Estimada AnamariaP, Sole, y demás lectores del Foro:
No crean que mis observaciones vienen cargadas de conflictividad, ni se dejen embalar por ellas. En realidad, me gusta jugar al papel revulsivo que siglos atrás practicaba Voltaire: poner cara de inocente, y decir cosas que señalan el doble mensaje y las contradicciones de su sociedad. Al igual que la Francia de aquel ilustre polemista, nuestra sociedad está plagada de ficciones, dobleces, e hipocresías. Y a mi edad, ya me fastidia sobremanera ver que las nuevas generaciones siguen distraídas con pavadas ideológicas y declamatorias, cuando hay temas bien cotidianos y concretos que resolver. Así, por ejemplo, veo a representantes estudiantiles declamar frases salvíficas y panamericanistas, cuando todavía no resolvieron cómo hacer para que los estudios terciarios en nuestra realidad dejen de ser pura tiza y pizarrón, y pasen a ser teórico-prácticos, como en las sociedades avanzadas.
Me daría por muy contento si de los muchos estudiantes de Derecho que incursionan silenciosamente en este y otros Foros, hubiese algunos que se movilizasen para gestionar ante los Colegios profesionales, la Superintendencia de la(s) Corte(s), el Ministerio de Justicia, y las Universidades la manera de que la publicidad de las actuaciones procesales se haga realidad. Al menos, y para empezar, para los estudiantes acreditados debidamente, y de la forma que se establezca. No que tengan que pedir sonrojados que de favor los dejen presenciar alguna audiencia; sino que con el orden y el decoro debidos, puedan requerir, sin más preámbulos, ser silenciosos testigos de las actuaciones. República, nomás un poco de republicanismo, y menos cacareo seudodemocrático.
Y también sería bueno que simultáneamente los grandes estudios jurídicos planificaran programas de invitación a sus audiencias, para que -solicitud mediante, y con el ya obvio decoro y sosiego- los estudiantes acreditados que lo solicitasen pudiesen presenciarlas.
Yo debo ser muy ingenuo, ¿no?...
Cordial saludo a todos.