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ENTREVISTA A GABRIELA MICHETTI
“Macri es desarrollista, se identifica con Frondizi más que con Perón”:
La candidatura de la vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones de octubre puede ser el nudo gordiano de los candidatos a presidente de 2011. Si acepta ser diputada nacional y derrota a Carrió –las encuestas la favorecen–, generaría un terremoto en la alianza de la Coalición Cívica con el radicalismo y le abriría el camino a Cobos. Pero Michetti quiere ser candidata a legisladora. Subordinación o valor.
Por Jorge Fontevecchia
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/03 ... 88&ed=0341
—¿De Narváez es tan peronista como Solá, o Solá es más peronista?
—Felipe hace mucho tiempo que milita en las filas del peronismo, entonces su identidad peronista está más arraigada. Francisco desde siempre dijo que se sentía identificado con el peronismo, pero hay una dificultad enorme para definir qué es el peronismo, porque tenemos Menem, Kirchner, Duhalde, Francisco, Felipe, Reutemann.
—¿El revuelo que generó el frente Macri-Solá-De Narváez muestra que en el imaginario colectivo Solá es más peronista?
—Fue muy impresionante la diferencia de la convocatoria del proyecto y las elecciones que trabajamos juntos con Francisco en 2007, con lo cual creo que la identidad peronista de Felipe está más arraigada en el imaginario.
—¿Le gustaría que el frente con Solá se llamase Properonismo, como él mismo propuso?
—Preferiría que fueran denominaciones que no hicieran referencia a lo que tradicionalmente ha sido el sistema político argentino porque estamos en un momento de transformación del sistema político. Hacer referencia al peronismo hoy me parece que deja afuera a un montón de dirigentes que podrían conformar este acuerdo.
—¿La palabra peronista podría alejar a algunos votantes?
—Exacto. Hoy apelar a esas categorías cierra y limita. Los que no llegamos a los extremos y tenemos la posibilidad de acordar proyectos conjuntos tenemos que sentarnos juntos a pensar si no es posible que las diferencias queden para un segundo plano, y cómo darle un empujón a la Argentina. Lo que pasó en el Congreso este último año y pico es muy sintomático. El radicalismo, algunos peronistas, el PRO, la Coalición Cívica, estuvimos de acuerdo en el 95% de los temas que eran realmente importantes: concepción de modelo productivo, el campo y las cuestiones institucionales.
—El embajador de Duhalde en EE.UU., Diego Guelar, asesoró a Macri en asuntos internacionales. Juan José Alvarez, hace algunos años ministro de Duhalde y hoy en el PRO, fue mentor del acuerdo con Solá junto también con Puerta, otro peronista de tradición. ¿El properonismo ya estaba dentro del PRO antes de esta alianza con Solá?
—El proyecto que Mauricio Macri inicia en el año 2002 arranca con una concepción amplia de incorporación de dirigentes políticos. Con gente que no venía de la política, que venía tanto del sector privado como del Estado, de áreas técnicas, como es mi caso. Había radicales, independientes y peronistas en nuestro espacio desde el día uno del nacimiento de este proyecto. La realidad va indicando que la incorporación de dirigentes de distintos partidos en un proyecto como éste da buenos resultados. Hay dirigentes peronistas en nuestro partido, de la misma manera en que hay en la Coalición Cívica o en el kirchnerismo.
—Una definición de riqueza es diversidad en armonía pero sin proporciones dominantes. Los dirigentes que vienen del peronismo fueron ministros, gobernadores y hasta presidente del Senado y, aunque brevemente, del país. Personas de un peso específico que no tienen los integrantes de otras fuerzas políticas.
—Puerta no forma parte de nuestra fuerza política. Juanjo Alvarez se incorporó hace poco en la provincia de Buenos Aires porque tuvo algunas diferencias con Francisco De Narváez y prefirió seguir trabajando con nosotros, pero ya estaba con él cuando nosotros habíamos hecho las elecciones. Es un asesor y está trabajando en el armado político, es diputado de este bloque en el cual coincidimos.
—¿El pase de Juan José Alvarez de De Narváez al PRO indica que esta alianza con Solá ya se estaba incubando antes?
