Valentina ..
Empezá desde el principio y desde abajo. Y sin olvidar ese momento y ese lugar.
Atendé a tu cliente como si fuera el más importante. Lo es. Cada uno lo es.
Porque ese cliente hablará de vos tal como lo hayas atendido.
Estudiá cada caso concienzudamente, a fondo, sola, y cuando hayas agotado todas tus posibilidades, no tengas verguenza en plantear tus dudas. Siempre las tendrás.
Vinculate a tus colegas y ofrecé, y pedí, ayuda. Todos la necesitan.
Elegí una rama y dedicate a saber todo lo posible sobre esa especialidad. Y que los demás se enteren de que hacés eso, de que sabés eso, de que podés hacer eso.
No te metas en temas que no conocés, porque la vida, la libertad, la honra, el patrimonio, el trabajo de tu cliente estarán en tus manos. Y no salgas a improvisar, a la desesperada, a ciegas. A veces es necesario derivar el caso, asumiendo que nos excede. Comenzá por los temas más accesibles, repasá las materias más usuales, leé fallos, artículos, libros, novedades, comentarios. Todo suma. Todo sirve.
Y, sobre todo, transmití seguridad. La seguridad de que te ocuparás del caso con interés, con seriedad, con responsabilidad, con honestidad. Ese es tu capital.
Por último, no te olvides de tus honorarios. Has estudiado para trabajar y vivir de tu trabajo. No permitas que se lleven tu tiempo sin pagar por él, porque no tiene devolución. Sólo vos decidirás si el caso merece ser atendido gratis.
Y recordá que el tiempo se toma revancha de lo que se hace sin su colaboración.
Suerte.
Master
(el texto de arriba me lo pasó un abogado mayor cuando yo empecé).
'Hay personas que estudian abogacía porque quieren saber Derecho,
y otras que estudian Derecho porque quieren ser abogados'
"La ignorancia no es otro punto de vista"