí. Nadie tiene que esconder ningún número, ni del sector privado ni del estatal.

P–¿Se prevén modificaciones en los subsidios?

R–Hay ideas de consensuar con el sector privado algunos procedimientos de mejoramiento de la gestión en las escuelas privadas.

P–La Defensoría también plantea que las escuelas privadas debían justificar cuando se reservaran el derecho de admisión ¿Por qué el bloque macrista le votó en contra?

R–No sólo el macrismo, también la Coalición Cívica. Mi opinión es que no le da solución al problema. La intención es buena, pero hay que mejorar el mecanismo de derecho a la información que tienen las familias. Esto tanto para las privadas como para las estatales. Buscaremos una solución global que puede ser una ley o no.

P–¿Cómo encarará los conflictos en la relación entre los padres y el docente?

R–En la relación con la familia, vamos a bancar el “no” del docente, aun cuando no estemos de acuerdo. Un ejemplo: cuando en una escuela secundaria no dejaron entrar a las Madres de Plaza de Mayo, yo estuve en desacuerdo con esa decisión. Ahora, la forma de solucionar esa situación no es con una contraorden imponiendo, porque genera un proceso de desautorización. Lo que hay que hacer es dialogar.
 #90378  por Pandilla
 
Material extractado del Diario La Nacion, Seccion "Cartas de Lectores", Edicion del dia Jueves 03/01/2008.

Remoción
Señor Director:

"«Desafiar la autoridad del Tribunal de Alzada»; «desoír deliberadamente los criterios del superior»; «erigirse en crítico del superior». Con estos eufemismos se me destituyó de mi cargo de juez nacional y se puso fin a 33 años de carrera judicial.

"Sugestivamente, en 1991 y 1996, la Alzada del Fuero en lo Penal Económico diseñó idéntica causal de mal desempeño respecto del doctor Julio Cruciani. La Corte y el Congreso desestimaron esas aviesas denuncias al no configurarse causal alguna que diera lugar a la remoción de Cruciani.

"De otro lado, el cargo que, al menos en su enunciado, aparecía como más grave y referido a un inexistente cohecho, y con el cual se dio un golpe publicitario fenomenal en mi contra, quedó desestimado. Esto les costará a los contribuyentes mucho dinero, ya que la Argentina será declarada país transgresor en el marco de los tratados internacionales, al verse groseramente conculcadas las garantías de la inamovilidad (artículo 110 CN) y de la independencia judicial (artículos 114 y 115 CN).

"Este dislate montado por las instituciones contiene el absurdo de que mientras por un andarivel se me ha descalificado en mis aptitudes profesionales para el ejercicio de la magistratura, por otro (en el mismo Consejo de la Magistratura) obtuve una alta calificación dada por un jurado independiente.

"Dos sugerencias a la comunidad judicial argentina: 1°) no accionar, vía amparo judicial, contra el Consejo de la Magistratura en reclamo de la reinserción en una terna para ascender a camarista (posibilidad de que, por ello, se reciba una acusación unánime de «mal desempeño»); 2°) no investigar y convocar a indagatoria a una titular de cartera del PE por presunto contrabando agravado de material bélico (posibilidad de que se pida públicamente la remoción del magistrado)."

Guillermo Juan Tiscornia
Ex juez en lo Penal Económico
DNI 11.371.779
 #90439  por Pandilla
 
TEMAS DIVERSOS:

http://www.lanacion.com.ar/archivo/nota ... _id=976393 ( Tema: Trata de Mujeres ).
http://www.lanacion.com.ar/archivo/nota ... _id=976644 ( Nueva Pena: Trabajo Solidario ).
http://www.lanacion.com.ar/archivo/nota ... _id=976692 ( Hablan Mauricio y Gabriela ).

Saludos, :lol:
 #90774  por Pandilla
 
 #95100  por Pandilla
 
Miércoles 16 de enero de 2008
Los intelectuales del mundo y LA NACION

"La democracia es muy valiosa, pero se convirtió en prostituta"

Lo afirma el profesor iraní Hossein Nasr

ROMA.– “La democracia es algo muy valioso, pero, por desgracia, en nuestros días se ha convertido en una prostituta.” Con barba blanca y hablar pausado, Seyyed Hossein Nasr, uno de los máximos expertos en ciencia y espiritualidad islámica, tiene el aspecto de un apacible sabio oriental.

Sus palabras, sin embargo, son como lanzas. Este reconocido intelectual iraní que dirige el Instituto de Estudios Islámicos de la Universidad George Washington considera que la democracia se ha transformado en un eslogan. Dice que es democrático quien es bien visto por los poderosos (léase Estados Unidos) y antidemocrático quien no lo es.

Sostiene, además, que hoy, debido a intereses políticos, “se llama terroristas a aquellas personas que lo único que hacen es defender sus derechos”. Agudo, critica duramente la famosa teoría del choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, que considera “muy peligrosa”.

