Vamos a terminar con un chiste de abogados, contado por un miembro de tan distinguida profesión en su descanso esteño. Un rabino, un cura y un abogado van en un auto por el campo; el vehículo deja de funcionar, es de noche y los tres comienzan a caminar buscando refugio. Llegan a una granja, y el campesino los recibe con cordialidad. Pero, les dice, sólo tiene lugar para dos dentro de su humilde casa. «El otro va a tener que dormir en el establo», informa. El cura exclama:
- ¡No hay problemas! Igual que la Sagrada Familia, no tendré problemas en dormir entre los animales domésticos y el heno.
El cura marcha al establo, pero al poco rato se escuchan golpes en la puerta de la casa: el sacerdote regresó.
- Discúlpenme, pero acabo de recordar que soy alérgico a las vacas, y no voy a poder dormir con esos animales.
El rabino dice:
- No hay problema; voy yo al establo.
Sin embargo, poco después vuelven a escucharse golpes en la puerta de la casa, y aparece el rabino:
- Discúlpenme, pero acabo de darme cuenta que en el establo hay un cerdo. Y como todos ustedes saben, es un animal impuro para mi religión, lo que me impide dormir junto a ese ejemplar...
El abogado, resoplando, dice:
- Y bué, si no hay más remedio... me voy al establo.
A los pocos minutos vuelven los golpes a la puerta. El granjero abre y ve al chancho.
- Disculpáme, macho, pero yo ¡ni ahí duermo con un abogado!
Chiste publicado en la sección Quinchos del diario Ambito Financiero, edición del día Lunes 05-01-2009.
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