HISTORIAS DE AMORES PROHIBIDOS:
Corría el año 1802 y en un sarao que tuvo lugar en lo Mariano Altolaguirre,María Josefa Ezcurra, a los 17 años, conoce a Manuel Belgrano, si bien el seenamora de ella, la oposición paterna trunca la relación y ella debe casarse conJuan Esteban Ezcurra un primo venido de España, asegurando la continuidadde una clase. Los sucesos de Mayo, harían que Juan Esteban regresara aEspaña, y en 1812, separada de su marido y co ntando 27 años la joven corre aencontrase con Belgrano, cuando éste había sido no mbrado como jefe delejército del Norte, unos meses de amor harían que volviera embar azada y enjulio de 1813, en Santa Fe, nacía Pedro Pablo, rubio y blanco como su padre.Por esa época se casan Juan Manuel y Encarnación, los que adoptarían al niñoque pasaría a llamarse Pedro Pablo Rosas y Belgrano. El pequeño seríatratado como hermano por los hijos de Rosas y María Josefa sería su tía.Aunque en temas de herencia, las diferencias estaban claras. Así la sociedaddejaba pasar el acontecimiento, una mujer casada tenía que guardar formas.
Tres años después, en 1805, otra joven perteneciente a la sociedad porteña,marca un quiebre en las costumbres, cuando el 29 de julio se casaba despuésde una larga controversia. Corría el año 1802, los padres de Mariquita, Don Cecilio Sánchez de Velazco y Doña Margarita Trillo , después de elegir a Diego del Arco, español, mayor que la niña, todo un caballero y capaz de administrarla cuantiosa herencia de Mariquita4; como futuro marido de su hija de 14 años.Cuando deciden llevar a cabo la ceremonia de espo nsales, la niña se reveló y,ante su reclamo, un funcionario se presentó en la casa de la novia para“explorar su voluntad” […] mientras el pretendiente despechado debía soportartamaña humillación, la niña era depositada en un convento. El breve tiempoque permaneció en la Casa de Ejercicios no fue suficiente, su decisión de contraer matrimonio con Martín Jacobo Thompson, la llevaría a una larga lucha, decidida a que su amor triunfara, las dificultades por superar fueronmuchas, las distancias no hicieron cambiar sus sentimi entos, la muerte de supadre en 1803, y el hecho de que madre continuara con la misma negativatampoco la amedrentaría. Pero, está larga travesía sería ayudada por la providencia, que acude en su auxilio, cuando la Pragmática Sanción de 1803,traería aires frescos a la legislación hispánica, concediendo al virrey la autoridad para permitir o no los casamientos impedidos por los padres de losnovios. De esta forma el nuevo virrey, el mismo marqués de Sobremonte, queveía con buenos ojos a la Pragmática Sanción de 1803, intervendría en el casoy la joven pareja después de años de lucha l ogran su cometido abriendo surcoshacia un nuevo modelo de relación.
Nos adentramos, ahora, en la tercera década, el país se va dibujando, unitariosy federales, Buenos Aires y el interior.En julio de 1825, en la ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a los librosparroquiales nace Camila O’Gorman, de acuerdo a los libros parroquiales, hijade Alfredo O’Gorman y de Doña Joaquina Ximeno, creció en la casa paterna enla calle Cerrito, frente a la del mazorquero Salomón. Camila pertenecía a unafamilia federal en una época federal, cuando la política gi raba en torno a lafigura de Don Juan Manuel de Rosas.Camila, contemporánea del romanticismo anhelaría un amor romántico como elque leía en los libros. Delgada, de ojos oscuros, tez extremadamente blanca,pelo castaño, un conjunto perfecto en el que so bresalía una hilera de dientespicados cuando sonreía.8“A cada sistema familiar le corresponde un tipo particular de estructuraideológica. Las formas de vivir de una familia son el aspecto central de lamentalidad de la época. En ellas se expresan las n ormas que regulan latransmisión de riquezas, los ordenadores de la vida sexual, las pautas moralesy éticas que dominan las relaciones entre géneros, los hábitos y estrategias sociales. El instrumental mental de los actores procesa los mens ajesprescriptos de coerción con las necesidades y expectativas familiares.” La familia O’Gorman no escapaba a estas reglas.La sociedad en la creció, tenía normas, los varones continuarían la tradición familiar, o bien ingresarían a la vida religiosa. Las mujeres tení an su futuro enel matrimonio, para ello se las preparaba, administrar la casa, bordar, coser,tocar el piano. Virtuosas, virginales, para ejercer el rol de esposa y de madre,capaz de dirigir una tertulia o bien un baile, mome ntos en los cuales las jóvenesmostraban todos sus encantos.
