Para distendernos en este día de lluvia....
YO SOY EL ABOGADO.
El que todas las mañanas va recorriendo los juzgados,
y anda a los apurones por ese escrito con cargo.
El que soporta la espera, el que se banca los paros
y debe poner la cara justificando el atraso.
El que abre el escritorio y sale a ganarse el mango,
porque se vienen las cuentas y todo sigue "a despacho".
El que no tiene licencias, ni salarios, ni aguinaldo,
y debe pelearla duro porque se cobra salteado.
YO SOY EL ABOGADO.
Muchas veces, de pelitero injustificadamente acusado.
Al que todos lo consultan cuando se ven apurados,
en la calle, en el cine y en la cola del mercado,
y al que nadie le pregunta ¿Doctor, se le debe algo?
YO SOY EL ABOGADO.
El que tantas veces pone su paciencia de artesano
para llegar al final con deudor insolventado.
El de cédulas y oficios, a pulmón diligenciados.
El que debe tolerar el sistema colapsado,
las nuevas disposiciones de rentas y de catastro,
los timbrados del registro y el humor del funcionario.
El que hace de estratega, de confesor y de malo,
de mediador y de amigo, de psicólogo y de hermano.
El que sale a cara o cruz, con niebla o lluvia viajando,
porque justo le fijaron una audiencia bien temprano.
El que se muerde los labios porque el testigo ha faltado,
el que sufre taquicardia mientras va leyendo el fallo
del msotrador, para acá, del pasillo, quede claro.
El que recorre juzgados, durante meses y años.
A mucha honra, señor ¡YO SOY EL ABOGADO!
(Texto del Dr. Horacio Alberto Vero, Pte. del Colegio de Abogados de Mercedes, publicado en Revista del CAQ Nº57)
Buen viernes!!!
YO SOY EL ABOGADO.
El que todas las mañanas va recorriendo los juzgados,
y anda a los apurones por ese escrito con cargo.
El que soporta la espera, el que se banca los paros
y debe poner la cara justificando el atraso.
El que abre el escritorio y sale a ganarse el mango,
porque se vienen las cuentas y todo sigue "a despacho".
El que no tiene licencias, ni salarios, ni aguinaldo,
y debe pelearla duro porque se cobra salteado.
YO SOY EL ABOGADO.
Muchas veces, de pelitero injustificadamente acusado.
Al que todos lo consultan cuando se ven apurados,
en la calle, en el cine y en la cola del mercado,
y al que nadie le pregunta ¿Doctor, se le debe algo?
YO SOY EL ABOGADO.
El que tantas veces pone su paciencia de artesano
para llegar al final con deudor insolventado.
El de cédulas y oficios, a pulmón diligenciados.
El que debe tolerar el sistema colapsado,
las nuevas disposiciones de rentas y de catastro,
los timbrados del registro y el humor del funcionario.
El que hace de estratega, de confesor y de malo,
de mediador y de amigo, de psicólogo y de hermano.
El que sale a cara o cruz, con niebla o lluvia viajando,
porque justo le fijaron una audiencia bien temprano.
El que se muerde los labios porque el testigo ha faltado,
el que sufre taquicardia mientras va leyendo el fallo
del msotrador, para acá, del pasillo, quede claro.
El que recorre juzgados, durante meses y años.
A mucha honra, señor ¡YO SOY EL ABOGADO!
(Texto del Dr. Horacio Alberto Vero, Pte. del Colegio de Abogados de Mercedes, publicado en Revista del CAQ Nº57)
Buen viernes!!!
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. (Eduardo Galeano)
¡Carpe Diem!
¡Carpe Diem!