Lamadrid y la Cárcel de Devoto, una historia de amor y odio.
Querido Ascenso.
Son vecinos muy cercanos que entrelazan sus caminos y tienen una infinidad de historias en común.
Seguramente se trate de un caso único en el mundo: una cancha de fútbol y una cárcel frente a frente, separadas apenas por una angosta calle. El Club Atlético General Lamadrid y la Cárcel son íconos del porteño barrio de Villa Devoto. Y sus caminos muchas veces se entrecruzan y promueven entretenidos casos y anécdotas. El establecimiento penitenciario se inauguró en 1927, el club se estableció en 1950. "El Servicio Penintenciario considera propios los terrenos del club, inclusive en 1963 cercenó una franja y construyó depósitos. En aquella época hubo un intento de ocupar todo el territorio del club y varios socios se atrincheraron para evitarlo. Existe una relación de amor-odio entre Lamadrid y la Cárcel. No imagino la cancha sin la prisión al lado, sería perder la mística", le cuenta a Clarín Marcelo Izquierdo, periodista y guionista además de orgulloso socio e hincha de General Lamadrid, y autor del libro "Carceleros", recientemente editado y ya best seller en Villa Devoto,
Fundado por un grupo de jóvenes deportistas de Villa Devoto el 11 de mayo de 1950, en un baldío entres las calles Pedro Lozano, Desaguadero, Bermúdez y Nogoyá, el Club Atlético General Lamadrid se afilió a la AFA y debutó en el campeonato de Primera D de 1956 disfrutando su bautismo de campeón en 1977. Su segunda estrella la obtuvo en el torneo de Primera C 2010-11. Además, por Reducidos, festejó otros tres ascensos: de Primera D a la C (1983 y 1994-95) y de Primera C a la B (1997-98). Enrique Sexto es el nombre de su estadio, con capacidad para 3.500 personas. José Chino Mesiano, Silvano Fiera Maciel y Emanuel Gigliotti se formaron en las inferiores del Carcelero -¿qué otro ápodo podía tener Lamadrid?- y pasaron por la Selección Argentina siendo ya jugadores de equipos de Primera.
Mientras los futbolistas que visten camiseta azul oscuro cruzado por una banda blanca disputan sus partidos, desde las ventanas de la limítrofe cárcel asoman miradas y voces. Están los detenidos que hinchan por Lamadrid y también quienes alientan al rival, inclusive asomando camisetas o banderas del visitante de turno. "En el 83, cuando ascendimos a la C, no sólo se festejó en la cancha sino que también los presos se acoplaron sacando banderas y tirando papelitos. Es una imagen que me quedó grabada", rememora Izquierdo. En su libro relata una cantidad de estos hechos que conectan el acontecer de la entidad deportiva y la vida entre rejas. Como la historia de Mario Loco Oriente, detenido por hechos delictivos y confinando a la Cárcel de Devoto en la década del 50. Entró allí siendo hincha de Boca y salió, al cumplir la condena, como hincha de General Lamadrid; seguir la campaña desde la ventana de enfrente transformó sus sentimientos futboleros. Tanto que se radicó en Villa Devoto, se asoció a Lamadrid, luego fue su bufetero y llegó a integrar la Comisión Directiva. Hasta creó el himno de la institución. También se registró un caso inverso: Pablo Rodriguez, fanático de Lamadrid, cayó preso por delinquir y desde su celda alentaba al equipo y arengaba a sus ex compañeros de tribuna a prenderse en los cantos. Resulta gracioso un grito que comunmente los detenidos les gritan a los jugadores: "Sos un preso"...
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¿Qué significa ser hincha de Lamadrid? "Es parte de mi vida, mi origen y mi esencia. Soy hincha de Racing por herencia familiar, y fanático de Lamadrid por cultura barrial. La primera vez que me llevó mi viejo me di cuenta de que el número 4 y el número 3, los hermanos Julio y Sergio Rosel, atendían el negocio donde comprábamos queso y fiambre. No lo podía creer, para mí fue algo alucinante. Para mí eran futbolistas profesionales, más allá que eran amateurs y vivían de su comercio. Desde entonces mi papá me llevaba siempre de local y los Rosel de visitante". Da otra muestra de la identidad carcelera: "El mismo día que Barcelona y Juventus, con Messi y Tevez, jugaron la final de la Champions, se jugaba Lamadrid-Juventud Unida. Con mi hijo ni lo pensamos: fuimos a la cancha. Sabía que iba a ser un 0 a 0 enorme, sin ninguna chance de ver habilidosos o buena técnica, pero ni lo dudamos. Y sí, terminó empatado sin goles y malo, pero esta pasíon va más allá de los resultados".
Actualmente Lamadrid disputa el torneo de Primera C, bastante cerca del fondo de la tabla de posiciones y muy lejos de los puestos de vanguardia. Los altibajos deportivos y económicos no varían su particular relación con los "vecinos de enfrente", que gozan de 90 minutos de libertad cada vez que la pelota rueda oficialmente, en un ida y vuelta que genera constantes historias.
http://www.clarin.com/deportes/ascenso/ ... 62276.html
Querido Ascenso.