En ese ambiente creció Camila O’Gorman, criada para ser esposa fiel, madre ejemplar, casarse con el miembro de una familia ilustre que asegurara una descendencia y una continuidad de la herencia.Pero, un día llegó a la una modesta capilla de barrio, la Iglesia del Socorro unnuevo párroco, Uladislao Gutiérrez, un joven del interior, sobrino delgobernador de Tucumán y protegido del secretario de la curia, rondaba losveinticuatro años, con pelo crespo, tez morena, mirada intensa y algo salida desu órbita, era más bajo que Camila y tenía un esp íritu romántico.10Así surgió el amor, algo difícil de disimular, cuándo fue el primer beso, nadie losabe, nadie conoce de la primera caricia, la joven pasaba largos ratos en lacapilla, cabalgaban juntos.Pero estas furtivas expresiones de amor no bastaron a la pareja que decidiófugarse, y el 11 de diciembre, cercano al verano, Uladislao abandona la parroquia y marcha con Camila a una nueva forma de vida, los itinerarios seestiman, el destino final Goya.El 23 de diciembre, Alfredo O’Gorman, denuncia el hecho, su hija, seducida porel párroco había sido robada, contemplado por la jurisprudencia, la mujerraptada era dejada en la Casa de Ejercicios, el hombre iba a la cárcel. Estadenuncia así planteada liberaba a Camila.Mientras tanto la pareja se había instalado en Goya, abrieron una escuela y lavida parecía sonreír, llevaban un buen pasar, Uladislao tenía un guardarropacompuesto de cuatro camisas, un poncho negro de alp aca, tres calzoncillos, unpar de casimires, un chaleco, encendía cigarros con una lente. Mientras queCamila contaba con un chal, un pañuelo, cuatro enaguas, dos batas, cuatrovestidos y botines. Casados ante Dios la pareja hacía una vida responsable.
Esta situación no duraría mucho tiempo, ni bien fueron descubiertos, fuerondenunciados y traídos nuevamente a Buenos Aires. Ella es alojada en la Casade Ejercicios; debía ser alojada con bienestar, considerando la familia a la que pertenecía, él, en cambio es recluido en una cárcel. Este parecía ser el plan,pero, súbitamente, el gobernador cambio su punto de vista, una ordenterminante hace que sean trasladado a Santos Lugares, un pequeño caserío.Sin dejar lugar a dudas se ordena el fusilamiento, los ped idos e intercesiones fueron en vano. El 18 de agosto, después de beber agua bendita, para liberar al hijo que supuestamente llevaba en su vientre, se produjo la ejecución. Elmurió en el acto, ella después de otra descarga y un tiro en la sien.l crimen cometido por Camila había provocado las iras de Rosas porque, alfugarse una mujer de buena cuna y un cura, cometían un atentado contra lahipócrita moral del rosismo. Había estallado un escándalo que había llegado alos diarios y Rosas, que vivía con una concubina y tuvo hijos naturales,abominaba de los escándalos que fueran un desafío a la moral conservadorade un dictador que añoraba el orden col onial.Por qué matarla si la reclusión hubiese sido suficiente, la sociedad de esaépoca contaba con otro espacio femenino “el convento” allí llegaban pordiversas razones, por no tener dote, para liberarse del yugo marital, durante laviudez como una opción de reclusión y dedicación a la fe, aún así el conventono fue una opción elegida por las mujeres de la clase patricia, el hogar y lasadministración doméstica fue privilegiado ya que servía como pilar para lasociedad de la época.No es su amor lo que la pone frente al pelotón de fusilamiento: las amistades ilícitas son un rasgo de la época. No es su condición de mujer la que lacondena a pena capital: la reclusión y el convento hubiesen sido suficientes. Es su clase social: su historia debía ser de sexualidad, coherente con el cambio y con la vorágine que lo caracterizó.