Nacido en Teherán en 1933, Seyyed Hossein Nasr, hijo de un médico de la familia real persa, se educó desde pequeño en Estados Unidos. Estudió matemática y física en el MIT, de Boston, e historia de la ciencia y de la filosofía en Harvard. Después de especializarse en ciencias islámicas, regresó a Irán, donde fue rector de la Facultad de Letras y de la Universidad de Teherán, y fue presidente de la Academia Iraní de Filosofía. En 1979, la revolución islámica de Khomeini lo forzó a emigrar a Estados Unidos.

Autor de más de cincuenta libros -publicados también en su país natal-, además de enseñar en Estados Unidos, Seyyed Hossein Nasr viaja por el mundo para enseñar y dar conferencias; fue uno de los 138 líderes musulmanes que les escribieron recientemente una carta al Papa y a los demás jefes de iglesias cristianas para proponer la instauración de un diálogo entre las dos religiones monoteístas.

P-Usted es uno de los mayores expertos en el Corán. ¿El libro sagrado de los musulmanes autoriza la jihad , la guerra santa?

R-Sí, pero depende de lo que entendamos por jihad . Significa esforzarse por seguir las enseñanzas de Alá. Además, siempre se utiliza en un sentido positivo, en el sentido de tratar de cumplir la voluntad de Alá, de exhortar a alguien a trascender sus propios intereses y ayudar a los demás.

P-Desde el 11 de septiembre de 2001, en muchas partes de Occidente los musulmanes son sistemáticamente asociados al terrorismo. ¿Cree que esa percepción está creciendo o disminuyendo?

R-Ni una cosa ni la otra. Lo que creo es que esa percepción está ayudando a muchos políticos occidentales a mantener a sus poblaciones sumidas en un estado de miedo. La ocupación de países musulmanes ha dado lugar a muchísimas más muertes que las que provocaron los atentados de Nueva York, Londres y Madrid. En segundo lugar, con frecuencia se llama terroristas a aquellas personas que lo único que hacen es defender sus derechos. Imagínese que alguien atacara Italia y los italianos trataran de contraatacar: según la definición actual, serían terroristas. Ese es el calificativo que se da a la gente del sur del Líbano, a los palestinos y a muchos otros grupos que no están atacando a ningún país, sino que se están limitando a protegerse. A los musulmanes que cometen actos terroristas en Cachemira, en Gaza o en otros lugares se los puede comprender desde el punto de vista psicológico. Pero desde el punto de vista religioso, esos ataques terroristas son inaceptables para la ley islámica.

P-Pero no parece que sea casualidad que se cometan esos atentados en nombre del islam y no de otras creencias religiosas, como el cristianismo

R-La respuesta es que el islam sigue siendo muy poderoso en el mundo musulmán. Cuando el cristianismo era fuerte en el mundo occidental, todo se hacía en su nombre. Cuando se conquistaba una ciudad o se lanzaba una cruzada, se hacía en nombre de Cristo. Numerosas masacres se cometieron en nombre del cristianismo. Cuando los conquistadores españoles, por ejemplo, mataron a miles y miles de indios sudamericanos, lo hicieron empuñando la cruz. El hecho de que Occidente ya no cometa ese tipo de matanzas en nombre de Cristo se debe a que el cristianismo se ha hecho muy débil, no a que la gente ya no esté interesada en matar. De hecho siguen matando, sólo que en nombre de otras cosas: nacionalismo, petróleo, economía Esos son los nuevos dioses de Occidente.

P-¿Qué piensa de la teoría de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones?

R-Me opongo totalmente y considero que es muy peligrosa. Lo positivo de Huntington es que asegura que existen diferentes civilizaciones y que no van a desaparecer. Por muchas hamburguesas que se vendan en Italia, los italianos no van a renunciar a su italianidad, y lo mismo se puede decir de las otras culturas.

P-¿Cree que el modelo occidental de democracia puede exportarse a los países islámicos?

R-Creo que el modelo occidental de democracia no se puede exportar a ningún lado, porque es algo que tiene que nacer del interior de la sociedad, como ocurrió en Occidente. Estados Unidos no exportó la democracia a Alemania tras el nazismo. Fue la sociedad alemana la que la abrazó, la que aceptó a Eisenhower y el nuevo orden político tras sufrir una dictadura despiadada y una tremenda derrota militar que causó la muerte de millones de alemanes. En la historia no hay un solo caso en el que la democracia haya sido exportada y aceptada.

P-¿Pero es compatible la democracia con el islam?

