1) Llamo al abogado de una contraparte a la que voy a subastar un inmueble para ver si su cliente se pone las pilas, paga la sentencia y los honorarios en cómodas cuotas menstruales y me ahorra el remate.
2) El abogado me arma un alegato de lo mas fervoroso diciendo que en realidad el debió haber ganado el juicio, que la justicia de san martín es una mierda (en eso le puedo llegar a dar la razón) y que es injusto que haya perdido. A todo esto, el tipo tomo 40 y pico de capital -su teléfono lo saqué de la página del CPACF- por lo que asumo es un tipo grande que se recibió hace al menos 15 años, ya que yo tengo tomo 62 y me recibí en el 96.
3) Le digo que comprendo todo lo que dice, pero que no lo llamo para intercambiar opiniones acerca de un juicio que ya tiene sentencia firme y está en etapa de ejecución, sino para saber si le interesa evitar el remate de un bien que ya está embargado, con el segundo testimonio inscripto y agregado al expediente y los oficios de subasta diligenciados, del que planificaba pedir martillero mañana o pasado.
4) Me dice que va a apelar el pedido de martillero (sic) y corta antes que le pueda decir algo...
Yo creo que lo agarré en un recreo con LSD.
Tengo los bolsillos llenos de verdades (by Charlie)