La semilla de una masacre
El cine ha abordado en no pocas oportunidades un tema particularmente espinoso: las matanzas que sin causa aparente han protagonizado jóvenes norteamericanos de vida desahogada en sus campus estudiantiles. Basten dos ejemplos relativamente recientes: el documental Bowling for Columbine , de Michael Moore (2002), y Elephant , de Gus Van Sant (2003). Ambos films, premiados en Cannes, apuntaban a exponer y analizar esos atroces hechos, desde distintos ángulos, en busca de un porqué. Tenemos que hablar de Kevin -que también compitió en la última edición del mismo certamen y cuyo estreno anuncia Alfa Films para pasado mañana- no se detiene a recrear en una ficción este tipo de actos monstruosos: se pregunta por la semilla de la masacre, por el terreno donde germinó. ¿Quiénes son los padres del "monstruo", cómo han vivido la tragedia y hasta qué punto se sienten comprometidos con ella?
El original acercamiento al tema no fue una ocurrencia de la directora del film, la escocesa Lynne Ramsay, sino de la periodista y escritora norteamericana Lionel Shriver, que investigó acerca de varios casos para la novela We Need To Talk About Kevin , que publicó en 2003, se convirtió en best seller , suscitó abundantes polémicas por sus provocativos planteos en torno de la maternidad y ahora llega a la pantalla en una adaptación que firman la propia realizadora y su marido, Rory Kinnear. Como en el libro, el film cuenta la historia del joven asesino, según la mirada de su madre, personaje que le dio a Tilda Swinton el European Film Award a la mejor actriz de 2011, entre muchos otros premios y nominaciones. John C. Reilly es el permisivo padre, y Ezra Miller, el hijo adolescente (otros dos actores lo interpretan en los años de la infancia).
Dificultades
No habrán sido pocas las dificultades de los adaptadores, no sólo por el volumen del original, sino porque además se trata de una novela epistolar, compuesta por las cartas que la madre del múltiple homicida envía al padre ausente. Ramsay, de quien hemos visto Ratcatcher (1999) y El viaje de Morvern Callar (2002), alteró la estructura del relato que va y viene entre la realidad actual y los fragmentos de recuerdos que la protagonista evoca en su propósito de reconstruir la difícil relación que tuvo con su hijo desde su nacimiento o aun antes. "Sabía que tenía que hacerlo a mi manera -ha dicho- y de ninguna manera quería recurrir al relato en off . Es un libro muy denso."
También ha dicho que desde el día de 2005 en que aceptó la propuesta de BBC Films para adaptar el libro pensó que acababa de decretar el fin de su carrera como directora. A las dificultades de abordar un libro tan polémico, que se atreve con ciertas ideas en torno de la maternidad (que las madres aman a sus hijos no importa que clase de personas resulten ser, por ejemplo), se sumarían después limitaciones impuestas por la realidad: "Empecé a filmar a comienzos de 2010 en medio de la recesión de la economía europea, con la sensación de estar crucificada ya desde la largada -confesó en Cannes-; tuve que filmar cada toma con un máximo de precisión para no excederme en los gastos y alcanzar a decir todo lo que quería decir sin ser infiel al original de Shriver". No por eso eludió riesgos, como puede comprobarse en la llamativa secuencia inicial filmada durante el festival de la Tomatina y con una Tilda Swinton que aparece sostenida en lo alto por la roja multitud apretujada en una suerte de pogo .
En una compleja red de flashbacks -la realizadora ha reconocido, en este sentido, el invalorable aporte de su montajista, Joe Bini, habitual colaborador de Werner Herzog-, la protagonista, dividida entre su deseo de libertad y la exigencia autoimpuesta de ser una madre feliz y perfecta, deja ver cuánto le ha costado desde el principio establecer un vínculo afectivo con Kevin. Ya de bebe, el chico la atormentaba con sus gritos y llantos constantes (ella era capaz de detener el cochecito del niño junto a una obra en construcción en busca de un ruido que los tapara). En todo momento, Kevin se mostraba hostil, agresivo o indiferente, ya rehusándose a jugar con ella, ya negándose a hablar o haciendo travesuras que poco tenían de inocente. Mientras que con el padre, embelesado por su pequeño heredero al que todo le concedía, todo parecía armónico, la relación madre-hijo se tornaba una sorda guerra que se prolongó hasta el día en que, a punto de cumplir 16 años, el muchacho protagonizó la atroz matanza. "Es un film de horror psicológico y utiliza elementos del género -ha dicho la realizadora escocesa-; o más bien una película de monstruos en la que es difícil establecer quién es el monstruo: el hijo o la madre."
