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 #1105196  por Pandilla
 
Lamadrid y la Cárcel de Devoto, una historia de amor y odio.

Querido Ascenso.
Son vecinos muy cercanos que entrelazan sus caminos y tienen una infinidad de historias en común.



Seguramente se trate de un caso único en el mundo: una cancha de fútbol y una cárcel frente a frente, separadas apenas por una angosta calle. El Club Atlético General Lamadrid y la Cárcel son íconos del porteño barrio de Villa Devoto. Y sus caminos muchas veces se entrecruzan y promueven entretenidos casos y anécdotas. El establecimiento penitenciario se inauguró en 1927, el club se estableció en 1950. "El Servicio Penintenciario considera propios los terrenos del club, inclusive en 1963 cercenó una franja y construyó depósitos. En aquella época hubo un intento de ocupar todo el territorio del club y varios socios se atrincheraron para evitarlo. Existe una relación de amor-odio entre Lamadrid y la Cárcel. No imagino la cancha sin la prisión al lado, sería perder la mística", le cuenta a Clarín Marcelo Izquierdo, periodista y guionista además de orgulloso socio e hincha de General Lamadrid, y autor del libro "Carceleros", recientemente editado y ya best seller en Villa Devoto,

Fundado por un grupo de jóvenes deportistas de Villa Devoto el 11 de mayo de 1950, en un baldío entres las calles Pedro Lozano, Desaguadero, Bermúdez y Nogoyá, el Club Atlético General Lamadrid se afilió a la AFA y debutó en el campeonato de Primera D de 1956 disfrutando su bautismo de campeón en 1977. Su segunda estrella la obtuvo en el torneo de Primera C 2010-11. Además, por Reducidos, festejó otros tres ascensos: de Primera D a la C (1983 y 1994-95) y de Primera C a la B (1997-98). Enrique Sexto es el nombre de su estadio, con capacidad para 3.500 personas. José Chino Mesiano, Silvano Fiera Maciel y Emanuel Gigliotti se formaron en las inferiores del Carcelero -¿qué otro ápodo podía tener Lamadrid?- y pasaron por la Selección Argentina siendo ya jugadores de equipos de Primera.

Mientras los futbolistas que visten camiseta azul oscuro cruzado por una banda blanca disputan sus partidos, desde las ventanas de la limítrofe cárcel asoman miradas y voces. Están los detenidos que hinchan por Lamadrid y también quienes alientan al rival, inclusive asomando camisetas o banderas del visitante de turno. "En el 83, cuando ascendimos a la C, no sólo se festejó en la cancha sino que también los presos se acoplaron sacando banderas y tirando papelitos. Es una imagen que me quedó grabada", rememora Izquierdo. En su libro relata una cantidad de estos hechos que conectan el acontecer de la entidad deportiva y la vida entre rejas. Como la historia de Mario Loco Oriente, detenido por hechos delictivos y confinando a la Cárcel de Devoto en la década del 50. Entró allí siendo hincha de Boca y salió, al cumplir la condena, como hincha de General Lamadrid; seguir la campaña desde la ventana de enfrente transformó sus sentimientos futboleros. Tanto que se radicó en Villa Devoto, se asoció a Lamadrid, luego fue su bufetero y llegó a integrar la Comisión Directiva. Hasta creó el himno de la institución. También se registró un caso inverso: Pablo Rodriguez, fanático de Lamadrid, cayó preso por delinquir y desde su celda alentaba al equipo y arengaba a sus ex compañeros de tribuna a prenderse en los cantos. Resulta gracioso un grito que comunmente los detenidos les gritan a los jugadores: "Sos un preso"...
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¿Qué significa ser hincha de Lamadrid? "Es parte de mi vida, mi origen y mi esencia. Soy hincha de Racing por herencia familiar, y fanático de Lamadrid por cultura barrial. La primera vez que me llevó mi viejo me di cuenta de que el número 4 y el número 3, los hermanos Julio y Sergio Rosel, atendían el negocio donde comprábamos queso y fiambre. No lo podía creer, para mí fue algo alucinante. Para mí eran futbolistas profesionales, más allá que eran amateurs y vivían de su comercio. Desde entonces mi papá me llevaba siempre de local y los Rosel de visitante". Da otra muestra de la identidad carcelera: "El mismo día que Barcelona y Juventus, con Messi y Tevez, jugaron la final de la Champions, se jugaba Lamadrid-Juventud Unida. Con mi hijo ni lo pensamos: fuimos a la cancha. Sabía que iba a ser un 0 a 0 enorme, sin ninguna chance de ver habilidosos o buena técnica, pero ni lo dudamos. Y sí, terminó empatado sin goles y malo, pero esta pasíon va más allá de los resultados".

Actualmente Lamadrid disputa el torneo de Primera C, bastante cerca del fondo de la tabla de posiciones y muy lejos de los puestos de vanguardia. Los altibajos deportivos y económicos no varían su particular relación con los "vecinos de enfrente", que gozan de 90 minutos de libertad cada vez que la pelota rueda oficialmente, en un ida y vuelta que genera constantes historias.
http://www.clarin.com/deportes/ascenso/ ... 62276.html
 #1112893  por Pandilla
 
La educación en la cárcel, un espacio de resistencia.