La cuarta década de ese siglo XIX, recibiría a otra mujer, hija de DalmasioVélez Sarsfield y de Manuela Velásquez Piñero, contemporánea de lageneración romántica, y del segundo gobierno de Rosas, el 8 junio de 1836nacía Aurelia Vélez Sarsfield, en el seno de una familia aristocrática, su infancia transcurriría en medio de la violencia del segundo gobierno de Rosas,quizás con sus doce años haya escuchado sobre la osadía de Camila, quizásno. Con escasos diecisiete años se casa con su primo hermano el DoctorPedro Ortiz Vélez, su matrimonio dura poco y Aurelia vuelve a la casa paterna.Pero, ella desafiaría las formas al enamorarse de un ho mbre, amado poralgunos, odiado por otros, de mal carácter, visionario, que ocupó la presidenciade la nación, sobrellevó con pesadumbre la muerte de Dominguito, apasionado,tenaz, testarudo, viajó a Córdoba para acompañarla cuando se produce la muerte de su hermana. Ambos compartían puntos en común, quizás tenían la capacidad de pensar un nuevo modelo de soci edad.La relación entre Aurelia y Domingo Sarmiento, transcurre en otro momentohistórico, en la segunda mitad del siglo XIX, el país se encaminaba a la conformación del Estado, la sociedad estaba cambiando, el modelo social que había sido testigo de las historias anteriores había quedado atrás. Quizáscuesta imaginarse, por la importancia de Sa rmiento, esta historia en susmomentos más íntimos, cuesta pensar que hayan compart ido los mismossentimientos que cualquiera de nosotros podemos sentir a la hora de amar.Quizás, porque, el amor de estas dos personas, además de todo, desafía elbronce, Domingo Faustino Sarmiento quien, desde hace años, custodia lospatios escolares con ese gesto adusto, eternamente calvo, asexuado,impertérrito e intransigente: pudo enamora rse, apasionarse por una mujermucho más joven, pudo escribir “Necesito tus cariños, tus ideas, tussentimientos blandos para vivir .Atravieso una gran crisis en mi vida.Créemelo. Padezco horriblemente y tú env enenas heridas que debieras curar.Al partir para San Juan, te envío mil besos y te prometo eterna constancia.Tuyo. Sarmiento”.Pudo desafiar la ira de su mujer Benita Pastoriza, por amor, pudo sentir, pudo ser una de las tantas personas que se enamoran.La figura de Aurelia, permaneció en el silencio durante mucho tiempo, una relación tácitamente aceptada por su padre, el jurista más importante del sigloXIX, quien en una sociedad que concedía al marido el manejo de la herenciade su esposa, “por Aurelia incluyó la novedosa figura de la “pérdida devocación hereditaria por separación de hecho sin voluntad de unirse” y en la nota argumenta que cuando después de mucho tiempo las partes nomanifiestan el deseo de volver a unirse, es mejor no analizar la cu lpabilidad.De esta manera, Dalmasio liberó a Aurelia de la tutela de su marido, a lavez que dejó claro a Ortiz que, aunque se le ocurriera aparecer, no podría heredar nada de su hija.
Pero como el amor no puede silenciarse por mucho tiempo, estas historias como tantas otras salen a la luz, para poder identificarlo permanente detrás de las formas, la capacidad de las personas de transgredir cuando en cuestión de afectos se trata y nos enriquece la mirada ante estas mujeres que desafiaron asu época por amor.Mientras que Mariquita, logró su objetivo; la historia de María Josefa fue ocultada; a Camila la asesinaron y a Aurelia, más allá de las convenciones tácitamente la aceptaron. Quizás cabe preguntarnos por qué a Camila la asesinaron, quizás porque fue la que más transgredió no solo desde su elección social, sino desde el atrevimiento, el amor que se declamaba desde el púlpito no era el que se aceptaba en la vida, amor supraterrenal que no llega a los hombres cuando de hombres se trata.
