Uno de mis sueños y por los que llevo trabajando de abogado durante la última década es el poder mudarme a un chalet cerca del mar. Quizás no busco uno de esos espacios en los que abres la ventana y te encuentras frente a frente con el agua, sino simplemente poder bajar de casa, andar un poco y poder darme ese paseo por la arena de la playa, algo que hacia de pequeño, cuando vivía en una ciudad costera. Por motivos de trabajo vivo en pleno centro con cientos de kilómetros alejado de todo, pero espero en un futuro volver a mis raíces.