LA NACION recorrió el Centro Universitario San Martín, que funciona en la Unidad 48 de José León Suárez; unos 60 detenidos estudian allí la carrera de Sociología.

"La educación en la cárcel es un espacio de resistencia". Así lo definió Gabriela Salvini, directora del Centro Universitario San Martín (Cusam), que funciona en la Unidad Penal 48 en José León Suárez.

En este espacio educativo con autonomía universitaria unos 60 hombres privados de su libertad estudian la carrera de Sociología del Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes) de la Universidad de San Martín. En tanto, otros 160 participan de talleres y aprendizaje de oficios. LA NACION recorrió el lugar y entrevistó a varios detenidos que estudian allí.
http://www.lanacion.com.ar/1823112-la-e ... esistencia

Saludos
 #1113208  por Pandilla
 
Chaco sancionó la ley para aplicar el juicio por jurados.

Con 23 votos a favor y 7 en contra, la Legislatura Provincial aprobó la Ley 7661 para implementar en el fuero Penal esta modalidad de juzgamiento. De esta manera, Chaco se suma a las provincias que aplican el sistema. El proyecto fue impulsado por el Ejecutivo.

Luego de un extenso debate legislativo, con 23 votos a favor, 7 en contra y una abstención se sancionó la Ley que posibilita aplicar la modalidad de jurados en los juicios orales del fuero penal. La norma tiene 100 artículos en total y el objetivo de sumarse a lo propuesto por la Constitución Nacional. Según la ley sancionada “deberán ser juzgados por jurados, aún en su forma tentada y junto con los delitos conexos que con ellos concurran” los delitos que tengan prevista en el Código Penal la pena de reclusión o prisión perpetua, homicidio por emoción violenta, agresión seguida de muerte, homicidio en ocasión de robo y los delitos contra la integridad sexual. La integración del tribunal con jurados en estos casos es obligatoria e irrenunciable.
Según publicó Diario Chaco, el jurado estará integrado por doce miembros titulares y, como mínimo, por dos suplentes y será dirigido por un solo juez penal. El juez podrá ordenar que haya más suplentes de acuerdo a la gravedad o complejidad del caso. El panel de jurados titulares y suplentes deberá estar siempre integrado por mujeres y hombres en partes iguales.
Además, la ley tiene previsto contemplar la pluralidad cultural. “Cuando se juzgue un hecho en donde el acusado y la víctima pertenezcan al mismo Pueblo Indígena Qom, Wichi o Mocoví, el jurado titular y suplente estará obligatoriamente integrado en la mitad por hombres y mujeres de su misma comunidad de pertenencia”, dice la publicación.
La Asociación Argentina de Juicio por Jurados (AAJJ) felicitó a la provincia de Chaco por la implementación del sistema de enjuiciamiento acorde al diseño constitucional. “La ley de jurados de Chaco -cabe aclarar- puede ser catalogada como la mejor ley de jurados del país, ya que no solo contempla un modelo clásico, sino que, además, en su redacción se han podido capitalizar las auspiciosas experiencias neuquina y bonaerense con el sistema.
El proyecto que -con algunas modificaciones- se convirtió en ley fue presentado por el gobernador Jorge Capitanich, quien para su redacción contó con el apoyo de la AAJJ y el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP).
http://www.infojusnoticias.gov.ar/provi ... -3084.html
 #1113209  por Pandilla
 
CHACO TIENE LEY DE JUICIO POR JURADOS.

a legislatura de la provincia de Chaco aprobó la ley que implementa el juicio por jurados.

La Asociación Argentina de Juicio por Jurados (AAJJ) felicita a la provincia de Chaco, que de este modo se suma a las provincias argentinas que ya han implementado un sistema de enjuiciamiento acorde al diseño constitucional.

La ley de jurados de Chaco -cabe aclarar- puede ser catalogada como la mejor ley de jurados del país, ya que no solo contempla un modelo clásico sino que, además, en su redacción se han podido capitalizar las auspiciosas experiencias neuquina y bonaerense con el sistema.
http://www.juicioporjurados.org/2015/09 ... rados.html
 #1113492  por Pandilla
 
Mundos íntimos. Dirigir un coro en la cárcel me acerca al desaliento y a la esperanza.

Experiencia diferente.El grupo de canto de mujeres presas que dirige en el Complejo Penitenciario IV de Ezeiza ha sido enriquecedor para el autor. Colabora de esta forma con personas que intentan rehabilitarse brindando un espacio de aprendizaje y de disfrute que, quizás, nunca tuvieron antes. Por Javier Zentner.


Flavia (que no se llama Flavia) viene hacia mí, tímida y respetuosamente. Me dice: “Profe: yo no voy a cantar”.

Acostumbrado ya a estas pequeñas decepciones, la considero con la mejor mirada que la circunstancia me permite. Que no se preocupe, le digo. Que su única obligación es asistir. Que, en una de esas, con el paso del tiempo. Que cuando entremos en confianza.

–Yo no voy a cantar, Profe. No me gusta.