—Primero, que hace poco tiempo que está Juanjo con nosotros y no conozco bien… Hablé por primera vez con él la semana pasada, porque no me meto en los temas de la provincia de Buenos Aires. Creo que en el caso de Felipe Solá, tuvo gran importancia la relación personal que tienen Mauricio Macri y Felipe Solá, quienes desde hace años cada dos por tres se juntan a conversar. Felipe Solá es una persona que ha pasado por la Gobernación de la provincia de Buenos Aires y no ha tenido problemáticas con lo institucional o con la corrupción. Francisco De Narváez es una persona que la misma Lilita Carrió hace poco tiempo decía que es un empresario que ha hecho bien su patrimonio, y son personas muy respetables, con límites. Esto fue una iniciativa de Mauricio Macri en pos de convocar a personas que, en el lenguaje de mi papá, que es médico y hace ese tipo de comentarios, normales, o personas razonables, con límites.
—¿Macri es culturalmente peronista?
—Mauricio no es peronista. Cuando muchas veces el peronismo trató de tentarlo, no se sintió cómodo en esa situación. El siente, lo mismo que yo, que son como situaciones que limitan. Se podría decir que Mauricio es de centro o liberal, porque tiene también dirigentes de la centroderecha en el partido. Culturalmente es mucho más desarrollista que peronista. Lo podría poner en una referencia más fácil con Frondizi que con Perón.
—Lavagna rechazó cualquier posibilidad de sumarse al frente Macri-Solá-De Narváez porque es el “centro progresista”. ¿Cómo lo explica, si Lavagna era cercano a Duhalde y Duhalde es cercano al frente Macri-Solá-De Narváez?
—Esto es lo que me da la razón: no hay posibilidades de explicarlo con las categorías peronismo/no peronismo, radicalismo/peronismo, centroizquierda/centroderecha. A la hora de hacer política y tomar decisiones, votamos el 95% de los proyectos con los radicales, la Coalición Cívica y algunos peronistas. Si seguimos insistiendo en este tipo de encasillamientos, nos vamos a perder la posibilidad de hacer lo que tenemos que hacer. Es una responsabilidad muy alta que tenemos los dirigentes políticos, salirnos de eso y empezar a pensar en otra forma, a construir crecimiento sostenido que no tenga todo el tiempo los up and down que tiene la Argentina, que se parezca un poquito más a Brasil o a Chile y pueda tener una imagen internacional distinta a la que tiene hoy, que es muy mala y muy débil.
—Dentro del PRO su corriente interna, Juan Martín de Pueyrredón, coloca la inseguridad como prioridad en la agenda. De Narváez en su campaña criticó lo hecho por el gobierno bonaerense en materia de seguridad. ¿Cómo se resuelve la contradicción entre una mirada garantista de Solá y otra que se podría simplificar como de tolerancia cero?
—La verdad es que se complica un poco. Francisco De Narváez no es del extremo de la tolerancia cero. Eugenio Burzaco trabaja con él y con nosotros los temas de la seguridad, y no es “tolerancia cero”. Pero esto que usted plantea es muy importante, porque son las dificultades que podemos encontrar y los riesgos que podemos correr al tratar de sentar en una misma mesa a personas que, en principio, no están pensando exactamente igual. Pero bueno, ése es el laburo que hay que hacer.
—Usted comenzó su carrera política cerca de la Democracia Cristiana, partido que mundialmente surgió a fines del siglo XIX, cuando el papa León XIII, en respuesta tanto al socialismo como al liberalismo, escribió la encíclica Rerum Novarum. ¿Ideológicamente es Ud. más peronista que Macri?
—Yo no tuve militancia partidaria. Tuve una relación personal con Carlos Auyero porque mi hermana fue novia de su hijo, y como yo estudiaba Ciencias Políticas aproveché mucho conversar con él. Sí coincido en que el peronismo toma muchísimo de la Doctrina Social de la Iglesia y de la Democracia Cristiana internacional. De hecho, participó de la Internacional Social Cristiana. Pero fíjese que el mismo Obama hace mucha referencia a su dificultad de sentirse encasillado en el Partido Demócrata, y que muchas veces le parecían más atractivas las propuestas republicanas.
