Un Sitio de Ley
Cuentos cortos-Acompañamientos de ocasión
- Charlas de café. Hilo social y cualquier tema de interés o entretenimiento.
Despues de salir del colegio, Martina, se dirigió como todas las tardes a la casa de su abuela.
Alli se encontraría con Emma, la tía por parte materna.
Emma no descuidaba ningún detalle a la hora del té .Scones, tostadas con mermelada de damascos,fetas de queso y jamón, y hasta frutas.
Ella no habia tenido hijos, tampoco se había casado, aunque sí había amado profundamente y en silencio a Luis, su vecino.
Los encuentros furtivos entre ellos se habían distanciado y hoy sólo cruzaban miradas y escasas palabras en el ascensor.
Nunca hubo una pelea , un adios , una explicación.
Ambos habían, aparentemente, decidido un impás, ya casi eterno.
Pero el otoño siempre la traía a Emma viejos recuerdos, y entre ellos, claro, su amor por Luis. Como cada vez que la melancolía la asaltaba, se preguntaba esa tarde si acaso no estaba a tiempo de encontrarse luego de tantos desencuentros.
Decidio ir de compras. Fue a su estilista a que le arreglara el cabello que ya tenía algunas hebras de color plata sobre su frente, quería sorprender y sorprenderlo a Luis, Emma pensaba " No es tarde para intentarlo nuevamente" Estaba muy ilusionada con la posibilidad de tener un encuentro.
Luis mantenia una vida rutinaria.Trabajaba desde muy joven en el Bco.Provincial y había obtenido pocos ascensos aunque el salario le permitia darse algunos gustitos tales como viajar todos los años a España.
Alli vivian sus primos, los Ramirez de Urquijo, de quienes alguna vez contó que se codeaban con los reyes.Incluso mostraba fotos en la que se los veía muy elegantes.
El solía volver con regalos para Emma, comprados en El Corte Inglés, regalos que ella atesoraba.
Ya regresando de la peluqueria y con una bandeja de masas para el té, se cruzó en la calle con Raúl, el portero, quien le dijo:
----Sabe algo del Sr. Luis?.
Asombrada y perturbada también por el temor de que pudiese él suponer algo sobre sus sentimientos, le espondió-
----No lo he visto desde el domingo. por qué?.
Apoyandose en la escoba y acomodando el trapito con el que limpia los maármoles, Raúl le dijo:
---No sé, yo no quiero hablar, Ud. sabe que soy muy discreto, pero me parece que por las tardes hace entrar en su departamento a una mujer, muy joven.Creo que esta de novio......ja ja.----- De novio, ese solteron!!!!!,
Rio, rio con una risa propia de un patán.
Qué podia saber sobre la vida de Luis, sobre la vida de cualquiera, sobre la vida misma!!!???
El, que sólo vivía de los chismes y observaba desde la mirilla las emociones ajenas.
Aún así, ese comentario incomodó e inquietó a Emma.
Se sintió pequeñita, sola y vacía mientras su corazón parecía desgarrarse. Se sintió tonta también, ¿cómo pudo creer que todavía podía intentarlo? Luis la había olvidado, pensó.
Pero de repente se sacudió de esos pensamientos ....y se dijo: "jejeje, alguna buena estrategia debo urdir para reconquistar a mi amado..."
Su curiosidad, su seducción siempre dispuesta la ayudarían en ese cometido...
Y entonces volvió sobre sus pasos, y jurando que lo hacía por el amor de tantos años, golpeó la puerta del Luis.
Golpeó y golpeó pero nadie la atendió. Probó de poner su oreja sobre la puerta pero nada se escuchaba. Sólo el silencio se hacía presente....hasta que escuchó el ascensor que subía y presa de un pánico repentino huyó, escaleras arriba...
La curiosidad y por qué no , su amor, pudo más.Y se quedó alli, en el descanso de la escalera esperando saber si llegaba Luis.
Sintió cuando el ascensor paraba ,la puerta que se abría y unas risas.
No logro reconocerlas.Supuso que serían las de las chicas que vivian en el departamento contiguo al de Luis.Sandra y Mabel.
Respiro tranquila y comenzó a subir las escaleras rumbo a su casa, ya que llegaría Martina, como todas las tardes a tomar el té.
Pero en un instante, en una farcción de segundo, su vida se desmoronó.
Por el ventiluz de la escalera logró divisar el dormitorio de Luis, con su ventanal abierto y las cortinas replegadas.
Dos sombras primero.
Sí, dos escuetas sombras que se paseaban para luego confundirse en una.
Y, sí.....
Despues, dos cuerpos delineados.El de Luis y el otro, que confimaba los dichos de Raúl , el portero.
Una joven, delgada y apasionada.
Una joven traicionera y mentirosa, desprejuiciada y maldita. .
Una ladrona de ilusiones, a quien Emma le había brindado todo su cariño, y a quien esperaba , todas las tardes, a la salida del colegio, para tomar el té.