R-Depende de lo que entendamos por democracia. En la actualidad la palabra democracia se ha convertido en un eslogan: quien nos gusta es democrático y a quien no nos gusta lo tachamos de antidemocrático. El pueblo palestino, en elecciones libres supervisadas por la ONU, eligió a Hamas para que lo gobernara. Pero Occidente rechazó ese resultando y alegó que era antidemocrático. En Egipto, Mubarak gana las elecciones con el 99,9% de los votos y es obvio que no es democrático, pero dado que es pro norteamericano, nadie dice nada. La democracia es algo muy valioso, pero, por desgracia, en nuestros días se ha convertido en una prostituta. Lamento decirlo, pero es así. Si entendemos la democracia como la participación libre de la gente en su propia vida, creo que es algo que todos los seres humanos desean. No es que a los españoles y a los ingleses les guste y que los birmanos la odien. Eso es una estupidez. Pero para que las instituciones democráticas crezcan, deben hacerlo desde el interior de una sociedad.

P-¿Es necesario que un Estado sea secular para que pueda haber democracia?

R-No creo que sea necesario. El propio Alá ha permitido a los musulmanes gobernar muchos aspectos de sus vidas. Es verdad que la ley islámica prohíbe comer cerdo, pero no me parece que la democracia se base en poder comer cerdo o no. Los cristianos también tienen sus prohibiciones religiosas y, en teoría, no pueden cometer adulterio.

P-Pero la diferencia es que en los países de tradición cristiana el poder político y el poder religioso están separados

R-Los países islámicos no tienen por qué secularizarse para ser democráticos, a no ser que por democracia entendamos sólo el modelo occidental.

P-¿Cree posible una reconciliación entre Estados Unidos e Irán?

R-No hay ningún motivo por el que Irán y Estados Unidos deban tenerse animadversión. Irán no supone ningún peligro para Estados Unidos. Algunos consideran que Irán supone un peligro para sus intereses, no para los propios Estados Unidos, lo cual es muy diferente. Irán no es un país poderoso. Lo que no puedo entender, como iraní que lleva 30 años viviendo en Estados Unidos, es por qué Estados Unidos e Irán no se sientan y discuten sus problemas, como cuando el presidente Nixon lo hizo con China. Yo creo que desgraciadamente se debe a que también en este caso hay ciertos intereses en juego, sobre todo por parte del lobby israelí en Estados Unidos. Odio decir estas cosas y sé que me van a costar muchos ataques, pero creo que es así. Y, en segundo lugar, algunos de los ricos países petroleros tienen miedo de Irán, de su discurso. Pero, más allá de eso, no hay motivo en realidad para que Irán y Estados Unidos tengan malas relaciones. Todo cambiaría completamente si los dos países se sentaran juntos a discutir. No digo que se fuera a resolver el ciento por ciento de los problemas, pero la situación cambiaría. Así que recemos para que se imponga la sabiduría y no haya una guerra. La peor catástrofe sería un ataque de Estados Unidos a Irán. Creo que una acción así supondría el fin de Estados Unidos como superpotencia.

Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
 #99070  por Pandilla
 
Fuente: Diario La Nación, Edición del día Domingo 27 de enero de 2008

La entrevista
Francis Fukuyama: "Hay que cambiar la cultura política"

Autor de la tesis que dominó las discusiones intelectuales de los años 90, la del fin de la historia y las ideologías, Francis Fukuyama dice que "la Argentina sufrió el infortunio de tener a Menem", pero desconfía también de las actuales recetas económicas. Crítico del populismo de Hugo Chávez, dice sin embargo que su irrupción, como la de Evo Morales, forzará al resto de los gobernantes a resolver las inequidades en sus países para impedir que surjan otras figuras como ésas

WASHINGTON.- Francis Fukuyama (55) arquea las cejas y se tira para atrás en uno de los sofás azules de su oficina en la Universidad John Hopkins de esta capital. LA NACION acaba de preguntarle sobre la Argentina, y el hombre que en los año 90 anunció "el fin de la historia" y ahora estudia la realidad de América latina emite un breve suspiro. "La Argentina es tal tragedia ", dice, y calla por unos segundos.

Sus últimos textos -en particular los libros Estados Unidos en la encrucijada y La brecha entre América latina y Estados Unidos , y su artículo "Una revolución silenciosa", publicado en la revista Foreign Affairs - reflejan qué piensa sobre el hemisferio y el país, sobre los liderazgos argentinos tan "defectuosos" como sus instituciones, sobre sus problemas en los sistemas educativo, tributario y federal, y su "corrupción generalizada".

Concentra sus dardos en Carlos Menem y la oportunidad perdida en los 90, y reparte las culpas por el colapso de 2001 entre los argentinos, el gobierno de George W. Bush -en particular el "idiota" de su primer secretario del Tesoro, Paul O Neill-, y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero también lamenta los errores de los últimos años, bajo el mando férreo de los Kirchner.

"Esta suerte de políticas heterodoxas que impusieron -dice- terminarán llevando a otra crisis en el largo plazo. Quiero decir, después de Venezuela, la Argentina tiene la mayor tasa de inflación en América Latina porque se intenta resucitar los controles de precios y, como no se puede reducir la inflación, se cambia la oficina estadística (por el Indec) y se obtienen cifras distintas, aunque no se puede ocultar el hecho de que se intentaron estas políticas en el pasado y fracasaron", subraya.

