Bueno, no es que mi familia sea “rara”, pero me parece que la historia de mis abuelos, paternos y maternos, es interesante.
Mi abuelo materno, don Slaimen, vino desde Siria siendo adolescente, corrido por la miseria y la llegada de la guerra mundial. Tenía tan solo quince años.
Su padre le dijo,
“cuando llegues a Buenos Aires, te van a estar esperando unos paisanos”. Se subió al barco, y fue la última vez que vio a su familia. Todos ellos murieron en la guerra.
Quince años y arriba de un barco, sin saber nada de español. Una vez en Buenos Aires, recorrió todo, o casi todo, el país, trabajando en lo que sea. Cosecha en el norte, en el sur, en el oeste, vendedor de
“beines y beinetas” 
, con su valija, caminando de aquí para allá.
Luego tuvo su negocio. Pasados los treinta, decidió que era hora de casarse, pero quería una esposa siria. Entonces viajó hacia el Oriente para buscar pareja. Allí conoció a mi abuela, de quince años, y se enamoró.
Pero primero tuvo que demostrar a sus suegros que era una persona solvente. Y previa entrega de alhajas, oro, y algún dinero, consiguió la aceptación. Vivió un tiempo en Siria sin trabajar, con el dinero que había llevado desde aquí, pero como no había trabajo, ni futuro allí, decidió volver a la Argentina. Mi madre, con un año de edad, los acompañó en el viaje.
Mi abuela tampoco volvió a ver a sus familiares. Recordó toda su vida la sirena del barco al partir y el pañuelo de su padre, que lo agitaba despidiéndola para siempre, desde el muelle.
Mi abuelo paterno, por su parte, era libanes. Había matado, según dicen, a un musulmán, por haberle robado el camello. Como la policía lo estaba buscando, su padre le aconsejó irse del Líbano. Así llegó a Buenos Aires, a uno de esos conventillos de Palermo viejo.
El caso es que no existe partida de nacimiento de mi abuelo; ni tampoco se sabe la edad que tenia, ni donde nació. Por lo tanto, sus descendientes no sabemos si el apellido que llevamos es el verdadero o no. Algunos dicen que si, otros que no.El nunca quiso hablar sobre el tema. Un misterio, en fin.
Tampoco volvió jamás al Líbano.
Como se ve, yo tengo sangre árabe ciento por ciento. Y el tuareg de mi avatar me recuerda a mi abuelo paterno, como lo dije aquí alguna vez.
Esa es la historia de mis abuelos.
Saludos
Hoy, somos todos estudiantes. (Augusto Mario Morello).