Eva repasa todas esas vivencias con Kevin y reflexiona sobre si en la transformación de su hijo en un asesino a ella también le cabe una parte de responsabilidad. "Es también una lucha contra sí misma", había puntualizado la autora del libro, que deliberadamente dejó en manos de los lectores el debate sobre si el joven ha nacido así o su personalidad es fruto de la educación. Lo mismo -se anticipa- ha hecho Ramsay, a quien le interesó especialmente explorar la psiquis de una mujer abrumada por la culpa..
http://www.lanacion.com.ar/1461741-la-s ... na-masacre
El cine ha abordado en no pocas oportunidades un tema particularmente espinoso: las matanzas que sin causa aparente han protagonizado jóvenes norteamericanos de vida desahogada en sus campus estudiantiles. Basten dos ejemplos relativamente recientes: el documental Bowling for Columbine , de Michael Moore (2002), y Elephant , de Gus Van Sant (2003). Ambos films, premiados en Cannes, apuntaban a exponer y analizar esos atroces hechos, desde distintos ángulos, en busca de un porqué. Tenemos que hablar de Kevin -que también compitió en la última edición del mismo certamen y cuyo estreno anuncia Alfa Films para pasado mañana- no se detiene a recrear en una ficción este tipo de actos monstruosos: se pregunta por la semilla de la masacre, por el terreno donde germinó. ¿Quiénes son los padres del "monstruo", cómo han vivido la tragedia y hasta qué punto se sienten comprometidos con ella?
El original acercamiento al tema no fue una ocurrencia de la directora del film, la escocesa Lynne Ramsay, sino de la periodista y escritora norteamericana Lionel Shriver, que investigó acerca de varios casos para la novela We Need To Talk About Kevin , que publicó en 2003, se convirtió en best seller , suscitó abundantes polémicas por sus provocativos planteos en torno de la maternidad y ahora llega a la pantalla en una adaptación que firman la propia realizadora y su marido, Rory Kinnear. Como en el libro, el film cuenta la historia del joven asesino, según la mirada de su madre, personaje que le dio a Tilda Swinton el European Film Award a la mejor actriz de 2011, entre muchos otros premios y nominaciones. John C. Reilly es el permisivo padre, y Ezra Miller, el hijo adolescente (otros dos actores lo interpretan en los años de la infancia).
Dificultades
No habrán sido pocas las dificultades de los adaptadores, no sólo por el volumen del original, sino porque además se trata de una novela epistolar, compuesta por las cartas que la madre del múltiple homicida envía al padre ausente. Ramsay, de quien hemos visto Ratcatcher (1999) y El viaje de Morvern Callar (2002), alteró la estructura del relato que va y viene entre la realidad actual y los fragmentos de recuerdos que la protagonista evoca en su propósito de reconstruir la difícil relación que tuvo con su hijo desde su nacimiento o aun antes. "Sabía que tenía que hacerlo a mi manera -ha dicho- y de ninguna manera quería recurrir al relato en off . Es un libro muy denso."
También ha dicho que desde el día de 2005 en que aceptó la propuesta de BBC Films para adaptar el libro pensó que acababa de decretar el fin de su carrera como directora. A las dificultades de abordar un libro tan polémico, que se atreve con ciertas ideas en torno de la maternidad (que las madres aman a sus hijos no importa que clase de personas resulten ser, por ejemplo), se sumarían después limitaciones impuestas por la realidad: "Empecé a filmar a comienzos de 2010 en medio de la recesión de la economía europea, con la sensación de estar crucificada ya desde la largada -confesó en Cannes-; tuve que filmar cada toma con un máximo de precisión para no excederme en los gastos y alcanzar a decir todo lo que quería decir sin ser infiel al original de Shriver". No por eso eludió riesgos, como puede comprobarse en la llamativa secuencia inicial filmada durante el festival de la Tomatina y con una Tilda Swinton que aparece sostenida en lo alto por la roja multitud apretujada en una suerte de pogo .
En una compleja red de flashbacks -la realizadora ha reconocido, en este sentido, el invalorable aporte de su montajista, Joe Bini, habitual colaborador de Werner Herzog-, la protagonista, dividida entre su deseo de libertad y la exigencia autoimpuesta de ser una madre feliz y perfecta, deja ver cuánto le ha costado desde el principio establecer un vínculo afectivo con Kevin. Ya de bebe, el chico la atormentaba con sus gritos y llantos constantes (ella era capaz de detener el cochecito del niño junto a una obra en construcción en busca de un ruido que los tapara). En todo momento, Kevin se mostraba hostil, agresivo o indiferente, ya rehusándose a jugar con ella, ya negándose a hablar o haciendo travesuras que poco tenían de inocente. Mientras que con el padre, embelesado por su pequeño heredero al que todo le concedía, todo parecía armónico, la relación madre-hijo se tornaba una sorda guerra que se prolongó hasta el día en que, a punto de cumplir 16 años, el muchacho protagonizó la atroz matanza. "Es un film de horror psicológico y utiliza elementos del género -ha dicho la realizadora escocesa-; o más bien una película de monstruos en la que es difícil establecer quién es el monstruo: el hijo o la madre."
Eva repasa todas esas vivencias con Kevin y reflexiona sobre si en la transformación de su hijo en un asesino a ella también le cabe una parte de responsabilidad. "Es también una lucha contra sí misma", había puntualizado la autora del libro, que deliberadamente dejó en manos de los lectores el debate sobre si el joven ha nacido así o su personalidad es fruto de la educación. Lo mismo -se anticipa- ha hecho Ramsay, a quien le interesó especialmente explorar la psiquis de una mujer abrumada por la culpa..
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