P-¿Por qué se interesó por América latina si su foco de interés, en los años 80 y 90, fue muy distinto?

R-Fue casi por accidente. Ha sido la región a la que más he viajado en los últimos 15 años simplemente porque me siguen invitando. Así que tras viajar 30 o 40 veces desarrollé un interés por la política local y regional

P-Y se ganó algunos enemigos, como Hugo Chávez, por lo pronto

R-(Ríe). Sí, Chávez comenzó a atacarme incluso antes de asumir la presidencia. No lo conozco personalmente, pero puede decirse que mantenemos algún tipo de relación, aunque mi interés central por la región se enfoca en los distintos modelos de gobierno desde que América latina es la parte del mundo que tiene la mayor cantidad de democracias. Me interesa la salud y el desarrollo de esas democracias.

P-Al abordar esos modelos, concluye que Chávez es "un populista en el sentido clásico". Pero otros lo encuadran dentro del sentido "latinoamericano" del concepto

R-(Carcajadas) Es que en un sentido, el populismo latinoamericano define al populismo en su sentido amplio. Quiero decir que está comprometido con una forma de hacer política que no es mala en sí misma, como la redistribución de los recursos a los desposeídos, pero lo hace de un modo que sólo es sostenible en el tiempo gracias al precio del petróleo. Sin esa condición, su sistema colapsaría. Pero lo que me interesó más en estos años son otros modelos de afrontar las inequidades fundamentales que perduran en América latina, con medidas que son más sostenibles.

P-En esa línea, usted ha señalado que "las sociedades oligárquicas son capaces de alcanzar altas tasas de crecimiento por un período de tiempo, pero la permanencia de las inequidades en la distribución de la riqueza llevan a la inestabilidad política y al populismo, que a su vez socavan el crecimiento". ¿Cómo se rompe ese círculo vicioso?

R-Aplicando las políticas que comienzan a resolver la inequidad social. Eso es algo que en el corto plazo puede empujarse con la redistribución del ingreso, pero que en el largo plazo sólo se logra a través de la educación, de la provisión de beneficios sociales. Esto sí que es compatible con el crecimiento económico, y es algo que en México, Brasil y otros países de América latina con políticas macroeconómicas sensatas han comenzado a reconocer: sólo con la redistribución y el crecimiento no se obtiene la fórmula correcta. En el fondo, es un problema puramente político. Le daré un ejemplo: según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, antes de los impuestos, el nivel medio de equidad en América latina no es muy diferente del de Europa o del de Estados Unidos. Pero después de los impuestos, la inequidad aumenta enormemente porque en Europa, y en Estados Unidos hasta cierto punto, el sistema redistribuye recursos de los relativamente ricos a los relativamente pobres. Pero en América latina la redistribución opera a la inversa. Esto, a su vez, denota buenas y malas noticias. Lo bueno es que la inequidad en la región no deriva de causas culturales, de tradiciones o de la religión. Lo malo es, claro está, que es un problema profundamente político.

P-Eso me lleva a otro comentario suyo: "A menudo, el problema viene de políticos que quieren usar el dinero público para mantener sus redes clientelistas que son críticas para su supervivencia política". ¿Es posible que quienes encarnan un sistema basado en el patronazgo permitan o incluso alienten una reforma que causaría su extinción?

R-No hay una fórmula sencilla. Siempre está la tentación, tanto en la izquierda como en la derecha, de apelar a una suerte de "bala de plata". Para la izquierda, apelando a una "revolución", o a algo como el chavismo, algo radical que reformule todo el sistema político, concentre el poder y prometa solucionar los problemas de una vez y para siempre. La historia de esos intentos ha resultado desastrosa en América latina. Y desde la derecha se apela a la opción "tecnocrática", con la ilusión de que, si se emplea al grupo correcto de expertos y economistas, se resolverán esos problemas. Pero tampoco funciona. Se requiere liderazgo, el uso de las herramientas disponibles en una sociedad democrática y la construcción de una coalición política por un largo período de tiempo. El primero que se me ocurre es Fernando Henrique Cardoso, un político democrático que heredó un país con problemas económicos muy serios y que tenía una agenda razonable de reformas. Pero es algo difícil, nada "sexy", y nada que atraiga los titulares como Chávez lo hace.

P-Mencionó a México, Brasil, Chávez, ¿qué ocurre con la Argentina?

R-(Arquea las cejas, suspira). La Argentina es tal tragedia (calla) mire (señala una foto colgada a sus espaldas: él con Menem en la Casa Rosada): es de mi primera visita a la Argentina, durante el primer mandato de Menem, cuando la situación parecía promisoria Las causas de la crisis de 2001 fueron extraordinariamente complejas. Todos tuvieron una cuota de responsabilidad. La política exterior norteamericana no fue buena; las condiciones externas, como el valor del dólar, tampoco lo fueron; y se cometieron errores tanto en el FMI como en la élite política argentina. El resultado fue la devastadora crisis económica que socavó la fe en la globalización.