Y aunque su sonrisa monalísica y su gesto casi amoroso traten, ablandar el fastidio que me produce no es una tarea sencilla.
Me digo que es otro aprendizaje. Que enojarse es lo que menos sirve. Que, al fin y al cabo, la premisa de generar un espacio de libertad entre las rejas que nos rodean es la principal. La que se antepone a cualquier otra.

Desde que acepté dirigir un taller de canto y coro en una unidad penitenciaria de mujeres, se abrió para mí un mundo de por sí encerrado. Son las leyes. Así es el contrato social.

Ser un músico “de amplio espectro” me privilegió con experiencias muy ricas y de alto reconocimiento. Haber cantado en el escenario del Teatro Colón como integrante del Coro Estable o en el Estadio “Luna Park” con mi Grupo Vocal “De los Pueblos” o en una villa de emergencia con el Coro CUMPA o llevar al exterior expresiones de la cultura argentina necesitan ahora reorganizarse, ubicar nuevos puntos de vista, para poder abarcar el universo de la vida carcelaria. Hasta que no estás ahí, adentro, toda información es imaginería. Películas. Fantasías. Relatos.

Es muy difícil transmitir a quien no haya atravesado los seis u ocho controles de puerta, a quienes no hayan sentido rebotar contra las paredes desnudas los gritos que intempestivamente anuncian un reclamo o un conflicto, a quienes no han apreciado la dimensión de una llave (“pique” en la jerga) de las que se usan para abrir y cerrar las puertas de reja, la mezcla de sensaciones encontradas que atraviesan al recién llegado. En ese contexto, plantearse ir en busca de las voces allí cautivas (potenciadamente cautivas, dentro de cuerpos cautivos), parece una tarea condenada al fracaso y al malestar moral.

En todos los casos, he tratado de no perder de vista mis objetivos personales (pedagógicos, humanísticos, pero también artísticos). Creo que sostener con claridad las consignas prioritarias y no rendirme a “hacer lo que se pueda” es lo que permite el ordenamiento de las estrategias.

Insisto todas y cada una de las veces en obtener resultados artísticamente apreciables. Con obstinación quijotesca propongo ejercicios (I-I-I-U-U-U-A-A-A) ante la escéptica impaciencia de mis cantantes (“¡Profe! ¿Cuándo vamos a cantar?”; “¡Profe! ¿Otra vez iuiui? Ya lo hicimos la semana pasada!”), porque no puedo dirigirme a otra parte de esas personas que a las que se contactan con partes mías.

Las chicas tratan de que no las vea (pero las veo) cuando se tientan o ríen entre ellas ante la propuesta de tal o cual práctica vocal. Asumo la aparente contradicción entre la confianza y la autoridad porque sé que ese ambiguo camino es el puente. Aceptar que transiten con irreverencia por lugares míos (desde mi corte de pelo hasta mis discusiones familiares) conduce a un punto de encuentro. Mis alumnas conocen a mi hija (que me acompañó más de una vez al Taller), quieren ver fotos de mi compañera, insisten en que alguna vez “les lleve” a mi hijo (un saludable y pintón muchacho de 30 años).

Siempre es muy importante defender y sostener el espacio de lo musical, al margen de los sucesos de la realidad penitenciaria que empujan tratando de instalarse dentro del territorio del taller.

Las peleas –entre ellas o con el personal penitenciario–, las malas noticias, los castigos, las pérdidas, el ojo vigilante de las llamadas “operadoras”, que de vez en cuando se instalan por fuera del grupo en actitud controladora. Yo las invito a cantar. A veces, aceptan.

Flavia (que no se llama Flavia) es bajita, delgada pero de rasgos redondeados. De lo indescifrable que me resulta calcular la edad de mis coreutas, entiendo que Flavia (que no se llama Flavia) tiene poco más de treinta años. Alguna vez me entero de que es madre de una hija adolescente y dos hijos más. Todos sus datos personales y los de todas las internas que pasan por el taller son para mí un cuadro de Van Gogh, una miríada de pequeñas informaciones. Necesito que sea así para que el compromiso personal con cada una de ellas no me inunde, no me ahogue.

No es ninguna revelación decir que la mayoría de la población carcelaria está constituida por personas carenciadas y estigmatizadas. Incluso desvalorizadas en su propia autoestima. Mostrarme interesado y comprometido afectivamente con cada una de ellas me pone ante la posibilidad de ser demandado en una variedad de solicitudes tan amplia como dispar. Desde pequeñeces materiales (una lapicera, un cable prolongador de electricidad, la letra de una canción, una torta de cumpleaños) hasta indefinibles requerimientos personales. Es tal el estado general de orfandad que cualquier momento de desprevención de mi parte puede dejarme en el lugar del Padre, del Abogado, del Hombre. Y tengo muy claro que, para poder ser mínimamente útil en mi propuesta, debo manejar una imprecisa distancia entre tales necesidades y mi necesidad de dar.

Una semana después de nuestro primer contacto (el Taller funciona una vez por semana), Flavia (que no se llama Flavia) se acerca al teclado con el cual me ayudo a acompañar las ejercitaciones.

–Yo sé tocar– dice.