—¿Hay estabilidad sin estructuras políticas con identidad?
—Es absolutamente necesario que se generen partidos políticos, pero hay una primera etapa… hay una frase de Sergio Bergman que a mí me parece muy buena: tenemos que hacer un frente para la república y no un frente para la victoria. La gente ya no piensa más que éste es peronista, o que no es peronista. Algunos sectores sí, cuando hay una identidad familiar. Por ejemplo en mi pueblo, donde hay familias radicales de toda la vida. Ganó ahora un intendente peronista después de no sé cuántos años.
—¿Cree, como dice Carrió, que “Duhalde es Kirchner”?
—No es lo mismo, porque si no habrían podido continuar su relación. Hay una cosa en el peronismo de los últimos tiempos que es que cuando se empieza a concentrar el poder se disparan y se disocian de la realidad de manera muy patente. La cosa empieza a ser cómo mantenemos el poder, y se produce una disociación con la sociedad. Esto sí puede ser un elemento en la lógica de las gestiones peronistas, pero yo no me animo a decir que Duhalde es Kirchner.
—¿No es Solá el caballo de Troya de Duhalde en el macrismo? Si ganara Solá en la provincia, con la propia ayuda de De Narváez y el PRO, ¿se convertirá luego en el candidato del peronismo bonaerense para presidente en 2011 y Macri habrá ayudado a construir su más difícil contrincante?
—Si bien Duhalde hizo juntar a Francisco De Narváez y Felipe Solá, y coincidía con lo que terminó pasando después de la convocatoria de Mauricio, me parece que acá hay una situación diferente, que es que Macri los convoca y así se juntan, y los que están protagonizando esto son Felipe, Francisco y Mauricio. Me parece que Duhalde puede coincidir, pero no es protagonista de esta situación.
—¿Dónde cree que tiene fichas Duhalde? ¿Quién le cae más simpático de los tres?
—No lo sé. En el reportaje que usted hizo el domingo pasado queda claro que tiene más cercanía con Solá. Sí, me parece que…
—... se sentiría más seguro con un peronista de tradición como presidente que con este muchacho Macri, que no sabe después qué hará.
—En ese sentido, puede ser que tenga más afinidad.
—La Coalición Cívica opina que el frente con Solá le restará al PRO votos antiperonistas, que habrían votado por Macri, y ahora no lo harían. ¿Existe ese riesgo electoral en la Capital?
—No. En la Ciudad de Buenos Aires nosotros tenemos muchos aliados radicales, tenemos un ministro claramente definido como radical, y estamos absolutamente contentos con la gestión de Hernán Lombardi. El PRO tiene referentes de distintos sectores, y hasta ahora se ha movido bien así.
—¿Macri será el próximo presidente argentino en 2011?
—Yo creo que sí, que puede ser el presidente de 2011, y para eso lo más importante que tenemos que hacer es gobernar bien la Ciudad de Buenos Aires.
—¿Alcanza con eso?
—No, pero es esencial que se demuestre la manera en que nosotros consideramos que se debe trabajar en el Estado, de qué manera se trata a la prensa, que se vea que éste es un espacio político que cree en las instituciones y que quiere que las cosas sean transparentes, que se usen bien los recursos públicos, con sensatez y con la mirada puesta en el ciudadano. Obviamente, luego hacen falta estas cuestiones, como la iniciativa de Mauricio de hace quince días de convocar a otros referentes políticos para tener una buena representación en la provincia de Buenos Aires.
—Sin alianzas no salen de la Ciudad y el Conurbano.
—Siempre hay discusiones internas en el partido entre los que tienen más tiempo en la política y los que tenemos menos tiempo. Lo que yo digo puede ser un error de inexperiencia o un error de ellos de seguir pensando de la misma manera que cuando las cosas no han ido bien.
—Hace varios meses Ud. dijo que no podía decirle que no a Mauricio Macri si le pedía que fuera candidata en 2009. Las últimas semanas viene diciendo que no está segura, que no quiere, y no dice con la misma contundencia que hará lo que Macri le pida. ¿Qué cambió?
