“Pero me vas a extrañar”.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado, pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa noche, Sofía insistía y esperaba que Andrés ya no escapara a la respuesta. Y aunque así fuera, Sofía estaba dispuesta a demostrarle cuánto sí ella lo extrañaba.
Mientras se decía, respeto incondicional...Ya no más...
Tantas veces esperó fuera al revés. Tantas que en aquel papelito se leyera "te voy a extrañar".
Que decidió ser la mujer de la cual nunca se olvidaría, aquella a la que iba realmente a extrañar, necesitar y hasta a rogar.
Esa noche iba a ser distinta. Así se lo prometió. Sin embargo pensó que la mejor manera no era demostrarle cuanto ella lo iba a extrañar, sino todo lo contrario. Ella sería esta vez la despiadada. Nunca encontraría en una mujer todas, como en el próximo encuentro...Esa sería su dulce comienzo de ¿venganza?
Y se dispuso a faltarle el respeto.
Esa fue la frase que coloco en el papelito junto al chocolate.
Sofía guardaba por Andrés un amor y respeto incondicional.
El solía decirle, ante sus preguntas sobre si la extrañaba, que no lo hacía porque la llevaba en el corazón y en la mente.
Esa frase no era la que ella esperaba. Aún así bromeaba con eso y por tal motivo esa noche la colocó en el envoltorio.
La había leído en la novela “El pasajero inglés”, cuando la protagonista frente a su amado, pero también despiadado caballero ya en retirada, se la expresa a modo de reproche doloroso, casi como una maldición dulce y suplicante.
Esa noche, Sofía insistía y esperaba que Andrés ya no escapara a la respuesta. Y aunque así fuera, Sofía estaba dispuesta a demostrarle cuánto sí ella lo extrañaba.
Mientras se decía, respeto incondicional...Ya no más...
Tantas veces esperó fuera al revés. Tantas que en aquel papelito se leyera "te voy a extrañar".
Que decidió ser la mujer de la cual nunca se olvidaría, aquella a la que iba realmente a extrañar, necesitar y hasta a rogar.
Esa noche iba a ser distinta. Así se lo prometió. Sin embargo pensó que la mejor manera no era demostrarle cuanto ella lo iba a extrañar, sino todo lo contrario. Ella sería esta vez la despiadada. Nunca encontraría en una mujer todas, como en el próximo encuentro...Esa sería su dulce comienzo de ¿venganza?
Y se dispuso a faltarle el respeto.
...mi trozo de pan, mi viejo refrán, mi poeta, la fe que perdí, mi camino y mi carreta, mi dulce placer, mi sueño de ayer, mi equipaje, mi tibio rincón, mi mejor canción, mi paisaje...