Usando un solo dedo de su mano derecha, deteniéndose antes de tentar un nuevo sonido, hurgando en recovecos de la memoria, reconstruye una versión bastante aproximada de la melodía de Lambada, esa ráfaga del arte andino que la industria le robó al Folklore hacia fines de los ’80. Se concentra en hacer una digna ejecución y disfruta por un momento ser la protagonista del instante. Sus compañeras celebran y bailan. Se produce un compacto alborozo, un oasis de libertad entre tanta reclusión, del cual participo tratando de agregarle la mano izquierda, su armonía, a la canción.

Me dice que mucho más que cantar, a ella le gustaría que la ayude a aprender a tocar el piano. Que en la sala de Educación tienen un teclado guardado en una caja. Que nunca se usa. Que le diga a las operadoras del servicio penitenciario que ella está autorizada a “practicar”.

Escribo unos sencillos ejercicios en una hoja pentagramada. Gestiono la autorización para el uso del teclado. Me voy, ese día, a la vida fuera de la cárcel, con una sonrisa de satisfacción.

Puesto en una hoja de papel, el tiempo pierde dimensión. Decir aquí y ahora que el episodio relatado flota en una nebulosa de tres o cinco años parece carecer de relevancia. No es así en el tiempo real.

Lo cierto es que pasó mucha vida desde aquellos primeros encuentros. De toda esa vivencia transitada, van quedando marcas. Siempre distintas marcas según el disparador del recuerdo. Un aprendizaje, diríamos, cuando aquellas experiencias pasadas encuentran un espacio de resonancia en mi interior. Al fin y al cabo, puede ser cierto que “nada de lo humano me es ajeno”. Al fin y al cabo, puedo encontrar en mí y en cualquier persona, puntos de contacto con “aquella vez, en que…”.

Lo que más gratifica son las confirmaciones. Los hitos concretos sobre los cuales puedo afirmarme y sentir que mis intuiciones eran válidas. Lo más enriquecedor son las contingencias. Lo inesperado de una voz, hasta entonces silente, que de pronto empuja en busca de la expresión. Y los desacuerdos. Y los conflictos. El choque entre mis pautas culturales y las que me son ajenas, que abre paso al encuentro con lo no transitado. El cuestionamiento del saber.

Hace unas cuatro semanas, Flavia (que no se llama Flavia) concurrió al Taller con inesperada puntualidad. Era un día por demás desordenado. Casi nunca me empaco en perseguir “el orden” durante el Taller. Me parece que de la indisciplina surgen frutos mucho mejores que del orden impuesto. Sobre todo en el ámbito carcelario, donde la premisa de mantener el orden suena a perogrullada.

Esta vez, la desordenada excitación incluía comentarios sobre el reciente encuentro con el Coro Polifónico Nacional de Ciegos, que nos gratificó con una entrañable presentación. Asombradas muchas de mis cantantes, de haber compartido el escenario y el cantar con esa masa humana de sonido, para ellas, impresionante.

Conmovidas todas, de haber encontrado –también en ese otro coro– personas, mujeres y hombres, con quienes tenían tanto para darse y tanto para recibir.

En esas cuestiones y en volver a ensayar nuestro repertorio, fue pasando el tiempo esa tarde. Así como por agregación habían ido completando el grupo de ensayo, las chicas se fueron reintegrando a sus pabellones en un goteo de a dos, de a tres, alguna que otra solitaria. Flavia (que no se llama Flavia) permaneció en su lugar, cuchicheando con la que, en esta ocasión, aparecía como su compinche.

Cuando quedamos solos, y antes de que yo empezara el ritual del desarmado (teclado, atril, carpeta de textos, cuaderno de asistencias), se acercó a mi mesa de trabajo y pidió permiso para hojear nuestro cancionero. Allí se van acumulando las letras de las canciones que les propongo, junto con las que ellas me piden y que pasan a formar parte del repertorio del Taller. Antes de que yo desconectara el teclado, Flavia puso bajo mi nariz la copia de una. También había sacado otras dos copias (una para ella, otra que convidó a su amiga). Acomodando la hoja en el atril, me dijo:

–¿Me canta esta, Profe?

En el imaginario de quienes vivimos los crudos años de la dictadura y celebramos la recuperación de la democracia, Como la cigarra quedó casi como un himno de resistencia y tuvo, desde entonces, una significación más colectiva que individual. Puede que haya quienes no la conozcan. Tiene un aire de habanera o milonga, como muchas de las canciones de María Elena Walsh. Dice: Tantas veces me mataron, tantas veces me morí /sin embargo estoy aquí resucitando /gracias doy a la desgracia y la mano con puñal / porque me mató tan mal y seguí cantando. Cantando al sol como la cigarra / después de un año bajo la tierra/ igual que sobreviviente / que vuelve de la guerra.

Canté esa canción como si estuviera ante un auditorio multitudinario y exigente. Durante los estribillos, con voz suave y correcta entonación, Flavia (que no se llama Flavia) cantaba al lado mío.

Al terminar, me miró y, antes de que yo dijera ninguna palabra, abrió una sonrisa mágica y casi cantó:

–Sabe, Profe? El martes me voy en libertad.