—Yo no soy de acusar que me distorsionan, pero esa vez fue así. No fue taxativo que dije: “Si Macri me pide tal cosa la hago”. Porque de hecho nuestra manera de trabajar no es ésa. Yo no podría trabajar con alguien que…
—Yo la he visto por televisión decirlo.
—Lo que siempre digo es que la opinión y lo que Mauricio piensa en determinada estrategia política no me es cualquier cosa. Es la opinión de mi jefe, la persona que conduce nuestro espacio, y además una persona con la que trabajo con muchísimo respeto. Pero creo que por su misma forma de ser tengo la ventaja de poder discutir estas cosas. El es una persona abierta a eso, y yo me doy la posibilidad de discutirlo con él.
—Un buen conductor siempre escuchará pero después decidirá y no puede haber dos al volante. El año pasado usted expresaba una lealtad hacia Macri independiente de lo que Ud. creyera más conveniente. ¿Qué pasa si Macri se lo pide: “Necesito que encabeces las listas para diputados?
—(Piensa, pasa mucho tiempo sin hablar) Es que… (se vuelve a detener)
—¿No expresó lealtad independiente de su propio criterio?
—Nunca fue tan así. Porque cuando él escucha y después decide, decide tomando en cuenta lo que escucha. Le tengo fe a esa posibilidad de que termine compartiendo lo que nosotros estamos pensando. Pero en la hipótesis de que no… (se vuelve a detener)
—¿Usted qué haría?
—Eh… Lo seguiré discutiendo, porque no quiero llegar a esa situación. En todo caso, encontraremos un camino en el medio.
—No se puede estar medio embarazada. A ver: para ser candidata, Ud. tiene que renunciar como vicejefa de Gobierno. Si fuera candidata a legisladora por la Ciudad, tras ser electa podría presidir la Legislatura y de otra forma volver a ser, no exactamente, pero sí prácticamente, vicejefa de Gobierno, ¿no?
—Sí.
—La política está llena de contradicciones, ¿pero qué sentido tiene renunciar para ser candidato a lo mismo que ya se era, presidente de la Legislatura?
—Ahí confluyen dos cosas. La necesidad de mantener la representación que la ciudadanía me otorgó, que es gobernar la Ciudad de Buenos Aires, más la necesidad de ganar una elección de manera contundente para fortalecer ese gobierno porque en 2010 y 2011 vamos a tener años difíciles en una carrera presidencial complicada y despiadada.
—Con los nuevos diputados que sumará, la oposición puede ser mayoría en esa Cámara y ser un ámbito crucial para la gobernabilidad del país entre 2009 y 2011. ¿No cree que Ud. tendría algo para aportar allí?
—Primero hay que tratar de reflexionar hasta el abismo la posibilidad de encontrar candidatos, o un acuerdo de representación para que la elección sea buena igual, aunque no tenga que estar yo de candidata.
—Está claro que Ud. no quiere ser candidata.
—Obviamente, yo no quiero ser candidata… La política hoy en la Argentina todavía pide jugar tratando de poner las nuevas reglas pero con un viejo sistema. Tratemos de encontrar una manera de hacer una elección en la que yo no tenga que ser candidata. Esa discusión y esa posibilidad todavía no están agotadas.
—Si no existiese alternativa, ¿estaría dispuesta, independientemente de su preferencia, a hacer lo que resulte más conveniente?
—Sí, estoy dispuesta. Así como quiero que encontremos juntos la posibilidad de que no sea.
—¿No ser candidata a diputada tiene que ver con no tener que competir con Carrió?
—No, en absoluto.
—¿Seguro que su afecto por ella no la inhibe aunque sea incoscientemente?
—No, de ninguna manera. No me importa eso.
—Independientemente de que el PRO, la Coalición Cívica, los radicales y los peronistas no K, legislativamente hayan coincidido en el 95% de los casos , para presidente hay un solo lugar. Para Macri, que el PRO derrote a Carrió en su distrito más fuerte, la Ciudad de Buenos Aires, y en su tradicional cargo de Carrió, diputada, no es un tema secundario. Si Macri vence a Carrió se posiciona de una manera distinta para 2011.
