Colegas: Seguramente recibiré muchas críticas, pero igual me atrevo a postear.
El abuso del cliente, la falta de pago de los honorarios, mi escasa insistencia para el cobro, la infinidad de causas que terminé trabajándolas gratis, y fundamentalmente los malabares para llegar a fin de mes, me llegan hoy a posicionarme al límite de la ética.
En un divorcio, en vez de pedir dinero para los gastos iniciales, enojada por haberlos adelantado de mi bolsillo, informé a mis clientes que me habían regulado por mis honorarios un monto mayor (que compensara algo más que mis gastos).
Además, en muchas ocasiones he mentido a los clientes: del estado de alguna causa o del inicio del trámite.
Mientras detentaba la representación de un cliente que efectuaba despidos habitualmente, cuando quise cobrarle la redacción de las cartas laborales (nunca abonó una sola consulta, menos abono mensual) por poco me mata, así que mi bronca se reflejaba cada vez que hacíamos los acuerdos laborales con los empleados: sin pedir regulación (aunque le decía que era lo que acordaba el tribunal), le cobraba más (una vez casi dupliqué el monto respectivo).
Si bien, nunca hice pacto de honorarios, pues me conformaba con la regulación; ni tampoco falseé montos, tuve y tengo el deseo tan poco controlable de hacerlo. El único límite que cuento es con la ignorancia de cómo hacerlo....
Me pregunto: Por qué se evaporan los valores?
El abuso del cliente, la falta de pago de los honorarios, mi escasa insistencia para el cobro, la infinidad de causas que terminé trabajándolas gratis, y fundamentalmente los malabares para llegar a fin de mes, me llegan hoy a posicionarme al límite de la ética.
En un divorcio, en vez de pedir dinero para los gastos iniciales, enojada por haberlos adelantado de mi bolsillo, informé a mis clientes que me habían regulado por mis honorarios un monto mayor (que compensara algo más que mis gastos).
Además, en muchas ocasiones he mentido a los clientes: del estado de alguna causa o del inicio del trámite.
Mientras detentaba la representación de un cliente que efectuaba despidos habitualmente, cuando quise cobrarle la redacción de las cartas laborales (nunca abonó una sola consulta, menos abono mensual) por poco me mata, así que mi bronca se reflejaba cada vez que hacíamos los acuerdos laborales con los empleados: sin pedir regulación (aunque le decía que era lo que acordaba el tribunal), le cobraba más (una vez casi dupliqué el monto respectivo).
Si bien, nunca hice pacto de honorarios, pues me conformaba con la regulación; ni tampoco falseé montos, tuve y tengo el deseo tan poco controlable de hacerlo. El único límite que cuento es con la ignorancia de cómo hacerlo....
Me pregunto: Por qué se evaporan los valores?