Nos abrazamos suave y profundo. Le deseé suerte. Le pedí que se cuidara. Que no hiciera macanas. Que buscara ayuda cuando fuera necesario.

Y entonces, en mi interior, cantar Como la cigarra ganó un nuevo significado. Y si bien, mirada a la distancia, esa pequeña victoria no cambiará el mundo, pienso en los mínimos gestos, sutiles acciones que logran iluminar el páramo donde transcurrimos.

Historias como la de Flavia (que no se llama Flavia) han sucedido casi en cada ocasión en que, en los últimos nueve años, concurrí a la Unidad Penitenciaria IV de Mujeres. Muchas de esas historias no han sido, como la que cuento, “edificantes”. Hubo muertes, silencios, desencantos, decepciones. Cada una es una marca interior, un llamado, una opresión, un sueño. También hay, hubo, risas, alegría, descubrimientos. A la sombra de la sombra de lo opaco, en la sordidez de las desesperanzas, cada gesto de humanidad hiere, cada brillo en la mirada ilumina.

Y aunque sé del disfrute de cantar para muchas personas que reconocen, celebran y agradecen, que devuelven con el aplauso una parte de lo que el canto comunica, el abrazo íntimo de Flavia (que no se llama Flavia) será un abrigo para mucho tiempo venidero.

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Javier Zentner. Compositor, director y docente de música, integró –en la prehistoria, dice él, allá entre 1971 y 1973– el Cuarteto Zupay, del cual fue también arreglador y director musical. Compuso varias bandas de sonido para espectáculos teatrales. Las de mayor resonancia fueron las de “Los Muvis”, “Lo que me costó el Amor de Laura” (en colaboración con Alejandro Dolina) y las de los espectáculos del oceanario “Mundo Marino”. Director del grupo vocal “De Los Pueblos”, Javier ama el sur de Argentina y el sur de Chile y no descarta, alguna vez, llevar sus días allí. Quizás para escuchar esas músicas que lo sorprenden, como “Calle 13”, o para compartir sus –aseguran sus amigos– legendarios asados.
http://www.clarin.com/sociedad/Mundos_i ... 57605.html
 #1113822  por Pandilla
 
Primer Relevamiento sobre Uso y Acceso a Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC) en lugares de detención. Procuración Penitenciaria de la Nación. Agosto 2014.

INTRODUCCIÓN
Las nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC) han implicado un gran cambio en el desarrollo de las capacidades individuales y colectivas, en ámbitos diversos, desde la educación formal e informal de jóvenes y adultos, hasta la participación ciudadana, pasando por la comunicación, la creación artística y el desarrollo económico. En diciembre de 2013 la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) realizó un relevamiento con el objetivo de dar cuenta de la situación actual en torno al acceso a las herramientas de comunicación e información en los contextos de encierro. La iniciativa partió de la hipótesis según la cual los espacios de detención restringen el acceso a las nuevas tecnologías y limitan los beneficios que su uso podría suponer en tales escenarios a efectos de reducir el aislamiento propio de la privación de la libertad.
El relevamiento, cuyos resultados principales presentamos aquí, confirmó que en los espacios de encierro la administración penitenciaria prohíbe o limita fuertemente las prácticas o medios de vinculación social y acceso a la información cuyo uso, sin embargo, era frecuente y regular en el medio libre. Solo está autorizado el uso de PCs en modos muy limitados y una mínima y accesibilidad a redes con fines estrictamente acotados. El encierro supone, de tal modo, no solo la privación de la libertad, sino el cercenamiento de comunicaciones y bienes culturales a los que las personas detenidas accedían antes de la detención. El encierro, de tal forma, impone una restricción agravada a la comunicación y la cultura ya que a la detención en lugares casi siempre alejados de la residencia del núcleo familiar y social se agrega automáticamente el cercenamiento activo del acceso a las TIC a las que la persona detenida accedía con regularidad. Esto además, solo profundiza la brecha digital que ya posterga a sectores de alta vulnerabilidad.
http://www.pensamientopenal.com.ar/doct ... macion-tic
 #1114137  por Pandilla
 
Un total de 170 internos de cárceles bonaerenses participaron de cursos dictados por alumnos de agronomía.

Los cursos de capacitación, dictados por estudiantes y profesores voluntarios, son parte del proyecto “Jardinería en contexto de encierro”, impulsado desde la Secretaría de Extensión de la FAUBA.

Actualmente toman clases 70 detenidos de las unidades 47 y 48 de San Martín y la 41 de Campana.

“Las capacitaciones son anuales y se dictan todos los miércoles, también en vacaciones, durante los cursos se toma asistencia y al finalizar los alumnos presentan un examen, la facultad otorga un certificado de capacitación con el sello de la FAUBA, que no dice en ningún lado que el taller tuvo lugar en un contexto de encierro”, explicó a Télam la coordinadora del proyecto, María Marta Bunge.

“La iniciativa surgió porque conocimos el trabajo de la fundación Nuevo Concepto Penal, que tiene una chacra en Campana donde los liberados, luego de salir del penal, trabajan durante cinco años”, relató la docente, quien agregó que la experiencia “también es una capacitación para los alumnos libres, porque los motiva a replantearse muchos de los aspectos pedagógicos que se aprenden en la carrera”.