Las lágrimas surcaron su rostro, el corazón se detenía mientras la pregunta infernal rodeaba su mente, porqué, porqué a mí??
Un grito infernal desgarró el silencio del edificio. Su grito era el llamado a su amor perdido: Luis, Luis!!!!!!!
Mientras tanto, en el piso superior, esperaba Felicitas, madre de Emma y abuela de Martina, preocupada por la tardanza de aambas.
Alli se encontraría con Emma, la tía por parte materna.
Emma no descuidaba ningún detalle a la hora del té .Scones, tostadas con mermelada de damascos,fetas de queso y jamón, y hasta frutas.
Ella no habia tenido hijos, tampoco se había casado, aunque sí había amado profundamente y en silencio a Luis, su vecino.
Los encuentros furtivos entre ellos se habían distanciado y hoy sólo cruzaban miradas y escasas palabras en el ascensor.
Nunca hubo una pelea , un adios , una explicación.
Ambos habían, aparentemente, decidido un impás, ya casi eterno.
Pero el otoño siempre la traía a Emma viejos recuerdos, y entre ellos, claro, su amor por Luis. Como cada vez que la melancolía la asaltaba, se preguntaba esa tarde si acaso no estaba a tiempo de encontrarse luego de tantos desencuentros.
Decidio ir de compras. Fue a su estilista a que le arreglara el cabello que ya tenía algunas hebras de color plata sobre su frente, quería sorprender y sorprenderlo a Luis, Emma pensaba " No es tarde para intentarlo nuevamente" Estaba muy ilusionada con la posibilidad de tener un encuentro.
Luis mantenia una vida rutinaria.Trabajaba desde muy joven en el Bco.Provincial y había obtenido pocos ascensos aunque el salario le permitia darse algunos gustitos tales como viajar todos los años a España.
Alli vivian sus primos, los Ramirez de Urquijo, de quienes alguna vez contó que se codeaban con los reyes.Incluso mostraba fotos en la que se los veía muy elegantes.
El solía volver con regalos para Emma, comprados en El Corte Inglés, regalos que ella atesoraba.
Ya regresando de la peluqueria y con una bandeja de masas para el té, se cruzó en la calle con Raúl, el portero, quien le dijo:
----Sabe algo del Sr. Luis?.
Asombrada y perturbada también por el temor de que pudiese él suponer algo sobre sus sentimientos, le espondió-
----No lo he visto desde el domingo. por qué?.
Apoyandose en la escoba y acomodando el trapito con el que limpia los maármoles, Raúl le dijo:
---No sé, yo no quiero hablar, Ud. sabe que soy muy discreto, pero me parece que por las tardes hace entrar en su departamento a una mujer, muy joven.Creo que esta de novio......ja ja.----- De novio, ese solteron!!!!!,
Rio, rio con una risa propia de un patán.
Qué podia saber sobre la vida de Luis, sobre la vida de cualquiera, sobre la vida misma!!!???
El, que sólo vivía de los chismes y observaba desde la mirilla las emociones ajenas.
Aún así, ese comentario incomodó e inquietó a Emma.
Se sintió pequeñita, sola y vacía mientras su corazón parecía desgarrarse. Se sintió tonta también, ¿cómo pudo creer que todavía podía intentarlo? Luis la había olvidado, pensó.
Pero de repente se sacudió de esos pensamientos ....y se dijo: "jejeje, alguna buena estrategia debo urdir para reconquistar a mi amado..."
Su curiosidad, su seducción siempre dispuesta la ayudarían en ese cometido...
Y entonces volvió sobre sus pasos, y jurando que lo hacía por el amor de tantos años, golpeó la puerta del Luis.
Golpeó y golpeó pero nadie la atendió. Probó de poner su oreja sobre la puerta pero nada se escuchaba. Sólo el silencio se hacía presente....hasta que escuchó el ascensor que subía y presa de un pánico repentino huyó, escaleras arriba...
La curiosidad y por qué no , su amor, pudo más.Y se quedó alli, en el descanso de la escalera esperando saber si llegaba Luis.
Sintió cuando el ascensor paraba ,la puerta que se abría y unas risas.
No logro reconocerlas.Supuso que serían las de las chicas que vivian en el departamento contiguo al de Luis.Sandra y Mabel.
Respiro tranquila y comenzó a subir las escaleras rumbo a su casa, ya que llegaría Martina, como todas las tardes a tomar el té.
Pero en un instante, en una farcción de segundo, su vida se desmoronó.
Por el ventiluz de la escalera logró divisar el dormitorio de Luis, con su ventanal abierto y las cortinas replegadas.
Dos sombras primero.
Sí, dos escuetas sombras que se paseaban para luego confundirse en una.
Y, sí.....
Despues, dos cuerpos delineados.El de Luis y el otro, que confimaba los dichos de Raúl , el portero.
Una joven, delgada y apasionada.
Una joven traicionera y mentirosa, desprejuiciada y maldita. .
Una ladrona de ilusiones, a quien Emma le había brindado todo su cariño, y a quien esperaba , todas las tardes, a la salida del colegio, para tomar el té.