Son vecinos muy cercanos que entrelazan sus caminos y tienen una infinidad de historias en común.
Seguramente se trate de un caso único en el mundo: una cancha de fútbol y una cárcel frente a frente, separadas apenas por una angosta calle. El Club Atlético General Lamadrid y la Cárcel son íconos del porteño barrio de Villa Devoto. Y sus caminos muchas veces se entrecruzan y promueven entretenidos casos y anécdotas. El establecimiento penitenciario se inauguró en 1927, el club se estableció en 1950. "El Servicio Penintenciario considera propios los terrenos del club, inclusive en 1963 cercenó una franja y construyó depósitos. En aquella época hubo un intento de ocupar todo el territorio del club y varios socios se atrincheraron para evitarlo. Existe una relación de amor-odio entre Lamadrid y la Cárcel. No imagino la cancha sin la prisión al lado, sería perder la mística", le cuenta a Clarín Marcelo Izquierdo, periodista y guionista además de orgulloso socio e hincha de General Lamadrid, y autor del libro "Carceleros", recientemente editado y ya best seller en Villa Devoto,
Fundado por un grupo de jóvenes deportistas de Villa Devoto el 11 de mayo de 1950, en un baldío entres las calles Pedro Lozano, Desaguadero, Bermúdez y Nogoyá, el Club Atlético General Lamadrid se afilió a la AFA y debutó en el campeonato de Primera D de 1956 disfrutando su bautismo de campeón en 1977. Su segunda estrella la obtuvo en el torneo de Primera C 2010-11. Además, por Reducidos, festejó otros tres ascensos: de Primera D a la C (1983 y 1994-95) y de Primera C a la B (1997-98). Enrique Sexto es el nombre de su estadio, con capacidad para 3.500 personas. José Chino Mesiano, Silvano Fiera Maciel y Emanuel Gigliotti se formaron en las inferiores del Carcelero -¿qué otro ápodo podía tener Lamadrid?- y pasaron por la Selección Argentina siendo ya jugadores de equipos de Primera.
Mientras los futbolistas que visten camiseta azul oscuro cruzado por una banda blanca disputan sus partidos, desde las ventanas de la limítrofe cárcel asoman miradas y voces. Están los detenidos que hinchan por Lamadrid y también quienes alientan al rival, inclusive asomando camisetas o banderas del visitante de turno. "En el 83, cuando ascendimos a la C, no sólo se festejó en la cancha sino que también los presos se acoplaron sacando banderas y tirando papelitos. Es una imagen que me quedó grabada", rememora Izquierdo. En su libro relata una cantidad de estos hechos que conectan el acontecer de la entidad deportiva y la vida entre rejas. Como la historia de Mario Loco Oriente, detenido por hechos delictivos y confinando a la Cárcel de Devoto en la década del 50. Entró allí siendo hincha de Boca y salió, al cumplir la condena, como hincha de General Lamadrid; seguir la campaña desde la ventana de enfrente transformó sus sentimientos futboleros. Tanto que se radicó en Villa Devoto, se asoció a Lamadrid, luego fue su bufetero y llegó a integrar la Comisión Directiva. Hasta creó el himno de la institución. También se registró un caso inverso: Pablo Rodriguez, fanático de Lamadrid, cayó preso por delinquir y desde su celda alentaba al equipo y arengaba a sus ex compañeros de tribuna a prenderse en los cantos. Resulta gracioso un grito que comunmente los detenidos les gritan a los jugadores: "Sos un preso"...
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¿Qué significa ser hincha de Lamadrid? "Es parte de mi vida, mi origen y mi esencia. Soy hincha de Racing por herencia familiar, y fanático de Lamadrid por cultura barrial. La primera vez que me llevó mi viejo me di cuenta de que el número 4 y el número 3, los hermanos Julio y Sergio Rosel, atendían el negocio donde comprábamos queso y fiambre. No lo podía creer, para mí fue algo alucinante. Para mí eran futbolistas profesionales, más allá que eran amateurs y vivían de su comercio. Desde entonces mi papá me llevaba siempre de local y los Rosel de visitante". Da otra muestra de la identidad carcelera: "El mismo día que Barcelona y Juventus, con Messi y Tevez, jugaron la final de la Champions, se jugaba Lamadrid-Juventud Unida. Con mi hijo ni lo pensamos: fuimos a la cancha. Sabía que iba a ser un 0 a 0 enorme, sin ninguna chance de ver habilidosos o buena técnica, pero ni lo dudamos. Y sí, terminó empatado sin goles y malo, pero esta pasíon va más allá de los resultados".
Actualmente Lamadrid disputa el torneo de Primera C, bastante cerca del fondo de la tabla de posiciones y muy lejos de los puestos de vanguardia. Los altibajos deportivos y económicos no varían su particular relación con los "vecinos de enfrente", que gozan de 90 minutos de libertad cada vez que la pelota rueda oficialmente, en un ida y vuelta que genera constantes historias.
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