Si bien la mayoría de los voluntarios que dictan los talleres son de las carreras de Agronomía, Jardinería y Ciencias Ambientales, también participan estudiantes de Sociología, Psicología y Diseño de Imagen y Sonido.

Los temas abordados, que se han ido ampliando en estos tres años, son Jardinería, Huerta, Producción de Plantas Ornamentales, talleres de Expresión Creativa y Pintado de Macetas, costura, e incluso uno de medicina sintergética.

La docente detalló que “los alumnos de las unidades 47 y 48 tienen entre 20 y 25 años, mientras que los del penal 48 tienen más de 30, y en cada una de las unidades hay un invernáculo”.

En cuanto a las fuentes de financiación del proyecto, Bunge destacó que esta iniciativa “ganó dos veces la subvención que brinda la Secretaría de Políticas Universitarias”, organismo dependiente del Ministerio de Educación de la Nación”. También cuentan con la colaboración de algunas empresas privadas.

Por otra parte, las plantas, macetas y otros productos que se hacen en los talleres son comercializados por los voluntarios en distintas ferias, el dinero va a las cuentas judiciales de los detenidos, desde donde “lo pueden hacer llegar a sus familias o guardarlo para tener algo cuando salen”, comentó Bunge.

El sistema de las cuentas judiciales es implementado por el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) para todos aquellos detenidos que trabajen dentro de los penales; “algunos limpian los pabellones, las oficinas o los baños, o sacan la basura, y reciben $1,60 por día, que va a estas cuentas”, explicó la responsable del programa.

La docente también comentó que “las clases comienzan con una charla, donde se tratan temas de la historia personal de los detenidos pero también se habla de política y cuestiones sociales”.

Como novedad dentro del proyecto, la docente comentó que “la semana pasada, un detenido empezó a cursar la materia Economía Social en la Facultad de Agronomía. Él ya tenía salidas estudiantiles porque estudia comunicación en La Plata, en el penal tiene un gallinero, nosotros lo ayudamos con la comercialización de los huevos”.

“Además, estamos trabajando con la Asociación de Pensamiento Penal para plantear un modelo penitenciario alternativo, similar al que se lleva a cabo en Punta de Rieles, Uruguay, donde los presos tienen emprendimientos y pueden estar con sus familias. Punta de Rieles tiene una reincidencia del dos por ciento”, dijo.

Este modelo alternativo inspirado en el penal uruguayo fue presentado en el Senado de la Nación, en el marco de la mesa de diálogo “Humanizar la pena”, de la que también participaron otras organizaciones que trabajan la temática carcelaria, como la Fundación La Merced, la organización Activar, la Asociación Vivir sin Violencia y el Club de Educación Humanista de Concordia.

El complejo penitenciario Punta de Rieles fue inaugurado en 2010, queda en las afueras de Montevideo y aloja a unas 600 personas, el predio está organizado como un pueblo, allí los internos llevan adelante distintos emprendimientos: una confitería, un almacén, una radio, también fabrican bloques de cemento y reparan repuestos de autos, entre otras actividades.
http://www.pensamientopenal.org.ar/un-t ... ronomia-2/
 #1114870  por Pandilla
 
Los presos con libertad para escribir

El Encuentro Nacional de Escritura en la Cárcel, que se llevará a cabo hoy y mañana, propone debatir sobre la educación y la producción creativa como formas de inclusión social. “Del otro lado de la reja” reunirá a quienes trabajan para hacerlo posible.

Gonzalo cursa un taller de narrativa en el Centro Universitario de Devoto (CUD). “El estudio es la verdadera forma de recuperarse, en los talleres noso- tros encontramos formas de expresión y defensa que son nuevas”, reflexiona. El, al igual que muchos compañeros de encierro, asiste semanalmente a los talleres que dependen del área de Extensión de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Hoy y mañana, esas experiencias serán el eje del Encuentro Nacional de Escritura en la Cárcel, que lleva por título “Del otro lado de la reja”. Fue organizado por el Departamento de Letras y el Programa de Extensión en Cárceles de esa facultad junto a la revista Evaristo Cultural y la Biblioteca Nacional, para reunir a quienes con su trabajo demuestran que la educación y la producción creativa son formas de hacer posible la inclusión social.

El encuentro se llevará a cabo hoy (en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Agüero 2502) y mañana (en el Museo del Libro y de la Lengua, avenida Las Heras 2555. En diálogo con Página/12, el director del Programa de Extensión en Cárceles, Juan Pablo Parchuc, explicó que la idea central del encuentro “es generar un espacio en común para todos los que trabajamos con programas y talleres en contexto de encierro”.