P-Muestra cierto conocimiento de la realidad argentina. ¿Es algo común entre los académicos y funcionarios en Washington?

R-En realidad, los que más han seguido la evolución argentina son los analistas en Wall Street y, de hecho, creo que Estados Unidos actuó mejor durante la administración Clinton, cuando Larry Summers y Robert Rubin (secretarios del Tesoro) estuvieron a cargo de la política económica. Ellos seguían de cerca lo que pasaba en países como la Argentina. Pero cuando asumió Bush, por algún motivo se mantuvo lejos

P-Y nombró a Paul O´Neill

R-Sí, tuvimos a un idiota como O´Neill probablemente no debería decir que es un idiota, ¿no? (carcajadas) pero es que él básicamente no podía distinguir la Argentina de Guatemala. Fue una elección horrenda como secretario del Tesoro. Creo que quienes seguían las políticas exterior y de seguridad no prestaron atención a la Argentina porque no causaba problemas para Estados Unidos, mientras que la comunidad financiera tenía una idea más acabada de lo que pasaba.

P-En La brecha entre América Latina y Estados Unidos señala problemas pendientes en la Argentina, como el sistema educativo, la "terrible" composición del gasto social y la "excesiva regulación del mercado laboral". ¿Cuánto puede demorar una reforma tan profunda?

R-Es una cuestión de 10, 15 años. Lo importante es concentrarse en cambiar la cultura política. En La brecha hay un capítulo escrito por Botana [Natalio, "La ciudadanía fiscal. Aspectos políticos e históricos"] que se centra en el sistema tributario argentino. Realmente me gustó. Expone que el contrato social básico que subyace en la idea de la "tributación legítima" -cuando la gente está dispuesta a pagar impuestos porque confía en que el dinero se gastará en usos públicos- se ha quebrado hace mucho tiempo en la Argentina.

P-Los argentinos suelen plantearse "por qué voy a pagar impuestos si se van a robar el dinero"

R-¡Exacto, exacto! Resolver ese problema es clave en muchos sentidos para la modernización de la Argentina. ¿Cómo hacerlo? Es complicado, pero los políticos primero deberían darse cuenta de que es un problema esencial, trazar una idea de cómo resolverlo y cosechar el consenso político suficiente para remediarlo. Por supuesto que no ocurrirá de la noche a la mañana y requerirá mucha suerte. De hecho, Brasil tuvo la suerte de tener a Cardoso y la Argentina tuvo el infortunio de tener a Menem en los 90. Pero lo importante es no perder la fe en las posibilidades de las instituciones democráticas para progresar. Y, de hecho, no estoy descontento con la irrupción de figuras como Chávez o Morales [Evo] porque en cierto sentido eso forzó al resto de los gobernantes de América latina a pensar cómo afrontar las inequidades en sus países para impedir que surjan otros como ellos.

Por Hugo Alconada Mon

El perfil

Ideas polémicas

Nació en 1952, en Chicago. Politicólogo graduado en Harvard, publicó en 1992 El fin de la Historia y el último hombre , que aún hoy despierta controversias con su teoría de que la historia como lucha entre ideologías ha concluido.

Política

Junto con Dick Cheney, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz, entre otros, firmó en 1998 una carta dirigida a Bill Clinton pidiendo el derrocamiento de Saddam Hussein. En 2006, denunció que el neoconservadurismo "ha evolucionado hacia algo que ya no puedo apoyar"
 #99181  por Pandilla
 
