Desde que en la pasada gestión presidencial, allá por el 2012, se invalidó la entrega de libros provenientes del exterior por correo puerta a puerta, y se instrumentó un farragoso procedimiento administrativo mediado por la AFIP y la Aduana, aquellos que tenemos que proveernos periódicamente de material científico vinimos a quedar metidos en una misma bolsa con los importadores, las empresas, los couriers, los despachantes de aduana...un verdadero disparate, que parece no haberle importado demasiado a un gobierno pagado de sí mismo y convencido de su eterna impresión en el bronce. Sobre todo si se tiene en cuenta que el libro unitario para uso personal está exento de todo impuesto y contribución (como debe ser, teniendo en cuenta que el libro es la forma más clásica de volvernos un poco menos brutitos, habida cuenta de que, para entontecernos, ya se las ingenian muy bien los gobiernos). De modo que se generó todo un laberíntico sistema para nada, ya que lo único para lo que sirvió fue para fastidiar al estudioso, y para agigantar aún más una maquinaria estatal cada vez más inútil y fofa.
Recientemente, la nueva gestión anuncia que volveremos a la cordura, y que los lectores podremos volver a reencontrarnos con nuestro material bibliográfico entregado por el correo a domicilio, y sin los anteriores absurdos requisitos. Sin embargo, todavía estamos como cuando vinimos de España: el Correo Argentino se hace el sota, y los libros van a parar a la aduana, donde para retirarlos hay que pasar por un purgatorio de no menos de cuatro horas ¡y guay de que hayas olvidado en casa algún dato codificado del envío, porque ni el volante del Correo te salva de volver a hacer la cola otras cuatro horas, otro día!
En vista de esto, y tras un día de monacal encierro y reflexión, he dado a luz un proyecto de Manual operativo que tengo el propósito de elevar al Ejecutivo, a fin de que, en vista de que nos promete poner fin a estos manoseos próximamente, lo adjunte y distribuya al personal involucrado, de modo que, hasta que se retorne a la normalidad, la entrega de libros unitarios en la aduana se vea facilitada, y todo se vuelva miel sobre hojuelas.
Los estimados colegas del Foro lo pueden analizar y contribuír luego con sus aportes: lo encontrarán en mi blog (cliqueando sobre el icono del globo terráqueo, a la derecha de este post).
Recientemente, la nueva gestión anuncia que volveremos a la cordura, y que los lectores podremos volver a reencontrarnos con nuestro material bibliográfico entregado por el correo a domicilio, y sin los anteriores absurdos requisitos. Sin embargo, todavía estamos como cuando vinimos de España: el Correo Argentino se hace el sota, y los libros van a parar a la aduana, donde para retirarlos hay que pasar por un purgatorio de no menos de cuatro horas ¡y guay de que hayas olvidado en casa algún dato codificado del envío, porque ni el volante del Correo te salva de volver a hacer la cola otras cuatro horas, otro día!
En vista de esto, y tras un día de monacal encierro y reflexión, he dado a luz un proyecto de Manual operativo que tengo el propósito de elevar al Ejecutivo, a fin de que, en vista de que nos promete poner fin a estos manoseos próximamente, lo adjunte y distribuya al personal involucrado, de modo que, hasta que se retorne a la normalidad, la entrega de libros unitarios en la aduana se vea facilitada, y todo se vuelva miel sobre hojuelas.
Los estimados colegas del Foro lo pueden analizar y contribuír luego con sus aportes: lo encontrarán en mi blog (cliqueando sobre el icono del globo terráqueo, a la derecha de este post).