Las lágrimas surcaron su rostro, el corazón se detenía mientras la pregunta infernal rodeaba su mente, porqué, porqué a mí??
Un grito infernal desgarró el silencio del edificio. Su grito era el llamado a su amor perdido: Luis, Luis!!!!!!!
Mientras tanto, en el piso superior, esperaba Felicitas, madre de Emma y abuela de Martina, preocupada por la tardanza de aambas.
La leyenda del arco iris
Cuentan que hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.
El verde dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas”.
El azul interrumpió: “Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.
El amarillo soltó una risita: “¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría”.
A continuación tornó la palabra el naranja: “Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros”.
El rojo no podía contenerse por más tiempo y saltó: “yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola”.
El púrpura enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa: “Soy el color de la realiza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me han escogido siempre, porque el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece”.
El añil habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: “Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.
Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.
La lluvia habló: “Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo”.
Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana”. Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.
(http://blogs.diariovasco.com/index.php/ ... _arco_iris)
Cuentan que hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.
El verde dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas”.
El azul interrumpió: “Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.
El amarillo soltó una risita: “¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría”.
A continuación tornó la palabra el naranja: “Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros”.
El rojo no podía contenerse por más tiempo y saltó: “yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola”.
El púrpura enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa: “Soy el color de la realiza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me han escogido siempre, porque el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece”.
El añil habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: “Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.
Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.
La lluvia habló: “Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo”.
Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana”. Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.
(http://blogs.diariovasco.com/index.php/ ... _arco_iris)
Paz infinita
“Pero me vas a extrañar”.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado , pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado , pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Faaaaaa!
...mi trozo de pan, mi viejo refrán, mi poeta, la fe que perdí, mi camino y mi carreta, mi dulce placer, mi sueño de ayer, mi equipaje, mi tibio rincón, mi mejor canción, mi paisaje...
okok ya voy
...mi trozo de pan, mi viejo refrán, mi poeta, la fe que perdí, mi camino y mi carreta, mi dulce placer, mi sueño de ayer, mi equipaje, mi tibio rincón, mi mejor canción, mi paisaje...
“Pero me vas a extrañar”.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado , pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa noche, Sofía insistía y esperaba que Andrés ya no escapara a la respuesta. Y aunque así fuera, Sofía estaba dispuesta a demostrarle cuánto sí ella lo extrañaba.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado , pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa noche, Sofía insistía y esperaba que Andrés ya no escapara a la respuesta. Y aunque así fuera, Sofía estaba dispuesta a demostrarle cuánto sí ella lo extrañaba.
...mi trozo de pan, mi viejo refrán, mi poeta, la fe que perdí, mi camino y mi carreta, mi dulce placer, mi sueño de ayer, mi equipaje, mi tibio rincón, mi mejor canción, mi paisaje...
Catita_1 escribió:Yo toy pensando Lila, es que me dio miedito, lo mio es cuentos infantilesvos escribi, despues lo editamos, lo vamos cambiando.
Pensa en esa escena, imaginate los personajes y que se dirian , que pensarian.Escribi como si contaras la situación.Describi los lugares.Como estan vestidos, actitudes, pensamientos, dialogos.
Ya te digo , despues editamos.
“Pero me vas a extrañar”.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado, pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa noche, Sofía insistía y esperaba que Andrés ya no escapara a la respuesta. Y aunque así fuera, Sofía estaba dispuesta a demostrarle cuánto sí ella lo extrañaba.
Mientras se decía, respeto incondicional...Ya no más...
Tantas veces esperó fuera al revés. Tantas que en aquel papelito se leyera "te voy a extrañar".
Que decidió ser la mujer de la cual nunca se olvidaría, aquella a la que iba realmente a extrañar, necesitar y hasta a rogar.
Esa noche iba a ser distinta. Así se lo prometió. Sin embargo pensó que la mejor manera no era demostrarle cuanto ella lo iba a extrañar, sino todo lo contrario. Ella sería esta vez la despiadada. Nunca encontraría en una mujer todas, como en el próximo encuentro...Esa sería su dulce comienzo de ¿venganza?
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado, pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa noche, Sofía insistía y esperaba que Andrés ya no escapara a la respuesta. Y aunque así fuera, Sofía estaba dispuesta a demostrarle cuánto sí ella lo extrañaba.
Mientras se decía, respeto incondicional...Ya no más...
Tantas veces esperó fuera al revés. Tantas que en aquel papelito se leyera "te voy a extrañar".
Que decidió ser la mujer de la cual nunca se olvidaría, aquella a la que iba realmente a extrañar, necesitar y hasta a rogar.
Esa noche iba a ser distinta. Así se lo prometió. Sin embargo pensó que la mejor manera no era demostrarle cuanto ella lo iba a extrañar, sino todo lo contrario. Ella sería esta vez la despiadada. Nunca encontraría en una mujer todas, como en el próximo encuentro...Esa sería su dulce comienzo de ¿venganza?
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