Corría el año 1802 y en un sarao que tuvo lugar en lo Mariano Altolaguirre,María Josefa Ezcurra, a los 17 años, conoce a Manuel Belgrano, si bien el seenamora de ella, la oposición paterna trunca la relación y ella debe casarse conJuan Esteban Ezcurra un primo venido de España, asegurando la continuidadde una clase. Los sucesos de Mayo, harían que Juan Esteban regresara aEspaña, y en 1812, separada de su marido y co ntando 27 años la joven corre aencontrase con Belgrano, cuando éste había sido no mbrado como jefe delejército del Norte, unos meses de amor harían que volviera embar azada y enjulio de 1813, en Santa Fe, nacía Pedro Pablo, rubio y blanco como su padre.Por esa época se casan Juan Manuel y Encarnación, los que adoptarían al niñoque pasaría a llamarse Pedro Pablo Rosas y Belgrano. El pequeño seríatratado como hermano por los hijos de Rosas y María Josefa sería su tía.Aunque en temas de herencia, las diferencias estaban claras. Así la sociedaddejaba pasar el acontecimiento, una mujer casada tenía que guardar formas.
Tres años después, en 1805, otra joven perteneciente a la sociedad porteña,marca un quiebre en las costumbres, cuando el 29 de julio se casaba despuésde una larga controversia. Corría el año 1802, los padres de Mariquita, Don Cecilio Sánchez de Velazco y Doña Margarita Trillo , después de elegir a Diego del Arco, español, mayor que la niña, todo un caballero y capaz de administrarla cuantiosa herencia de Mariquita4; como futuro marido de su hija de 14 años.Cuando deciden llevar a cabo la ceremonia de espo nsales, la niña se reveló y,ante su reclamo, un funcionario se presentó en la casa de la novia para“explorar su voluntad” […] mientras el pretendiente despechado debía soportartamaña humillación, la niña era depositada en un convento. El breve tiempoque permaneció en la Casa de Ejercicios no fue suficiente, su decisión de contraer matrimonio con Martín Jacobo Thompson, la llevaría a una larga lucha, decidida a que su amor triunfara, las dificultades por superar fueronmuchas, las distancias no hicieron cambiar sus sentimi entos, la muerte de supadre en 1803, y el hecho de que madre continuara con la misma negativatampoco la amedrentaría. Pero, está larga travesía sería ayudada por la providencia, que acude en su auxilio, cuando la Pragmática Sanción de 1803,traería aires frescos a la legislación hispánica, concediendo al virrey la autoridad para permitir o no los casamientos impedidos por los padres de losnovios. De esta forma el nuevo virrey, el mismo marqués de Sobremonte, queveía con buenos ojos a la Pragmática Sanción de 1803, intervendría en el casoy la joven pareja después de años de lucha l ogran su cometido abriendo surcoshacia un nuevo modelo de relación.
Nos adentramos, ahora, en la tercera década, el país se va dibujando, unitariosy federales, Buenos Aires y el interior.En julio de 1825, en la ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a los librosparroquiales nace Camila O’Gorman, de acuerdo a los libros parroquiales, hijade Alfredo O’Gorman y de Doña Joaquina Ximeno, creció en la casa paterna enla calle Cerrito, frente a la del mazorquero Salomón. Camila pertenecía a unafamilia federal en una época federal, cuando la política gi raba en torno a lafigura de Don Juan Manuel de Rosas.Camila, contemporánea del romanticismo anhelaría un amor romántico como elque leía en los libros. Delgada, de ojos oscuros, tez extremadamente blanca,pelo castaño, un conjunto perfecto en el que so bresalía una hilera de dientespicados cuando sonreía.8“A cada sistema familiar le corresponde un tipo particular de estructuraideológica. Las formas de vivir de una familia son el aspecto central de lamentalidad de la época. En ellas se expresan las n ormas que regulan latransmisión de riquezas, los ordenadores de la vida sexual, las pautas moralesy éticas que dominan las relaciones entre géneros, los hábitos y estrategias sociales. El instrumental mental de los actores procesa los mens ajesprescriptos de coerción con las necesidades y expectativas familiares.” La familia O’Gorman no escapaba a estas reglas.La sociedad en la creció, tenía normas, los varones continuarían la tradición familiar, o bien ingresarían a la vida religiosa. Las mujeres tení an su futuro enel matrimonio, para ello se las preparaba, administrar la casa, bordar, coser,tocar el piano. Virtuosas, virginales, para ejercer el rol de esposa y de madre,capaz de dirigir una tertulia o bien un baile, mome ntos en los cuales las jóvenesmostraban todos sus encantos.
