El día 16 de octubre recibí una carta del Banco Patagonia.
La abrí, pensando que se trataba de una propaganda, pero encontré, dentro del sobre, un resumen de una caja de ahorros, a mi nombre, con un saldo deudor de $ 61,91.
Al día siguiente envié dos mails:
1. Uno a Valeria de la Peña, quien aparece en la página Web del banco como responsable titular del cumplimiento del Código de Prácticas Bancarias (Com. “A” 4378 del BCRA)
2. Otro, al servicio de atención al cliente, a través de la misma página Web.
En ambos casos expliqué la situación y solicité la anulación de la referida caja de ahorros.
La Ejecutiva de Cumplimiento del Código de Prácticas Bancarias todavía no dio respuesta alguna a mi pedido.
El servicio de atención al cliente sólo me indicó que concurriera a una sucursal del banco.
El martes 27 me presenté en la recepción de la sucursal del Banco Patagonia ubicada en Callao 1165.
Allí se me dijo que:
1. Esa cuenta había sido, originariamente, una cuenta de sueldos como profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
2. La UBA la había transferido al Banco Patagonia.
3. El Banco Patagonia la había transformado en cajas de ahorro.
4. Para cerrarla debía pagar el saldo adeudado.
5. Si pagaba ese mismo día no me la iban a cerrar porque había que esperar a que desbloquearan la cuenta y que al día siguiente entraría un nuevo cargo por gastos de mantenimiento e intereses.
6. Si no cancelaba la deuda, el próximo mes me enviarían al VERAZ.
Salí con toda la sensación de estar siendo víctima de una extorsión.
Todo era caprichoso y ridículo, porque:
1. Hace más de 12 años que renuncié como profesor de la UBA.
2. La cuenta de sueldos la abre el empleador y es gratuita.
3. La caja de ahorros es un contrato bilateral.
4. El banco no puede, sin mi consentimiento, transformar una cuenta de sueldos gratuita en una caja de ahorros onerosa y, menos aún, facturarme un “paquete de servicios” y gastos de mantenimiento.
5. Una vez informados claramente de mi negativa a tener una caja de ahorros en el Banco Patagonia, lo lógico es que pidieran disculpas y se pusieran a mi disposición para solucionar el problema en forma amigable.
El Banco Patagonia elude atender a mis reclamos y me conduce a un procedimiento burocrático y compulsivo que me pone en la alternativa de pagar lo que no debo o pasar a ser calificado públicamente como un incumplidor.
Quedé pensando en las consecuencias de esta práctica delictiva.
Infinidad de pobres personas son despedidas diariamente de sus trabajos.
Si el banco transforma automáticamente sus cuentas de sueldo en cajas de ahorro, a la multitud de problemas derivados del desempleo, se les agrega la angustia de sufrir un procedimiento extorsivo, que las pone en la encrucijada de pagar lo que no deben o quedar inhabilitados para comprar en cuotas un electrodoméstico, alimentos o un coche para su bebé.
Y la solución más racional para cada uno, dentro de las reglas del sistema, es sometersese a la extorsión, porque le sale más caro litigar que pagar.
Pero para el banco es un magnífico negocio, porque, con la multitud de víctimas hace negocios millonarios
Qué podemos hacer para que el Estado no nos entregue a los buitres?
Si el Banco Central aplicara las sanciones que corresponden, incluyendo el cese de la autorización para funcionar, estas prácticas extorsivas cesarían de inmediato.
Pero, lamentablemente, este organismo no parece tener interés alguno en defender a los ciudadanos.
Desde ya, muy agradecido.
Jorge Medici
La abrí, pensando que se trataba de una propaganda, pero encontré, dentro del sobre, un resumen de una caja de ahorros, a mi nombre, con un saldo deudor de $ 61,91.
Al día siguiente envié dos mails:
1. Uno a Valeria de la Peña, quien aparece en la página Web del banco como responsable titular del cumplimiento del Código de Prácticas Bancarias (Com. “A” 4378 del BCRA)
2. Otro, al servicio de atención al cliente, a través de la misma página Web.
En ambos casos expliqué la situación y solicité la anulación de la referida caja de ahorros.
La Ejecutiva de Cumplimiento del Código de Prácticas Bancarias todavía no dio respuesta alguna a mi pedido.
El servicio de atención al cliente sólo me indicó que concurriera a una sucursal del banco.
El martes 27 me presenté en la recepción de la sucursal del Banco Patagonia ubicada en Callao 1165.
Allí se me dijo que:
1. Esa cuenta había sido, originariamente, una cuenta de sueldos como profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
2. La UBA la había transferido al Banco Patagonia.
3. El Banco Patagonia la había transformado en cajas de ahorro.
4. Para cerrarla debía pagar el saldo adeudado.
5. Si pagaba ese mismo día no me la iban a cerrar porque había que esperar a que desbloquearan la cuenta y que al día siguiente entraría un nuevo cargo por gastos de mantenimiento e intereses.
6. Si no cancelaba la deuda, el próximo mes me enviarían al VERAZ.
Salí con toda la sensación de estar siendo víctima de una extorsión.
Todo era caprichoso y ridículo, porque:
1. Hace más de 12 años que renuncié como profesor de la UBA.
2. La cuenta de sueldos la abre el empleador y es gratuita.
3. La caja de ahorros es un contrato bilateral.
4. El banco no puede, sin mi consentimiento, transformar una cuenta de sueldos gratuita en una caja de ahorros onerosa y, menos aún, facturarme un “paquete de servicios” y gastos de mantenimiento.
5. Una vez informados claramente de mi negativa a tener una caja de ahorros en el Banco Patagonia, lo lógico es que pidieran disculpas y se pusieran a mi disposición para solucionar el problema en forma amigable.
El Banco Patagonia elude atender a mis reclamos y me conduce a un procedimiento burocrático y compulsivo que me pone en la alternativa de pagar lo que no debo o pasar a ser calificado públicamente como un incumplidor.
Quedé pensando en las consecuencias de esta práctica delictiva.
Infinidad de pobres personas son despedidas diariamente de sus trabajos.
Si el banco transforma automáticamente sus cuentas de sueldo en cajas de ahorro, a la multitud de problemas derivados del desempleo, se les agrega la angustia de sufrir un procedimiento extorsivo, que las pone en la encrucijada de pagar lo que no deben o quedar inhabilitados para comprar en cuotas un electrodoméstico, alimentos o un coche para su bebé.
Y la solución más racional para cada uno, dentro de las reglas del sistema, es sometersese a la extorsión, porque le sale más caro litigar que pagar.
Pero para el banco es un magnífico negocio, porque, con la multitud de víctimas hace negocios millonarios
Qué podemos hacer para que el Estado no nos entregue a los buitres?
Si el Banco Central aplicara las sanciones que corresponden, incluyendo el cese de la autorización para funcionar, estas prácticas extorsivas cesarían de inmediato.
Pero, lamentablemente, este organismo no parece tener interés alguno en defender a los ciudadanos.
Desde ya, muy agradecido.
Jorge Medici