RIESGOSO: EL JUICIO POR JURADOS SALE A ESCENA
SEPA EL PUEBLO JUZGAR
La provincia de Buenos Aires y otros distritos se aprestan a estrenar la modalidad de juicio por jurados, consagrada en la Constitución y ya vigente en Córdoba. Juristas dudan de la practicidad del sistema y, sobre todo, prevén riesgos de banalizar aún más las decisiones judiciales. Desde Córdoba, muchos afirman que los resultados derribaron mitos. Un ensayo de riesgo que procura renovar aires en la ensimismada Justicia.
Si usted es un ciudadano crítico de los fallos judiciales y vive en la provincia de Buenos Aires, en los próximos días tendrá la oportunidad de salir sorteado para colaborar con los jueces a la hora de decidir la culpabilidad o inocencia de personas acusadas por delitos graves.
Quizás usted prefiera declinar la invitación, pero no podrá. Se trata de una carga pública y obligatoria para todos aquellos que tengan entre 21 y 75 años, salvo exceptuados -funcionarios, líderes de partidos, religiosos, fuerzas de seguridad o abogados, entre otros-.
El único que podrá rechazar la intervención de un jurado -si lo prefiere- es el propio imputado, una variante que introdujo la provincia bonaerense. El elenco de 12 jurados será exclusivamente de legos, no como el de Córdoba que es mixto, con jueces técnicos también.
Igual que en el caso paradigmático de la película "Doce hombres en pugna", para el veredicto se exige unanimidad cuando el delito en cuestión es castigado con reclusión perpetua. Si la pena prevista en abstracto es menor, con 10 votos coincidentes alcanza para definir el caso.
La idea de los juicios por jurados había sido aprobada por los constitucionalistas de 1853 y fue ratificada por los reformadores de la carta en 1994. Pero la directiva de convocar a la participación popular recién ahora está siendo desempolvada en las distintas provincias.
A fin de contener los cuestionamientos ante condenas polémicas que no se entienden ni conforman a nadie, aquel mandato olvidado de la Constitución salió del cajón como un recurso que puede contribuir a frenar la pérdida de legitimidad del Poder Judicial.
En Córdoba existe desde hace siete años. En Neuquén fue aprobado y comenzará a funcionar en enero de 2014. En Río Negro, Chubut y Chaco se está en proceso de introducirlo con variantes y en la Ciudad de Buenos Aires, una comisión analiza su implementación.
En la provincia de Buenos Aires, tanto el gobernador, Daniel Scioli, como el ministro de Justicia, Ricardo Casal, coinciden en que la idea es dotar al sistema de mayor transparencia y encausar el disgusto popular por el mal funcionamiento de la Justicia.
Los históricos partidarios de esta iniciativa, que hasta ahora predicaban en el desierto, ven cómo se les allana el camino luego de cada fallo controvertido como el que dictó este año el tribunal en el juicio a los imputados del caso Marita Verón en Tucumán.
Diez años después de la desaparición de la joven, el tribunal causó una verdadera conmoción al absolver a todos los imputados por considerar que los testimonios que presentó la acusación no resultaban del todo creíbles.
Los detractores reconocen que la incorporación de jurados es una garantía constitucional pendiente de aplicarse, pero advierten que puede resultar caro y derivar en una suerte de pase libre a potenciales "linchadores"dispuestos a condenar antes de conocer las pruebas.
La institución funciona en Córdoba desde 2005 con un balance positivo. Según el Centro de Estudios y Proyectos judiciales del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, entre 2005 y 2012 los jurados emitieron 256 sentencias -220 condenas y 36 absoluciones-.
En la provincia de Buenos Aires, la norma que incorpora a los jurados para crímenes cuyas penas sean mayores a los 15 años fue aprobada por el Senado en septiembre y ahora se aguarda el sorteo para definir los jurados de 2014. La tarea será remunerada con un pago diario.
En cualquier caso, lo mejor será volver a ver algunas viejas películas ya no como mero espectador, sino atentos a los detalles. Está la clásica "Doce hombres en pugna". Pero pueden ser "Se presume inocente", "La conspiración", "El poder de la Justicia", "Filadelfia" o "Mi primo Vinny".
En defensa del sistema de jurados
"Incorporar al jurado no significa abjurar de los jueces. Es un mecanismo de colaboración. El jurado determina si la persona es culpable o inocente, y el juez fija la pena", explica el defensor general de San Martín, Andrés Harfuch, como si fuera tan sencillo.