Parchuc trabaja hace diez años en la cárcel y dio talleres de escritura vinculada con el derecho, así como materias del CBC y carreras de grado. Ahora forma docentes en desarrollo de proyectos educativos en contexto de encierro. “El ejercicio de escritura da testimonios y además herramientas. Pero a la vez organiza a quienes la usan, por lo que es un instrumento para la inclusión social de aquellos que están en contexto de encierro”, señala. La práctica de escribir “es fundamental para contar realidades como las del encierro a la vez que es un arma para la denuncia de las situaciones abusivas” que se viven tras las rejas. De los talleres de escritura no sólo sale la narrativa, la inventiva y la expresión, sino que “se han armado políticas públicas, proyectos de ley para dar una base real a las organizaciones durante y después del encierro.

El año pasado ya se hizo un encuentro similar. “Fue una primera experiencia para fundar un espacio de confluencia”, expresó Parchuc. Ahora que “vimos que se podía, convocamos a todos los actores que trabajan desde distintos planos de la expresión” en contextos de encierro. Incluso ante una demanda que se dio el año pasado, “propusimos armar mesas de trabajo, para que no sea sólo exposición sino que haya también intercambio de experiencias”.

En el encuentro y en las mesas de trabajo estarán las “voces de aquellos que pasaron por la situación de encierro o tienen un vínculo profesional o militante con esta situación”, expresó.

En la primera de las mesas, hoy a las 13.30 en la Biblioteca Nacional, el debate será sobre “Letras, arte, cultura y comunicación en contextos de encierro”. “No hemos tenido experiencias previas de mesas de trabajo, pero queremos que esta vez haya un espacio de intercambio porque quedó pendiente el encuentro pasado”, expresó Parchuc y agregó que “mucha gente quiere poner en común las producciones que se realizan en las cárceles y éste es un buen momento para hacerlo”.

Por otro lado, mañana tendrá lugar la segunda mesa, “Educación, trabajo y defensa de los derechos humanos”. Será a las 13.30 en el Museo del Libro y de la Lengua. Allí se trabajará en torno a la “organización y gestión, educación en contextos de encierro, continuidades, violencia institucional y la palabra como herramienta de acceso a derechos”.

En el encuentro habrá distintas voces, mesas con exposiciones y una feria de publicaciones abierta para aquellos que quieran acercar sus trabajos.

La apertura estará a cargo de Graciela Morgade, decana de Filosofía y Letras, y Luis Adrián Vives, secretario de redacción de Evaristo Cultural. Luego se realizarán paneles integrados por profesionales egresados de las cárceles que terminarán con la lectura de algunas producciones de los Centros Universitarios.

A las 18.45 de hoy se proyectará el corto (Des)encuentro de Rancho Aparte, seguido por un panel de producciones audiovisuales titulado “La Cárcel en la Pantalla”.

Mañana se presentarán diferentes raperos, algunos de ellos ex presos, y música en vivo de la mano de XTB Portate bien, con Triana. También se presentará el libro El ladrón que escribe poesía de Gastón Brossio. Luego dialogarán los escritores Nahuel Gallotta, Kike Ferrari, Luis Osvaldo Tedesco y Marta Miranda, coordinados por Lucas Adur. A las 18.30 se proyectará el corto Iluminaciones. Fotografía en la cárcel de mujeres.

El cierre será a las 20.30 en el Museo del Libro y de la Lengua y lo encabezarán Horacio González, director de la Biblioteca Nacional; Ezequiel Grimson, director de Cultura de la Biblioteca; María Pía López, directora del Museo del Libro y de la Lengua; Damián Blas Vives, director de la revista Evaristo Cultural y Juan Pablo Parchuc.
http://www.pagina12.com.ar/diario/socie ... 09-17.html
 #1114985  por Pandilla
 
La educación no escolar y el derecho a la educación en cárceles

Es bien sabido que el deber del Estado a la hora de garantizar el derecho a la educación lo hace bajo la forma de la escuela pública y con las modalidades y los niveles educativos obligatorios que indican su ley nacional. En el caso de Argentina conlleva a que el Estado focalice sus esfuerzos por que haya escuelas primarias y secundarias disponibles y accesibles a todo la población del territorio y esto incluye a las personas privadas de libertad.

¿Pero qué pasa cuando hay otro tipo de demandas formativas, otros intereses, otras necesidades que la escuela pública y su oferta no satisfacen a las personas que están en las cárceles? En general las escuelas llevan proyectos especiales o específicos sobre temas que tratan de cubrir estas demandas que la oferta formal (curricular) no hace y el contexto (la cárcel) y el sujeto (persona privada de la libertad) requieren. Es dable pensar, sin embrago, que en un contexto bajo de estímulos formativos-educativos como es la cárcel o cualquier encierro punitivo, la educación pública no se alcance a cubrir estas demandas y necesidades de los sujetos para despertar en ellos/as posibilidades de construir trayectorias educativas provechosas tanto para el durante como para el después de la cárcel.

El contar en la cárcel con una educación no escolar – esto es una educación que no forma parte de la oferta educativa de la escuela y que comúnmente la llamamos no-formal, pero en verdad tiene forma e intencionalidad – permite potenciar y enriquecer la oferta escolar que se cuenta en estos recintos. El solo pensar que una ONG lleve adelante un taller de expresión literaria o de cine-debate, despierta muchas cosas en los/as detenidos/as y esto es volcado (y debe ser aprovechado) en el desarrollo de las aulas escolares. Además no hay que olvidar que el derecho a la educación habla en su objetivo del “desarrollo integral y pleno de la persona”, y que mejor hace a la integralidad y la plenitud de la persona contar con algún tipo de esquema formativo en las unidades penales que contengan talleres de expresión artística, literaria, audiovisual, bibliotecas, teatro, plástica, música, poesía, fotografía, informática, oficios varios y se puede seguir infinitamente.

