Alberto, mil perdones por la tardanza. Un abrazo enorme. Tal vez volvamos a encontrarnos en algún momento, como en reuniones pasadas.
Y le retribuyo aquella dedicatoria escrita en su libro (“Para Charlie, con afecto…), con un deseo ferviente de paz y felicidad (que no es poco, jejeje).
Charlie.
Hoy, somos todos estudiantes. (Augusto Mario Morello).