Una idea de patria (sin retórica),
Claudio Magris 1

Durante las guerras napoleónicas, un archiduque y general austríaco exhortó a los soldados en una proclama a combatir por la patria. La corte imperial censuró esa proclama por considerarla subversiva. La patria era un peligroso concepto revolucionario acuñado por Francia: los soldados austríacos tenían que luchar por la casa de Habsburgo, por su señor. La patria presupone ciudadanos, no súbditos o siervos. La bandera tricolor italiana deriva, por lo menos en parte, de la Revolución Francesa, de sus tres grandes palabras: “Libertad, igualdad y fraternidad”.
La carga libertaria de la idea de patria y de nación desplegada por la Revolución Francesa fue bastante pronto pervertida, empezando por la propia Francia revolucionaria, que, proclamando su universalidad, pretendió ser la encarnación de ésta. El amor a la patria degeneró rápidamente en la agresiva negación de la patria de los demás: a menudo, el principio de nacionalidad se segregó de los movimientos liberales a los que estaba inicialmente unido y cayó en el nacionalismo, que inflamó a las masas y desencadenó violencia (una violencia que en nuestros días renace con una imbecilidad criminal) y favoreció la movilización totalitaria de pueblos y de regímenes dictatoriales.
Manipulado o vilipendiado, ridiculizado involuntariamente por la retórica patriotera o escarnecido con petulancia ideológica, el justo sentido de patria se ve amenazado por su vil caricatura nacionalista y por la infantil regresión que caracteriza sus presuntas raíces étnicas, por el micronacionalismo pueblerino, incapaz de mirar al país vecino y al mundo. La correcta idea de nación tiene aliento universal, es la idea de peculiaridad en la que se materializa, como en muchas otras, la humanidad. Herder, el gran escritor iluminista y prerromántico alemán, veía a la humanidad como un gran árbol del que las naciones son las ramas, las hojas, las flores y los frutos, cada uno con su necesaria y fecunda diversidad, pero necesario también para los otros, como las voces individuales de un coro bien entonado.
La particularidad –escribió Predrag Matvejevic oponiéndose al delirio del nacionalismo étnico– no llega a ser un valor, es la premisa del valor que se manifiesta en la superación de toda inmediatez y todo fetichismo idólatra de la identidad. La Italia de Mazzini es una patria, el amor por la cual es inseparable del amor por Europa y por la humanidad. El nacionalismo y el municipalismo son igualmente antipatrióticos porque ambos son particularismos, ariscamente encerrados en sí mismos y obtusos, incapaces de pensar y sentir con amplitud de miras, en términos universales.
El auténtico patriotismo sabe trascenderse: Milosz, el gran poeta polaco, recuerda el deber de defender la propia nación cuando se ve amenazada, pero también de impedir que este valor se vuelva absoluto y dominante, y haga olvidar otros valores más altos, humanos y universales. También la familia es un valor si, en su pequeño círculo, le revela al individuo el sentido grande del destino común de los hombres. Pero si, en cambio, se encierra en una prolija y envidiosa pequeñez egoísta, ya no es más la cuna sino la represión del hombre universal, una venda imposible de sacarse, que impide crecer y amar.
Esto mismo es válido para la nación: el nacionalismo es un coercitivo chaleco de fuerza, neurótico, agresivo y suicida. El fascismo fue un corsé parecido, sofocante y maligno. No fue casualidad que el patriotismo republicano, mazziniano, haya estado en primera línea en la lucha antifascista. Es todo un símbolo que el oponente del fascismo en Trieste, en las últimas elecciones de 1925, haya sido el republicano Cipriano Fachinetti, voluntario y mutilado de la Gran Guerra.
La nacionalidad es cultura, no biología. Los últimos grandes defensores del Imperio Romano fueron bárbaros como Aecio y Estilicón, que llegaron a ser más romanos que los pusilánimes emperadores. Cuando nos preguntamos por nuestros propios orígenes, la identidad se resquebraja en una pluralidad de elementos heterogéneos. Se trata de un proceso que sucede en todas partes pero que se evidencia con especial intensidad en los territorios de frontera, en los que tantos patriotas descubren que también pertenecen a otras nacionalidades, incluso quizás a aquella con la cual la de ellos se encuentra en conflicto en ese momento.

Los pueblos no son eternos
Si no se tiene miedo de la propia complejidad y no se trata de sofocar histéricamente este miedo (como hace el nacionalismo al inventar una mítica homogeneidad), se descubre que también se es del otro lado de la frontera. Marisa Madieri cuenta la historia del éxodo de Fiume al final de la Segunda Guerra Mundial, incluso las vejaciones sufridas en aquel momento por los eslavos, que se vengaban con violencia indiscriminada de la violencia recibida de los fascistas, y descubre las raíces también eslavas y húngaras de su familia. Descubre que ella también forma parte de ese mundo que la amenazaba. Los personajes de Tomizza llegan a sentirse italianos entre los eslavos y eslavos entre los italianos.
Este reconocimiento de la pertenencia-no pertenencia, estudiado por Arduino Agnelli a propósito de la narrativa de Vegliani, no tiene que ver con el parentesco étnico, sino con la afinidad con una cultura y con un estilo de vida. El descubrimiento de una identidad propia plural no vulnera sino que enriquece el sentido de pertenencia a la cultura o a la nación de la cual formamos parte, le da un matiz adicional. La nación, la patria, la identidad no son ídolos inmutables: nacen, viven y se transforman a lo largo del tiempo. Los pueblos no son eternos, como proclamaba Stalin: son pasajeros, como los bosques y los dioses.
Las patrias mueren y renacen. En 1943 murió una Italia y nació otra, heredera de toda su historia. Hoy los Estados nacionales, incluso Italia, están destinados, a pesar de las muchas dificultades y resistencias, a integrarse en una patria más grande: Europa, una Europa federal, descentralizada, custodia de las peculiaridades singulares, pero unida. Se trata de un proceso trabajoso pero liberatorio, que no anula sino que potencia el patriotismo auténtico: el federalismo, opuesto a todo secesionismo rencoroso, nace para unir las partes existentes, no para disgregarlas.