—Por supuesto que lo comprendo. Pero yo le planteo una situación que complejiza más la cosa. Supongamos que nosotros decidimos hacer eso y le ganamos a Elisa. Esto es octubre, Mauricio queda muy bien posicionado, pero en marzo o abril usted tiene una Legislatura débil en la ciudad, con una pelea que puede volverse carnicera en la carrera al 2011, y Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad, con esa responsabilidad. Entonces, fuerzas políticas que no tienen un comportamiento de oposición constructiva, institucional, ¿qué pueden hacer frente al Gobierno y la responsabilidad que hoy tiene que ejercer Mauricio Macri? Yo creo que la debilidad de la Legislatura puede llegar a ser crucial, un problemón.
—Si Ud. encabezase la lista a diputados y se eligen en la misma votación diputados nacionales y legisladores de la Ciudad, no creo que el corte de boletas sea significativo, ¿no?
—Esas son las cosas que estamos analizando, y la posibilidad de ver cómo tratar de coincidir en las dos cosas que tenemos que jugar.
—Su decisión cruza toda la política, porque si Carrió pierde frente a Ud., como hoy indican las encuestas, se reacomoda todo el mapa, hasta Cobos.
—Sé que es un tema sensible y súper importante. Creo que la elección de la provincia también es importante. Pero prefiero agotar todas las posibilidades de que, primero, sigamos construyendo una fuerza un poquito más amplia de lo que hoy tenemos, incluso en la Ciudad. Si usted me pregunta qué hubiera soñado yo que era lo mejor para todos, sería haber logrado un acuerdo con la Coalición Cívica, con los radicales, con los peronistas no kirchneristas y con el PRO para poder representar a la gente que en octubre va a votar si está de acuerdo o no con el gobierno nacional. Eso es lo que deberíamos haber logrado si no fuéramos tan personalistas o ansiosos de ver quién va a ser el candidato a presidente de 2011. Esa representación más amplia habría sido ideal para que los ciudadanos se sintieran realmente representados en lo que van a ir a votar en octubre, que es un grupo de políticos que se están oponiendo al Gobierno nacional.
—En su distrito hay dos líderes: Macri y Carrió, y cada uno lucha por ser el representante de la oposición.
—También es cierto que en la elección de 2007, cuando nosotros ganamos la Ciudad y luego no disputamos, digamos que presentamos candidaturas a diputados y Mauricio acompañó la candidatura de López Murphy como presidente, el PRO logró una identificación como partido, algo súper interesante políticamente, que no se daba hacía tiempo, porque la fórmula presidencial sacó el uno y pico por ciento y Melconian, que era el candidato a diputado con el PRO, sacó el catorce y pico. Hubo un corte de boleta muy importante que se referenciaba con el partido. Nosotros ahí salimos terceros; Lilita salió claramente segunda, se proclamó la líder de la oposición y nosotros lo reconocimos públicamente. Recuerdo haber dicho en el diario PERFIL: “Lilita ha ganado el lugar de la oposición”. Sin embargo, usted hoy mide o le pregunta a la gente, sondea las opiniones en relación con las posibles candidaturas para presidente en 2011, y Mauricio está arriba de Lilita.
—Sinceramente ¿Ud. ve riesgos de que en las elecciones de octubre la representatividad del PRO en la Legislatura de Buenos Aires sufra un retroceso?
—No, lo que quiero decir es que en una elección local el foco está puesto en lo local exclusivamente, y separado de lo nacional. Entonces, al hacer elecciones locales, la diferencia en relación con cantidad de legisladores que puede sacar es muy importante.
—¿Propone desdoblar las elecciones, encabezar Ud. la de legisladores, y que otro candidato encabece la de diputados en una elección en otra fecha?
—Exactamente.
—Si se hiciera así, ¿cuántos legisladores más podrían tener?
—Según los encuestadores, entre cuatro o cinco. Es una diferencia muy importante.
—¿Qué cambian esos cuatro o cinco legisladores?
—Puede llegar a estar casi con la mayoría de los legisladores, y con la mayoría uno tiene una gobernabilidad totalmente distinta. Y en los años electorales presidenciales, no legislativos, yo temo que haya mucha irracionalidad.
—Toda elección implica una pérdida. Si el PRO tiene aspiración nacional, ¿no debería arriesgar algo de su territorio natural?
