Espacio Mugica: los sin techo se unieron para pelear por su lugar
Nuclea a hogares, fundaciones, comedores, documentalistas y voluntarios que trabajan en distintas instituciones. Comenzaron a coordinar las tareas para no duplicar esfuerzos. El hogar, la contención y las adicciones, los ejes.
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Hay más o menos gente que vive en la calle? Bajo la mirada acostumbrada de los vecinos, la población de personas sin hogar parece haber disminuido significativamente desde la crisis de 2001, pero el hecho de que no haya datos confiables sobre su número es un indicador de la invisibilización que padecen, como si no tuvieran otros padecimientos. Precisamente, para llamar la atención de la sociedad y el Estado sobre esta situación, acaba de conformarse un espacio de acción y unidad que convoca a más de una docena de ONG que trabajan en esta problemática. A 38 años del asesinato del Padre Carlos Mugica, las instituciones acordaron llamar al Espacio con el nombre del cura villero.
Ya se hicieron dos reuniones: en la primera se acordó un programa conjunto y en la segunda se empezó a trabajar en la coordinación de las tareas para que cada ONG haga lo que mejor le sale y no se dupliquen esfuerzos.
Gustavo Viviani, del Hogar Albisetti, explica: “Este espacio tendría que poder definir una forma de laburar conjunta, porque son más de 100 instituciones que trabajan con esta temática y cada una hace lo que quiere, cree y puede. Toda esa energía que está dando vueltas, estaría bueno concentrarla para dar solución real al tema de la gente sin hogar.”
Si bien es cierto que se siguen sumando, hasta el momento participan el Centro de Integración Monteagudo (de Parque Patricios), Proyecto 7, el Comedor El peregrino, el Hogar Albisetti, la Mateada de los lunes, la Fundación El Pobre de Asís, el Comedor San Vicente, SIPAM, Cura Brochero, el Grupo de voluntarios de recorridas nocturnas de la Red solidaria, el Grupo de documentalistas Las Hermanas Sánchez, el Grupo No tan distintas, el Hogar Renacer de Villa Luro y el Patronato de Liberados de la Ciudad de Buenos Aires.
Las instituciones acordaron trabajar sobre tres patas: en primer lugar, la cuestión del techo, es decir, resolver la urgencia a través de la circulación de información sobre plazas disponibles en los distintos hogares, paradores, comedores y centros. En segundo lugar, la contención. Hay varios grupos que trabajan las adicciones, la soledad, las revinculaciones afectivas y las responsabilidades. Y en tercer lugar, las cuestiones de educación y trabajo, que suponen cuestiones como alfabetización, terminalidad primaria y secundaria, capacitación, vinculación con empresas privadas y promoción de emprendimientos productivos
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PONERLE UN NÚMERO. Hay una polémica en torno de la cantidad de gente que vive sin hogar. En los resultados del Censo 2010 que se conocen hasta el momento, las personas sin techo están incluidas dentro del rubro de quienes viven en viviendas colectivas. Pero no hay registro de que se haya censado a la gente que duerme en plazas y veredas. En la Ciudad de Buenos Aires, el año pasado se hizo un estudio que arrojó la cifra de 1287 personas en la calle, aunque el informe se basó en los registros surgidos de la propia estructura oficial que incluye hogares de tránsito, paradores nocturnos y hogares para personas indigentes con capacidades especiales. Estimaciones extraoficiales dicen que la cifra real puede ser varias veces mayor que esa, habida cuenta, además, de que es una población tan móvil que el margen de error que surge de ese estudio es demasiado grande. Otro número que se maneja habitualmente es el de la organización Médicos del Mundo, que habla de unas 15 mil personas en situación de calle en la Ciudad.
Sea como fuere, el universo de la personas sin hogar es demasiado complejo y doloroso como para que se sigan esperando estadísticas oficiales que permitan establecer si se avanza o se retrocede en la atención a los más vulnerables.
Las causas que llevan a la gente a vivir en la calle son tan variadas como los abordajes que las ONG hacen del tema. Puede ser gente que vivió durante décadas en la calle o que tuvo trabajo, propiedades y familia y que perdió todo. De la misma manera, hay ONG que les brindan capacitación laboral o artística, que les dan alimento o les acercan ropa en noches de frío y hay otras que les dan alojamiento nocturno o durante todo el día.
La gente que vive o vivió mucho tiempo en la calle tiene una exposición muy alta a todo tipo de accidentes y patologías, lo cual complejiza la tarea de los hogares.
Al respecto, dice el comunicado de las agrupaciones, “no somos hogares de tercera edad, pero nos toca trabajar con los abuelos, no somos hogares para discapacitados, pero nos toca trabajar con ellos, no somos neuropsiquiátricos, pero nos toca trabajar con personas con problemas mentales, no somos centros de recuperación de adicciones, pero nos toca trabajar con las personas adictas cotidianamente”.
Un compendio de necesidades sociales, un espejo en el que la mayoría de la sociedad prefiere no mirarse.
"2017, te espero - UNITE".