El horizonte del mundo
Escribiendo en veneciano, el gran Noventa demuestra tener sus raíces en ese dialecto y en esa tierra, pero habla de un amor por Italia opuesto al acné juvenil de las patrias chicas, que quiere encerrarse en su propia y estrecha inmediatez y levantarles en la cara el puente levadizo incluso a quienes viven enfrente. Este rencor se origina por el miedo de verse anulados por las grandes transformaciones del mundo, y este miedo no debe ser ignorado ni ridiculizado, sino comprendido para poder desactivarlo. Algo parecido ocurrió en la Grecia del siglo V antes de Cristo, cuando el nacimiento de la polis, la ciudad Estado, y el debilitamiento de los grupos sociales más pequeños, las familias o clanes, provocó una crisis a la que la civilización respondió con la tragedia griega, con las historias de los Atridas o de Antígona. Pero Orestes, al final, es liberado de las Furias de la sangre.
Dante decía que a fuerza de beber el agua del Arno había aprendido a amar mucho a Florencia, pero agregaba que nuestra patria es el mundo, como el mar para los peces. Esas dos aguas, el río local y el océano universal, se integran recíprocamente: la patria es este vínculo entre la particularidad del lugar de nacimiento y el horizonte del mundo. Noventa escribe sus grandes poesías en dialecto, ciertamente no por rechazo al italiano, sino porque ese dialecto, en ese momento preciso, es su modo de ser espontáneo. Las autoridades locales que usan artificiosamente el dialecto como forma de reacción, para molestar a la bandera tricolor, ultrajan, no a la tricolor sino al dialecto, degradado groseramente por un folclorismo agresivo.
La patria no se identifica necesariamente con una nación. Han existido y existen Estados plurinacionales que garantizan la diversidad en la que los individuos y las distintas comunidades se reconocen y encuentran un hogar habitable, una realidad en la que se sienten en casa y en el mundo. El idioma alemán contrapone al agresivo Vaterland el Heimat, la patria entendida como la casa natal, esa casa natal –decía el imaginativo marxista Ernst Bloch– en la que nadie ha estado realmente todavía, porque la verdadera patria, la verdadera casa natal, es un mundo liberado de la injusticia y de la opresión, que todavía no existe.
La patria no es una empresa. Como una familia, debe ser administrada con sabia atención para el bien de todos, pero su sentido y su finalidad no son los de una empresa. Decir “la empresa Italia” es como identificar el amor con un ejercicio gimnástico; es una gaffe que, por suerte para quien la comete, se deja pasar porque, como también decía Noventa, la povara Italia xè tanto distrata, “la pobre Italia es muy distraída”. Slataper, los hermanos Cervi o los caídos de Malga Porzús no murieron por una empresa. Murieron por Italia. Quizás habría que decir, mirando a nuestro alrededor, por una Italia civilizada que, como decía Marin, “es sólo una exigencia nuestra”.

1 Claudio Magris nació en Trieste (Italia) en 1939. Escritor y ensayista, es profesor de Literatura Germánica en la Universidad de Trieste. En 2004 obtuvo el premio Príncipe de Asturias, en la categoría Letras.

