El adiós a un grande de verdad: Bernardo Neustadt
Me separaban grandes diferencias políticas e ideológicas con el gran Bernardo Neustadt. En los años 60, cuando él y Mariano Grondona apoyaron abiertamente al general golpista Juan Carlos Onganía, yo jamás oculté tener mi corazoncito más cerca de Alejandro Agustín Lanusse. En los años 70, Bernardo (y también Mariano) fueron el principal sustento mediático de Jorge Rafael Videla como líder político y de José Alfredo Martínez de Hoz (aunque no debo olvidarme, en referencia a este último, del apoyo que recibió por parte de mi también admirada y querida Magdalena Ruiz Guiñazú, que todas las mañanas lo saludaba desde la radio con un “querido Joe”). Yo, sin embargo, jamás comulgué con las ideas de Videla ni de Martínez de Hoz, y por eso me mantuve más cerca de Roberto Viola y Lorenzo Sigaut.
En los 90 también volvimos a tener diferencias con Bernardo. Aunque es cierto que ambos apoyamos la candidatura de Eduardo Angeloz contra el “demonio populista” de Carlos Menem y después vimos con buenos ojos las reformas profundas que Menem llevó adelante (justamente, con las promesas electorales de Angeloz), cuando Cavallo dejó el ministerio volvimos a tomar distancia.
Sin embargo, a pesar de nuestras diferencias eternas, jamás dejé de reconocer su enorme talento, su grandísima capacidad para comunicar, su condición de animal periodístico, su devoción por esta profesión que tanto amamos. No es casual que Bernardo Neustadt haya muerto un 7 de junio, día del periodista. Con Bernardo se fue un grande de verdad, un fuera de serie. Por eso hoy hago mías las palabras de Ricardo Balbín (el dirigente radical preferido de Bernardo; el mío, en cambio, siempre fue Carlos Perette) y en su honor declaro: “Este viejo adversario despide a un amigo”.
Publicado por Joan Marí Carbonell i Figueres, 9-6-2008, 21:20 horas.
fuente
http://www.revistabarcelona.com.ar/Blog.php?id=32