Hola a todos!
Quiero compartir con todos ustedes una experiencia que pude vivir el miércoles.
Por una cuestión académica tuve la posibilidad de visitar el penal de Olmos, pude ir a la unidad 25, denominada "La Cárcel evangélista" y a la Unidad Nº 1, en la que rige lo que se llama régimen cerrado o si se quiere "común".
Realmente, es una experiencia impactante.
Al menos así lo fué para mi.
Les debo confesar que nací con lo que suelo denominar "Espíritu defensista" y generalmente soy optimista por naturaleza, pero la verdad es que no hay optimismo que resista el impacto de ver a la gente en esas condiciones.
Y se me presenta la necesidad de afirmar lo que sostienen muchos (sin perjuicio de realizar íntimamente un planteo de índole filosófico, que tiende indudablemente a la deslegitimación total del sistema): en esas condiciones toda privación de la libertad deviene ilegítima.
A su vez, debo de reconocer que mi visión sobre el servicio penitenciario cambio un poco (sólo un poco). Realmente es difícil manejar a personas que se encuentran privadas de la libertad, teniendo establecimientos en las condiciones en la que los tiene, y contando con tan poco apoyo ecómico por parte del Estado. (Igualmente sigo teniendo mis reservas al respecto)
Otra de las cosas que me impactó, y que se encuentra íntimamente relacionada con las "reformas" que se están barajando para solucionar el problema de la inseguridad, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, es la cantidad de personas que hay sin sentencia firme. Sobre un total de 1846 personas, sólo hay 243 condenados. Es realmente un problema. Y este es, lamentablemente, el porcentaje de condenados que hay en resto de la Provincia.
Por eso cuando se habla de endurecer los parámetros para otorgar una excarcelación, o aplicar duramente la ley con los "delincuentes", digamos que literalmente tengo ganas de llorar.
No que hablar de la famosa selectividad del sistema. Ella se encuentra allí... al alcance de los ojos.
Realmente creo que es útil compartir este tipo de experiencias, y quiero terminar remarcando la importancia de que la sociedad toda tome contacto con la gente que tiene que vivir intra muros.
Si tienen la posibilidad háganlo.
Y si podemos ayudar mejor.
Bueno, espero que encuentren tan interesante el relato como yo encuentro la posibilidad de compartirlo con ustedes.
Saludos!
Quiero compartir con todos ustedes una experiencia que pude vivir el miércoles.
Por una cuestión académica tuve la posibilidad de visitar el penal de Olmos, pude ir a la unidad 25, denominada "La Cárcel evangélista" y a la Unidad Nº 1, en la que rige lo que se llama régimen cerrado o si se quiere "común".
Realmente, es una experiencia impactante.
Al menos así lo fué para mi.
Les debo confesar que nací con lo que suelo denominar "Espíritu defensista" y generalmente soy optimista por naturaleza, pero la verdad es que no hay optimismo que resista el impacto de ver a la gente en esas condiciones.
Y se me presenta la necesidad de afirmar lo que sostienen muchos (sin perjuicio de realizar íntimamente un planteo de índole filosófico, que tiende indudablemente a la deslegitimación total del sistema): en esas condiciones toda privación de la libertad deviene ilegítima.
A su vez, debo de reconocer que mi visión sobre el servicio penitenciario cambio un poco (sólo un poco). Realmente es difícil manejar a personas que se encuentran privadas de la libertad, teniendo establecimientos en las condiciones en la que los tiene, y contando con tan poco apoyo ecómico por parte del Estado. (Igualmente sigo teniendo mis reservas al respecto)
Otra de las cosas que me impactó, y que se encuentra íntimamente relacionada con las "reformas" que se están barajando para solucionar el problema de la inseguridad, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, es la cantidad de personas que hay sin sentencia firme. Sobre un total de 1846 personas, sólo hay 243 condenados. Es realmente un problema. Y este es, lamentablemente, el porcentaje de condenados que hay en resto de la Provincia.
Por eso cuando se habla de endurecer los parámetros para otorgar una excarcelación, o aplicar duramente la ley con los "delincuentes", digamos que literalmente tengo ganas de llorar.
No que hablar de la famosa selectividad del sistema. Ella se encuentra allí... al alcance de los ojos.
Realmente creo que es útil compartir este tipo de experiencias, y quiero terminar remarcando la importancia de que la sociedad toda tome contacto con la gente que tiene que vivir intra muros.
Si tienen la posibilidad háganlo.
Y si podemos ayudar mejor.
Bueno, espero que encuentren tan interesante el relato como yo encuentro la posibilidad de compartirlo con ustedes.
Saludos!
La justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos. (Eduardo Galeano)