Harfuch es abogado y miembro del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) y fija posición de entrada. Recibe a Viernes en su despacho de la Defensoría y denuncia: "Este edificio amenaza con derrumbarse por el peso de los expedientes".
INECIP y otras organizaciones de juristas fueron convocadas para trabajar en el proyecto de reforma del Código Procesal Penal de la provincia de Buenos Aires que introdujo el juicio por jurados a propuesta de Scioli y Casal. Ahora, Harfuch integra una comisión de expertos que analiza la puesta en marcha del sistema en la Ciudad de Buenos Aires.
Para el defensor, la oralidad, la transparencia, el lenguaje directo y claro en los juicios y, por supuesto, la incorporación de los jurados, son asignaturas pendientes para la democratización del Poder Judicial. "La gente no tolera más los fallos que no comprende", asegura.
"Hasta hace poco los jurados eran vistos como una amenaza, pero ahora los propios jueces los piden porque los quieren echar a todos", ironizó. Efectivamente, en Mendoza en y San Luis el tema está siendo debatido a propuesta del propio Poder Judicial.
Para los favorecedores de esta idea, los jurados rompen con el actual modelo inquisitorial que surgió en el siglo XIII en Europa del pacto entre monarquías y papado para centralizar el poder en el rey. Ese sistema, que suprimió la oralidad, persiste hasta hoy, sin sus rasgos inhumanos.
Este modelo -vinculado a la Iglesia Católica- no llegó a Inglaterra, donde es fuerte la tradición del jurado que otorga las máximas garantías al acusado porque exige fallos por unanimidad. De ahí pasó a Estados Unidos, que hizo al sistema mundialmente famoso a través del cine y las series.
En la Argentina, la Constitución establece en el artículo 24 que el Congreso "promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus ramos y el establecimiento del juicio por jurados". La misma idea se reitera en el inciso 12 del artículo 75, y en el artículo 118.
Sin duda se está ante un incumplimiento flagrante que se arrastra desde el nacimiento casi de la Nación y que no tiene suficientes apoyos dentro del Poder Judicial. Al menos no los tuvo hasta ahora. En el Congreso nacional hubo múltiples proyectos para implementar una norma básica para todo el país, pero esas iniciativas nunca prosperaron.
Una de las últimas propuestas fallidas fue elaborada por la entonces senadora Cristina de Kirchner en 2007, cuando su marido, Néstor Kirchner, era presidente. No hubo caso. Perdió estado parlamentario. Hasta ahora no existe una ley de presupuestos mínimos. Las provincias están, en este sentido, a la vanguardia, operando como laboratorios de la experiencia.
Para Harfuch, muchos jueces se oponen porque "se criaron en la cultura jurídica actual", pero para él la tradición vigente "es un espanto". "Los jueces son casi sacerdotes del derecho", cuestionó.
El defensor dio una serie de ejemplos de cómo la lectura del jurado puede ser incluso más respetuosa de la Constitución que el concepto de los jueces. Por ejemplo, en el caso de los objetores de conciencia en Estados Unidos, que se negaban a ir a la Guerra de Vietnam, y eran llevados a juicio. Los jurados sistemáticamente declaraban a los acusados "Not guilty".
"El jurado tiene un poder de veto altísimo sobre la ley arbitraria. Con sus decisiones se afirman principios constitucionales fundamentales frente a desvíos del poder o leyes anticonstitucionales", remarcó.
En definitiva, no es que el jurado sea incapaz de cometer un abuso o de equivocarse en grupo, sino que en la óptica de INECIP es mucho mayor hoy el riesgo de que sea la Justicia profesional la que tome la decisión equivocada.
Más allá del actual desprestigio de la Justicia, Harfuch sostuvo que desde hace muchos años, la oralidad en los juicios -en reemplazo de los expedientes que sólo se cursaban por escrito- está abriendo paso lentamente a la necesidad de los jurados.
El primer juicio oral fue el que se hizo a los excomandantes en 1985. ¿Qué hubiera pasado si ese proceso se hubiera realizado ante jurados? ¿Hubiera tenido mayor legitimidad el veredicto? ¿Hubiera sido tan fácil el indulto?
Resistencias, dudas y objeciones
Para sorpresa de muchos de quienes lo tienen como "garantista", el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Raúl Zaffaroni está en contra de avanzar ahora en el cumplimiento de este mandato constitucional.
