Guarda que puede ser un cuento. Hay gente que hace del mangazo todo un arte.
Si me permite el autor del post, recuerdo un caso que me pasó hace un tiempo.
Corría el mes de febrero de un año que prefiero olvidar, cuando una amiga perpetró su casamiento. Y mucho peor, resolvió celebrarlo en un campo ubicado a unos 10 Km. de la con$&%cha de la lora, es decir… muy lejos. Cuestión que no solo debía conducir hasta allí, sino que además tenía el encargo de trasportar a un amigo en común quien iba a oficiar de DJ en la fiesta.
Salí, bajo el sol abrasador del estío y rigurosamente vestido para la ocasión, cargue a mi amigo, a quien llamaremos Juan, y no habíamos hecho más de 3 cuadras, cuando comenzó, propiamente, la historia:
Juan: (señalando una especie de polirrubro ubicado en una esquina) parate acá 1 minuto...
Karadagian: que te olvidaste?
Juan: (arremangándose la camisa, mostrando un reloj detenido en el tiempo) me quedé sin pila, son 2 minutos…
Karadagian: (atónito) ahora se te ocurre? dejate de joder! además para que querés un reloj en un casamiento en el medio del campo!
Juan: (con tono sobrado) como me preguntas eso, animal? Es un accesorio, no te podes vestir de traje y no ponerte reloj…
Karadagian: (mas atónito aún) es la primera vez que escucho semejante boludez….ok, ponele que sea así pero si es para hacer pinta, que te calienta si tiene pila o no?
Juan: (como explicando lo obvio) y boludo… mira si una pendeja me ve el reloj y me pregunta la hora, que le digo? –No se, no tiene pila- voy a quedar como un pelotudo…
Entendí que no tenía caso continuar con una discusión tan estéril y me estacioné en el único lugar disponible: una parada de taxis ubicada justo frente al polirrubro.
Juan: che, no tenés algún billete chico porque ando con 100 pesos y estos muertos seguro que no tienen cambio…
Karadagian: (revisando la billetera) tengo uno de 10 y uno de 5, te sirve?
Juan: Si, si, creo que alcanza…ya vengo…
Karadagian: dale, hacela corta que no llegamos, además (señalando el cartel) es parada de taxis, me van a sacar cagando ….
Juan: si, si, en 5´ estoy…
No había pasado mas de 30 segundos desde que Juan se internara en el negocio cuando veo acercarse directamente hacia mi, con paso decidido, un tipo con una cara de orto que asustaba.
Karadagian (adelantándose a los acontecimientos): Si jefe, ya me voy, estoy esperando a un amigo que fue….
Taxista: No, hermanito, quedate tranquilo…. te tengo que pedir un favor con el alma…
Karadagian (cagamos): Si, decime, que necesitas?
A partir de ese momento comenzó un denso relato que incluía: 1 hijo de puta sin seguro; 1 amortiguador estropeado; 6 hijos y 1 olla vacía. Una historia totalmente verosímil y muy bien narrada. Definitivamente, me la estaba poniendo y yo no advertía como zafar. Viéndomela venir, recorría mentalmente el contenido de mi billetera, con la muda esperanza de conservar algún valor menor, pero no, todo estaba perdido.
Cada tanto, la voz del taxista se tornaba profunda e intimista:
Taxista: …. porque yo tuve algunos problemas con el chupi, me entendés? tomaba mucho … y me mande mis cagadas … fajaba a mi jermu …
No quería escuchar más. Cada tanto cabeceaba buscando la imagen salvadora de Juan.
Finalmente, llegó el momento de la verdad…
Taxista: lo que puedas, hermanito, lo que puedas darme me sirve….
Hago un paréntesis aquí y confieso: yo soy un pelotudo, no tengo reparos en decirlo. Cuento en mi haber con varios buzones debidamente adquiridos. Sin embargo, el tiempo, las experiencias propias y ajenas, me han dado cierta habilidad, cierta destreza para detectar el chamuyo. Y este era un caso típico, créanme.
La pregunta es: que se puede hacer en una situación así? hay alguna alternativa? Desenmascararlo? Decirle que es todo mentira? Y si llega a ser cierto?. Decirle: “Me olvidé la billetera”? o “No tengo un peso”? en esas circunstancias era muy poco creíble.
La gente de buen corazón esta atada de manos y estos sinvergüenzas se aprovechan impunemente.
Karadagian (extrayendo la billetera con angustia): y toma 20 mangos, que querés que haga….
Taxista (sorprendido): Nooo, hermanito, para mi es muchísimo, te lo agradezco con el alma, hermanito…
El taxista creyó equivocadamente que el “que querés que haga” era una disculpa hacia él cuando en realidad me estaba hablando a mi mismo.
Taxista: No sabes lo bien que me viene, hermanito… mira… yo paro el taxi acá, en esta parada…. hace una cosa, hermanito, venite… a ver…. venite el jueves que viene y te lo devuelvo… no te digo antes porque viste como está la calle, pero venite el jueves, hermanito….con el alma, te lo agradezco con el alma…
Mientras se alejaba, una luz de esperanza me invadió. En soledad, con la mirada perdida en un horizonte de reyes magos y revoluciones productivas, cavilaba: “En una de esas, es cierto. En una de esas el pobre tipo realmente choco el taxi y está en la lona…. si, tiene que ser cierto… voy a venir el jueves… voy a venir, no por los 20 mangos, voy a venir a confirmar que no me cagó, a corroborar que efectivamente necesitaba la guita. Voy a venir para volver a confiar en la gente, para reconciliarme con la humanidad, si señor, voy a venir….”
Juan (entrando al auto): No me digas nada, te saco guita ….
Tan ensimismado estaba que no advertí su llegada hasta que me hablo. Y sus palabras me sacudieron como un fulbaso en la jeta.
Karadagian (desengañado): no es tachero?
Juan: Que va ser tachero! Es un chanta que anda por la zona garroneando guita para reventársela en los burros…
Karadagian: pero me dijo que el jueves….
Juan: Olvidate, no lo ves más… cuanto le diste?
Karadagian (avergonzado, con un hilo de voz): 20 mangos…
Juan: No te puedo creer!!?? Como le vas a dar 20 pesos? Estás loco??
Karadagian (silencio) (mirada asesina): …
Juan: Pero no te diste cuenta que te estaba cuenteando??
Karadagian (silencio) (mirada asesina) (puño cerrado): ….
Juan: Y bueh… ah, antes que me olvide… tomá los 15 pesos, tenían cambio al final…
(Cae el telón)