En ese ambiente creció Camila O’Gorman, criada para ser esposa fiel, madre ejemplar, casarse con el miembro de una familia ilustre que asegurara una descendencia y una continuidad de la herencia.Pero, un día llegó a la una modesta capilla de barrio, la Iglesia del Socorro unnuevo párroco, Uladislao Gutiérrez, un joven del interior, sobrino delgobernador de Tucumán y protegido del secretario de la curia, rondaba losveinticuatro años, con pelo crespo, tez morena, mirada intensa y algo salida desu órbita, era más bajo que Camila y tenía un esp íritu romántico.10Así surgió el amor, algo difícil de disimular, cuándo fue el primer beso, nadie losabe, nadie conoce de la primera caricia, la joven pasaba largos ratos en lacapilla, cabalgaban juntos.Pero estas furtivas expresiones de amor no bastaron a la pareja que decidiófugarse, y el 11 de diciembre, cercano al verano, Uladislao abandona la parroquia y marcha con Camila a una nueva forma de vida, los itinerarios seestiman, el destino final Goya.El 23 de diciembre, Alfredo O’Gorman, denuncia el hecho, su hija, seducida porel párroco había sido robada, contemplado por la jurisprudencia, la mujerraptada era dejada en la Casa de Ejercicios, el hombre iba a la cárcel. Estadenuncia así planteada liberaba a Camila.Mientras tanto la pareja se había instalado en Goya, abrieron una escuela y lavida parecía sonreír, llevaban un buen pasar, Uladislao tenía un guardarropacompuesto de cuatro camisas, un poncho negro de alp aca, tres calzoncillos, unpar de casimires, un chaleco, encendía cigarros con una lente. Mientras queCamila contaba con un chal, un pañuelo, cuatro enaguas, dos batas, cuatrovestidos y botines. Casados ante Dios la pareja hacía una vida responsable.
Esta situación no duraría mucho tiempo, ni bien fueron descubiertos, fuerondenunciados y traídos nuevamente a Buenos Aires. Ella es alojada en la Casade Ejercicios; debía ser alojada con bienestar, considerando la familia a la que pertenecía, él, en cambio es recluido en una cárcel. Este parecía ser el plan,pero, súbitamente, el gobernador cambio su punto de vista, una ordenterminante hace que sean trasladado a Santos Lugares, un pequeño caserío.Sin dejar lugar a dudas se ordena el fusilamiento, los ped idos e intercesiones fueron en vano. El 18 de agosto, después de beber agua bendita, para liberar al hijo que supuestamente llevaba en su vientre, se produjo la ejecución. Elmurió en el acto, ella después de otra descarga y un tiro en la sien.l crimen cometido por Camila había provocado las iras de Rosas porque, alfugarse una mujer de buena cuna y un cura, cometían un atentado contra lahipócrita moral del rosismo. Había estallado un escándalo que había llegado alos diarios y Rosas, que vivía con una concubina y tuvo hijos naturales,abominaba de los escándalos que fueran un desafío a la moral conservadorade un dictador que añoraba el orden col onial.Por qué matarla si la reclusión hubiese sido suficiente, la sociedad de esaépoca contaba con otro espacio femenino “el convento” allí llegaban pordiversas razones, por no tener dote, para liberarse del yugo marital, durante laviudez como una opción de reclusión y dedicación a la fe, aún así el conventono fue una opción elegida por las mujeres de la clase patricia, el hogar y lasadministración doméstica fue privilegiado ya que servía como pilar para lasociedad de la época.No es su amor lo que la pone frente al pelotón de fusilamiento: las amistades ilícitas son un rasgo de la época. No es su condición de mujer la que lacondena a pena capital: la reclusión y el convento hubiesen sido suficientes. Es su clase social: su historia debía ser de sexualidad, coherente con el cambio y con la vorágine que lo caracterizó.