Teme que la herramienta se pueda usar en contra del acusado si no se aplica con las debidas restricciones. En primer lugar, el magistrado considera que el sistema de jurados es caro porque obliga a aislar a los integrantes a fin de que no sean influidos.
Esta objeción no fue tenida en cuenta por quienes avanzaron con las normas, que consideran que la idea del aislamiento de los jurados es un mito. Sólo se encierran en el momento de deliberar, pero no durante las audiencias.
En las normas aprobadas en Córdoba, Neuquén y Buenos Aires no se habla de aislar a nadie. Los jurados de Córdoba llegan al caso sin conocer los antecedentes. Juzgan por las pruebas, los testimonios y los alegatos que se ventilan en el proceso, donde ya está definido el imputado.
No salen a la caza de un sospechoso señalado por algún programa de televisión. Sólo se pronuncian sobre la culpabilidad del imputado por los fiscales. Se les pide que no comenten el caso, pero vuelven a su casa. "Si no se aísla al jurado es un escándalo", opina Zaffaroni.
Tampoco la jueza Carmen Argibay, otra integrante del alto tribunal, está convencida. A pesar no estar en contra, considera que la sociedad no está preparada para su aplicación. En un encuentro de jueces celebrado en septiembre, sostuvo que entre las dificultades está la cuestión económica y también que el jurado debe estar aislado, viviendo en un hotel.
Pero además, Argibay asegura que los jurados pueden tener muchos prejuicios por influencia de los medios de comunicación. Teme que por esa razón se llegue a sentencias "espantosas", según argumentó durante la reunión con sus pares.
El exjuez de la Cámara Nacional de Apelaciones de Capital Federal Carlos Elbert hace tiempo fundamentó su posición contraria a los jurados en artículos publicados en la revista especializada La Ley, y también expresó su temor a los prejuicios.
"Me preocupa mucho la incidencia de los medios de comunicación en la cultura popular", confesó a Viernes. "Cuando una institución es puesta en la Constitución y no funciona en 150 años, hay que analizar las razones por las cuales no se aplicó, razonó.
El excamarista y hoy docente de Criminología interpretó que el tema de los jurados irrumpe ahora, "cuando la Justicia se hace impopular". Este deterioro, dice, comenzó durante el período de Carlos Menem con su "Corte adicta".
Según su perspectiva, la idea que subyace entre algunos jueces es hipócrita, algo así como "ya que no tienen confianza en nosotros que se juzguen entre ellos". "Es una postura muy hipócrita que yo noto ahora en mucha gente", reveló.
Para Elbert habría que analizar mejor cómo funciona el sistema en Estados Unidos -más allá de lo que se ve en las películas- y evaluarlo en un marco de derecho comparado, es decir en relación con cómo son la sociedad y la cultura en cada país.
"Me parece que en lugar de profundizar la democracia esto puede complicarla. Ojalá me equivoque. No tengo una postura fundamentalista al respecto. Siempre es bueno modernizar, pero yo empezaría por otro lado. Es posible que me equivoque. En Córdoba están contentos. Pero si me da a elegir, yo prefiero que me juzgue un juez duro y no un jurado", confesó.
Córdoba da cátedra
"El jurado no es el que condena. Lo que condena son las pruebas. El jurado no está para hacer justicia. Está para llevar sentido común y responsabilidad a la hora de definir el destino de una persona por mucho tiempo". El que dice esto a Viernes no es un jurista. Es Julián Montañes, un técnico electromecánico de 46 años, oriundo de Córdoba, al que ya le tocó cinco veces ser jurado. "Todos homicidios", resume canchero.
"Cuando te convocan la primera vez sentís curiosidad. Yo era de los que pensaban que no hay Justicia independiente. Pero participar de esta experiencia te cambia mucho la concepción porque tenés en tus manos la vida de una persona. Te toca decidir si es culpable o inocente. Uno tiene que ir sin un estado animoso. Si las pruebas te convencen, se lo declara culpable y si tenés muchas dudas, inocente", explica.
"El jurado debate sobre lo que escucha en las audiencias. Ninguno de nosotros puede ver la causa antes.Cuando estás ahí escuchás bien todo. Y después, cuando yo me iba a casa no veía televisión. Escuchaba música. Eso es lo que yo querría que haga el jurado si yo estuviera en el lugar de esa persona. Concentrarme en lo que escuché para decidir", asegura.
