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  • Los tatuajes y la ética

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 #1238196  por alexmoncada
 
El hablar de tatuajes es hablar de modificaciones de color en la piel, donde se plasma un dibujo, una figura, un texto o ambas, también podemos decir que es una forma de arte en el cuerpo humano. En la antigüedad los tatuajes eran temporales, y solo se utilizaban para representar el puesto de una persona por ejemplo: en Egipto las mujeres eran quienes se tatuaban, sus tatuajes representaban funciones protectoras y mágicas. Por otro lado los indígenas los utilizaban como protección y valentía para la guerra. Como podemos ver los tatuajes tienen un valor desde la antigüedad, solo que en aquellas épocas pocos los podían utilizar.

En la actualidad los tatuajes son utilizados para recordar algo de gran importancia en tu vida, ya no es necesario ser un guerrero para poder ponerte uno, solo necesitas dinero, un buen diseño y un excelente tatuador para que realice una obra de arte en tu cuerpo, pero en este caso te va durar para siempre.

Como se ve en el titulo de este escrito no es solo sobre tatuajes de lo hablare, también involucrare a la ética, ¿Por qué? ya que la ética es la ciencia que estudia los actos de bondad y maldad del ser humano, algunas personas consideran que los tatuajes son actos de maldad, de daño para el cuerpo, un acto de rebeldía, un pecado para dios etc. Por estas razones el ensayo será un poco sobre mi vida con los tatuajes.

Además de que hablare de las consecuencias que implican el tenerlos y de cómo la sociedad o el mundo moderno los ve.

Soy una mujer de 21 años de edad, soy estudiante y actualmente tengo 3 tatuajes en mi cuerpo.

Mi primer tatuaje para hombre fue a los 20 años de edad, un regalo de cumpleaños de mí para mí, lo primero que hice para poder tenerlo, fue buscar un diseño y un buen tatuador. Ahora aquí es donde entra la ética, cuando decidí ponerme el tatuaje, nunca pensé en la opinión de los demás, en pocas palabras en las consecuencias de mis actos, ya tenia 20 años me sentía con la libertad y no necesitaba permiso para ponérmelo, ya que si pedía permiso la orden hubiese sido un “no”, además de que mi familia es muy religiosa, para ellos es un daño al cuerpo que dios me ha prestado, así que por gusto o capricho me hice mi primer tatuaje.

Antes de seguir con la historia de mis tatuajes, les hablare un poco del tatuador. Para que él pudiera tatuarme, checo que en realidad tuviera 20 años, que fuera responsable con la acción que iba a realizar, que estuviera segura de el dibujo y lo mas importante fue que estuviera consiente que mi capricho me iba a durar toda mi vida, ya esto es parte de la ética de su trabajo además de que el no realiza cualquier dibujo que sea feo para tu piel, pues aquí es donde entra su reputación como tatuador.

Continuando con esta historia, mi segundo tatuaje también fue a mis 20 años, un poco grande, solo que en esta ocasión mi libertad de hacer lo que yo quiera me trajo una consecuencia. Cuando mi madre se entero de mi segundo dibujo, el castigo fue quedarme sin carro ya que ella me lo iba a comprar, aquí fue donde entro mi libertad para responder a lo que nos pasa, en mi caso fue resignarme a quedarme sin carro y aguantar los reclamos y las malas caras de mi madre.

Ahora mi tercer tatuaje pero no el ultimo, sabiendo las consecuencias de mis actos, decidí realizármelo, aunque en esta ocasión nadie sabe que lo tengo, al menos no de mi familial pues la experiencia pasada no fue muy buena que digamos.

Fernando Savater nos dice, que hay cuatro principios de la moral: el filosófico, el religioso, el humano y el político. Ahora poniendo mi ejemplo, el principio de moral que yo pude haber elegido al realizar mis tatuajes fue el humano, pues dice que es por un bienestar o amor propio, obviamente desde mi perspectiva, aunque para otras personas no sea lo correcto.

El estudio más amplio de la ética es la libertad, el poder decir “si” o “no”, el lo hago o no lo hago, sin importar lo que digan los demás. Mí libertad de tomar la decisión de tener tatuajes, jamás fue con la idea de dañar a alguien, pues la única afectada era yo.

Mi moral no fue afectada por los actos que cometí, pues mis comportamientos no cambien y los valores enseñados siguen ahí, el hacer lo que yo quisiera no fue por un acto de rebeldía o por querer actuar mal, fue por un gusto.