La cuarta década de ese siglo XIX, recibiría a otra mujer, hija de DalmasioVélez Sarsfield y de Manuela Velásquez Piñero, contemporánea de lageneración romántica, y del segundo gobierno de Rosas, el 8 junio de 1836nacía Aurelia Vélez Sarsfield, en el seno de una familia aristocrática, su infancia transcurriría en medio de la violencia del segundo gobierno de Rosas,quizás con sus doce años haya escuchado sobre la osadía de Camila, quizásno. Con escasos diecisiete años se casa con su primo hermano el DoctorPedro Ortiz Vélez, su matrimonio dura poco y Aurelia vuelve a la casa paterna.Pero, ella desafiaría las formas al enamorarse de un ho mbre, amado poralgunos, odiado por otros, de mal carácter, visionario, que ocupó la presidenciade la nación, sobrellevó con pesadumbre la muerte de Dominguito, apasionado,tenaz, testarudo, viajó a Córdoba para acompañarla cuando se produce la muerte de su hermana. Ambos compartían puntos en común, quizás tenían la capacidad de pensar un nuevo modelo de soci edad.La relación entre Aurelia y Domingo Sarmiento, transcurre en otro momentohistórico, en la segunda mitad del siglo XIX, el país se encaminaba a la conformación del Estado, la sociedad estaba cambiando, el modelo social que había sido testigo de las historias anteriores había quedado atrás. Quizáscuesta imaginarse, por la importancia de Sa rmiento, esta historia en susmomentos más íntimos, cuesta pensar que hayan compart ido los mismossentimientos que cualquiera de nosotros podemos sentir a la hora de amar.Quizás, porque, el amor de estas dos personas, además de todo, desafía elbronce, Domingo Faustino Sarmiento quien, desde hace años, custodia lospatios escolares con ese gesto adusto, eternamente calvo, asexuado,impertérrito e intransigente: pudo enamora rse, apasionarse por una mujermucho más joven, pudo escribir “Necesito tus cariños, tus ideas, tussentimientos blandos para vivir .Atravieso una gran crisis en mi vida.Créemelo. Padezco horriblemente y tú env enenas heridas que debieras curar.Al partir para San Juan, te envío mil besos y te prometo eterna constancia.Tuyo. Sarmiento”.Pudo desafiar la ira de su mujer Benita Pastoriza, por amor, pudo sentir, pudo ser una de las tantas personas que se enamoran.La figura de Aurelia, permaneció en el silencio durante mucho tiempo, una relación tácitamente aceptada por su padre, el jurista más importante del sigloXIX, quien en una sociedad que concedía al marido el manejo de la herenciade su esposa, “por Aurelia incluyó la novedosa figura de la “pérdida devocación hereditaria por separación de hecho sin voluntad de unirse” y en la nota argumenta que cuando después de mucho tiempo las partes nomanifiestan el deseo de volver a unirse, es mejor no analizar la cu lpabilidad.De esta manera, Dalmasio liberó a Aurelia de la tutela de su marido, a lavez que dejó claro a Ortiz que, aunque se le ocurriera aparecer, no podría heredar nada de su hija.
Pero como el amor no puede silenciarse por mucho tiempo, estas historias como tantas otras salen a la luz, para poder identificarlo permanente detrás de las formas, la capacidad de las personas de transgredir cuando en cuestión de afectos se trata y nos enriquece la mirada ante estas mujeres que desafiaron asu época por amor.Mientras que Mariquita, logró su objetivo; la historia de María Josefa fue ocultada; a Camila la asesinaron y a Aurelia, más allá de las convenciones tácitamente la aceptaron. Quizás cabe preguntarnos por qué a Camila la asesinaron, quizás porque fue la que más transgredió no solo desde su elección social, sino desde el atrevimiento, el amor que se declamaba desde el púlpito no era el que se aceptaba en la vida, amor supraterrenal que no llega a los hombres cuando de hombres se trata.
Un sutil pensamiento erróneo puede dar lugar a una indagación fructífera que revela verdades de gran valor.