Eduardo Soria, coordinador de la Oficina de Jurados de Córdoba, contó a Viernes que los convocados suelen llegar con cierto nerviosismo y mucha desinformación. "Una vez acá cambian de opinión y se van creyendo que todos los ciudadanos deberían pasar por esta experiencia al menos una vez".
Según sus estimaciones, de cada 12 jurados que participan, 10 afirman que volverían. Los jurados cordobeses reciben un instructivo general para leer y participan de una charla en la que pueden plantear sus dudas.
Se van conociendo cuáles son sus deberes, su responsabilidad, y las garantías del imputado. En Córdoba, el jurado es mixto y está integrado por 10 personas. Los imputados son acusados por homicidios, delitos aberrantes y corrupción.
El caso más controversial que recuerda Soria con el jurado es el de Elizabeth Díaz, una muchacha de 19 años de Villa Dolores, acusada de matar a su beba recién nacida en 2006. Durante las audiencias quedó en evidencia que la joven, que era empleada doméstica, había sido abusada desde los nueve años por su patrón, hasta que quedó embarazada.
A pesar de que el filicidio se probó en el juicio, el jurado se pronunció por la absolución de la imputada. Hubo seis votos del jurado que declararon su inocencia y dos que la declararon culpable, igual que los dos jueces técnicos. Pero la mayoría la absolvió.
Luego del veredicto, el abusador, Arturo Benavídez, que había declarado como testigo en el juicio, fue sometido a un proceso judicial por abusos reiterados. Las pruebas genéticas determinaron que el hombre era el padre de la criatura. Le dieron ocho años a él.
"La experiencia es muy buena porque te permite ver cómo se maneja todo desde adentro", reveló a Viernes Romina Oshiro, una diseñadora gráfica de 33 años que fue convocada para participar en el juicio de un hombre acusado de asesinar a su esposa en Córdoba.
El imputado aseguraba que la muerte de su mujer se había producido en ocasión de un robo, pero las pruebas refutaron claramente su versión y el jurado lo declaró culpable.
"Al principio, cuando recibí la carta, no entendía nada. Nunca había escuchado sobre jurados. Sólo lo había visto en las películas. Después te das cuenta de que el compromiso es enorme porque decidís si mandás a prisión a una persona y por ahí es por el resto de su vida", dijo.
Simulacro en La Plata
Para ir perdiendo el miedo, la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Plata organizó un simulacro de juicio por Jurados. Fue poco después de la aprobación de la norma en el Senado. En el marco de un congreso, el Centro de Estudiantes convocó a ciudadanos comunes -no a estudiantes de Derecho- para que prueben la experiencia de ser jurados por un día.
El papel de juez fue representado por el abogado penalista Héctor Granillo Fernández, presidente de la Asociación Argentina de Juicios por Jurados (AAJJ). El fiscal era auténtico, Jorge Roldán, y el abogado de la acusada era el verdadero defensor general de La Plata, Omar Ozafraín. Los peritos eran también técnicos de verdad. En cambio, la acusada, sus familiares y los testigos eran actores. Viernes presenció el juicio, que por momentos era muy solemne y por momentos generaba risa. El juez y el defensor se tentaban pese a la supuesta gravedad del asunto en cuestión.
El caso era el de un homicidio agravado por el vínculo. La mujer había asesinado al exmarido. Pero en la audiencia se brindan detalles de la noche del crimen y queda en evidencia que la acusada no sólo había denunciado al exesposo por violencia, sino que el arma era de éste y ella forcejeó con él aquella noche hasta que se escapó el disparo mortal,
El jurado deliberó un rato apenas, y declaró inocente a la acusada, muy buena actriz.
"En los simulacros buscamos casos límite justamente para dar lugar a la discusión. Pero no se pueden tomar como ejemplo porque las deliberaciones son escuetas", aclaró a Viernes el abogado Cristian Penna, de la AAJJ.
"Lo importante es poner en discusión no tanto la autoría del crimen, sino el carácter político del enjuiciamiento y del propio juez, que también es político. El Derecho no es una ciencia. El jurado puede decidir que, al margen de que materialmente el crimen lo haya cometido, la persona es inocente, y entonces no se otorga la autorización para que el juez condene. Si los jurados viven como un resultado gravemente injusto declarar la culpabilidad, pueden determinar la inocencia", advirtió. Habrá que prepararse.
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Saludos
"2017, te espero - UNITE".