(LA NACIÓN, miércoles 26 de junio de 2002).
 #99183  por Pandilla
 
La presencia globalizada del mal

Por Amos Oz, escritor israelí. Su último libro aquí publicado es No digas noche

Así como es inmensamente difícil definir la verdad, aunque muy fácil olfatear una mentira, a veces puede resultar arduo definir el bien, pero el mal tiene su olor inconfundible: todo niño sabe lo que es el dolor. Por consiguiente, cada vez que deliberadamente inflingimos dolor a otro, sabemos qué estamos haciendo. Estamos haciendo mal. Desde el Libro de Job en adelante, y hasta no hace mucho, Satanás, el hombre y Dios vivían en la misma casa. Los tres parecían conocer la diferencia entre el bien y el mal. Dios, el hombre y el diablo sabían que el mal era malo y que el bien era bueno. Dios comandaba una opción. Satanás trataba de inducir la otra. Dios y Satanás jugaban en el mismo tablero de ajedrez. El hombre era su pieza. Así de simple.
Pero la era moderna borró esa clara distinción que la humanidad hizo desde su temprana infancia. En algún momento durante el siglo xix, un nuevo pensamiento ingresó en la cultura occidental que barrió a un lado el mal, es más, negó su existencia. A esa innovación intelectual se la llamó ciencia social. Para los nuevos, confiados, exquisitamente racionales, optimistas, completamente científicos profesionales de la psicología, la sociología, la antropología y la economía, el mal no era un tema. Pensándolo bien, tampoco lo era el bien. Hasta el día de hoy, algunos científicos sociales, sencillamente, no hablaban del bien y el mal.
Para ellos, todas las acciones y todos lo motivos humanos derivan de las circunstancias, que con frecuencia están más allá del control personal. Somos controlados por nuestro medio social. Desde hace alrededor de 100 años vienen diciéndonos que somos motivados exclusivamente por el interés personal, que somos meros productos de nuestras culturas étnicas, que no somos más que marionetas de nuestro subconsciente.
Las ciencias sociales modernas fueron el primer intento importante de sacar al bien y al mal del escenario humano. Por primera vez en su larga historia, el bien y el mal fueron anulados por la idea de que las circunstancias siempre son responsables de las decisiones humanas, las acciones humanas y especialmente el sufrimiento humano. La culpa la tiene la sociedad. La culpa la tiene una infancia dolorosa. La culpa la tiene lo político. El colonialismo. El imperialismo. El Sionismo. La globalización.
Fue así como empezó el campeonato mundial de la victimización. Por primera vez desde el Libro de Job, el diablo se quedó sin trabajo. Ya no pudo seguir su viejo juego con las mentes humanas. Satanás fue despedido. Esto era la edad moderna.
Bueno, tal vez los tiempos estén cambiando nuevamente. Habrán echado a Satanás, pero él no se quedó sin hacer nada. El siglo xx fue el peor teatro de mal a sangre fría en la historia de la humanidad. Las ciencias sociales no predijeron, ni vieron o captaron siquiera este mal moderno altamente tecnologizado. Este mal del siglo xx se disfrazó a menudo de reforma mundial, de idealismo, de proyecto para reeducar a las masas o “abrirles los ojos”. El totalitarismo fue presentado como una redención secular para algunos a expensas de millones de vidas.
Hoy, habiendo salido del mal del régimen totalitario, sentimos un enorme respeto por las culturas. Por las diversidades. Por el pluralismo. Conozco algunas personas que están dispuestas a matar a quien no sea pluralista.
Satanás, al parecer, volvió a ser contratado para trabajar, esta vez por el posmodernismo. Y ahora su tarea raya en el kitsch: un grupo pequeño y secreto de “fuerzas oscuras” siempre es culpable de todo, desde la pobreza y la discriminación, la guerra y el calentamiento global hasta el 11 de septiembre y el tsunami. La gente común siempre es inocente. Las minorías nunca tienen la culpa. Las víctimas son, por definición, moralmente puras. ¿Se han dado cuenta de que hoy, el diablo nunca parece invadir a ninguna persona individual? Ya no tenemos Faustos. Según el discurso de moda en este momento, el mal es un conglomerado. Los sistemas son el mal. Los gobiernos son malos. Instituciones sin rostro manejan el mundo para su propio y siniestro beneficio. Satanás ya no está en los detalles. Los hombres y las mujeres individuales no pueden ser “malos”, en el antiguo sentido del Libro de Job, o de Macbeth, de Yago o Fausto. Usted y yo siempre somos buena gente. El diablo siempre es el establishment. Esto es, para mí, kitsch ético.
En el mundo hay personas buenas ciertamente. En el mundo hay personas malas. El mal no siempre puede ser repelido por conjuro, por manifestaciones, por análisis sociales o por el psicoanálisis. A veces, en última instancia, hay que enfrentarlo con la fuerza. En mi opinión, el mal supremo en el mundo no es la guerra mismo, sino la agresión. La agresión es la “la madre de todas las guerras”. Y a veces la agresión debe ser repelida por la fuerza de las armas para que triunfe la paz.
El Fausto de Goethe nos recuerda para siempre que el diablo es personal, no impersonal. Que el diablo pone a cada individuo a prueba, una prueba que cada uno de nosotros pueda aprobar o reprobar. Que el mal es tentador y seductor. Que la agresión tiene un apoyo potencial dentro de cada uno de nosotros.
El bien y el mal personales no son propiedades de ninguna religión. No son necesariamente términos religiosos. La elección de infligir dolor o no inflingirlo, de mirarlo a los ojos o hacer la vista gorda, de involucrarse personalmente para sanar el dolor, como un abnegado médico de campo, o conformarse con organizar manifestaciones airadas y firmar peticiones al por mayor, a ese espectro de elección nos enfrentamos todos varias veces al día.
Por supuesto, a veces podemos actuar mal. Pero aun cuando actuamos mal sabemos qué estamos haciendo. Sabemos la diferencia entre el bien y el mal, entre infligir dolor y sanar, entre Goethe y Goebbels. Entre Heine y Heydrich. Entre Weimar y Buchenwald. Entre responsabilidad individual y kitsch colectivo.

© Los Ángeles Time y Clarín, 2005.
Traducción de Cristina Sardoy.
El artículo es parte de su discurso al recibir el Premio Goethe el mes pasado.
Revista Ñ, N.º 112, sábado 19 de noviembre de 2005, pág. 16.
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