—Lo veo en cómo construyeron su estrategia política los socialistas en Santa Fe. Cuando el socialismo santafecino se planta como gobierno rosarino, nadie decía “éste es un proyecto localista”, porque tiene historia. Ellos se encargaron de explicitar que gobernaban la ciudad de Rosario para luego gobernar la provincia de Santa Fe, y para después pretender una candidatura nacional, de transformación del país. Nosotros arrancamos con esa lógica: gobernemos un distrito que es muy visible, mostremos cómo nosotros creemos que se debe gobernar, con qué herramientas, con qué convicciones, con qué principios y con qué límites; mostremos eso y vayamos creciendo desde ese lugar. Con lo difícil que es hoy la irracionalidad de algunos sectores políticos que te pueden llegar a lastimar permanentemente por el poder mismo, por más que se gane la nacional, se corre muchísimo riesgo de perder el principal sostén, que es cómo gobernar.
—El socialismo comenzó mucho antes que el PRO, aun en Rosario. ¿Su discusión no es ser legisladora o diputada, sino si el PRO debe poner en riesgo su gestión en la Ciudad de Buenos Aires para conseguir llegar en 2011 a la presidencia, o esperar a 2015?
—No, porque la situación del país es diferente. A mí me parece que si bien en Rosario hubo dos o tres gestiones del socialismo, la Ciudad de Buenos Aires no es Rosario, la visibilidad desde la Ciudad de Buenos Aires es mucho más rápida, mucho más explícita.
—¿El costo de tener menos fortaleza en la Legislatura es mayor que el beneficio que tendría que el PRO le ganara a Carrió?
—Sí.
—Siguiendo su lógica de no apurar el 2011, ¿puede Carrió mantener su carácter de presidenciable para 2011 sin competir en 2009 en su distrito?
—No. A ella se le complica mucho más la situación porque no tiene un lugar institucional de gestión. ¿Con qué hace evidente su manera de gobernar, de construir, de generar buenos equipos si no tiene un cargo ni un lugar institucional?
—¿A Carrió no le queda alternativa porque es más débil?
—Sí… está sin herramienta para poder mostrar algo concreto. Si no se presenta, sigue siendo discurso. Si se presenta y es diputada, uno va a poder ver algún tipo de gestión. Si no, está fuera del sistema, y si está fuera del sistema es muchísimo más difícil que pueda pretender ser candidata a presidenta.
—¿Qué piensa cuando dentro del PRO la llaman “la reina”?
—No sabía que decían eso. Nada, ninguna reina. Me siento contenta y orgullosa de tener hoy la sensación de que estoy representando bien a la gente. Eso es también muy volátil. Uno sabe que en la política argentina no hay una confianza de por vida.Tengo que demostrar más cosas. Siento que tengo que crecer, que tengo que ser responsable con cada una de las decisiones que tomo, porque si no, voy a decepcionar como muchos otros políticos nos han frustrado.
—Si Ud. le ganara a Carrió en la Ciudad, de la misma manera que sería para Solá ganar en la Provincia, sería consagratorio en su carrera política.
—No es mi pretensión hoy. Yo tengo la pretensión de poder crecer en conjunto con las personas con las que conformo parte de un espacio político. No porque hacemos una buena estrategia y, de golpe, se da la situación, la coyuntura; no creo más en esas situaciones. Creo que hay que tratar de crecer en pos de lo que uno hace, entonces, así como no me planteé ser vicejefa de Gobierno y fui legisladora y presidenta de un bloque y traté de hacerlo lo mejor posible, pero Mauricio creyó que era bueno que yo diera ese paso para ser candidata a vicejefa, y hubo un acuerdo y un consenso de que lo podía hacer, ojalá el trabajo que hago como vicejefa y el trabajo que haga en lo que me toque hacer ahora desemboque en una posibilidad de hacerme cargo de una cosa más poderosa.
—¿Su objetivo es ser jefa de Gobierno de la Ciudad cuando Macri deje de serlo?
—Podría ser una de las consecuencias si hago bien el trabajo. Pero no es que lo tenga como objetivo, no pongo eso por delante.
continua.....
"2017, te espero - UNITE".