A esto hay que sumar dos ideas más. La primera es que hay también otros derechos humanos que se garantizan con esta acción de la educación no escolar como lo es el acceso y disfrute de la cultura, al conocimiento, al ocio y tiempo libre, a la autonomía, a la salud (deportes y educación para la salud), entre otros. Recordemos que en la cárcel no hay teatros, no hay cines… la cultura, en términos de tesoro de la humanidad, cuesta encontrarla.

Por otro lado, en general la oferta educativa de las escuelas a nivel curricular en la cárcel suele satisfacer las clásicas áreas del saber (matemática, lengua, ciencias sociales y naturales), dejando de lado cuestiones formativas vitales que hacen al desarrollo integral de la persona como lo es lo artístico, lo expresivo, lo físico, lo lúdico, la enseñanza de informática y de idiomas, entre otros.

Esto implica tres cosas más. La primera es que esta oferta de educación no escolar no reemplaza la oferta de educación oficial. Muchas veces se cree que un curso de alfabetización es ir a la escuela y esto no es así. Lo segundo, que se requiere por parte de la gestión penitenciaria y en especial de las áreas de educación (o de tratamiento) una programación, una organización y una articulación de la oferta de la educación escolar y no escolar. Esto implica que la gestión penitenciaria debe asumir acciones que hagan que ambas ofertas se potencien y se comuniquen afín que el detenido pueda aprovechar de las dos. Es común que a muchos detenidos les de la opción de ir a la escuela o ir a un “taller” cuando en verdad las dos ofertas son vitales para él. Lo tercero, es indispensable la participación de la sociedad civil. Esto es la participación de ONGs, de universidades, de pastorales y de organismos oficiales, entre otros, que hagan de sus acciones e intervención a la cárcel un espacio más, que sean favorecidos en el ingreso a la cárcel por la gestión de la misma y que tengan una articulación tanto entre ellas (para que no se den 5 cursos de guitarra a la vez en una cárcel, por ejemplo), como con la escuela pública que está dentro de la cárcel. Esto favorece y potencia a las instituciones (escuela, cárcel, ONGs, etc), democratiza (“abre”) a la cárcel y por cierto mejora la calidad de vida del sujeto de la acción educativa.

Para cerrar solo dejar en evidencia que el pensar como mejorar la cuestión educativa en cárceles requiere pensar a la educación como derecho humano en interdependencia con otros derechos como el derecho a la cultura, a la expresión, a la autonomía, al conocimiento, entre otros y que el contexto de la cárcel en tanto dispositivo de control, disciplinamiento y castigo no suele favorecer plenamente a estas acciones formativas indispensables en la vida actual y en términos de calidad de vida de los sujetos que la transitan.

Francisco Scarfó, educador en cárceles desde el 1992, magister en Derechos Humanos por la Universidad Nacional de La Plata, fundador y actual presidente del GESEC (Grupo de Estudio Sobre Educación en Cárceles).
http://www.campanaderechoeducacion.org/ ... n-carceles
 #1115773  por Pandilla
 
Poemas en prisión con un Premio Nobel

Un grupo de detenidos que estudia en el Centro Universitario de San Martín recibió la visita del escritor, que escuchó con atención las crónicas y poemas del encierro y los sueños de libertad. Coetzee dicta un seminario en la Universidad de San Martín.

“Me sorprende gratamente cómo les gusta y cómo pueden escribir en las condiciones más difíciles.” John Maxwell Coetzee, el sudafricano Premio Nobel de Literatura 2003, es un hombre de pocas palabras, más allá de lo mucho que ha expresado en sus libros y escritos contra el racismo en todas sus formas. Durante la visita que hizo al Centro Universitario de San Martín (Cusam), que desde 2008 funciona en la Unidad 48 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), un manojo de frases, sentidas y sencillas, hicieron conmover a los internos que cursan la carrera de Sociología y que le leyeron al Nobel, traductora mediante, poemas y crónicas que transmitían el dolor del encierro y los sueños de libertad. Los estudiantes del Cusam disfrutaron cada momento de la visita, compartida por Coetzee con los escritores sudafricanos Zoë Wicomb e Iván Vladislavic.

John Maxwell Coetzee está participando en Argentina de la Segunda Edición de la Cátedra Literaturas del Sur. El seminario, dirigido por el escritor sudafricano que reside en Australia, tuvo su primera parte en abril y su secuela se viene realizando desde el lunes 14. La actividad, que finalizará mañana, tiene lugar en la sede de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), cuyo cuerpo docente está a cargo del Centro Universitario de la Unidad 48, al que concurren unos 70 estudiantes procedentes también de las Unidades 46 y 47 del S.P.B.

La Cátedra Literaturas del Sur, organizada por la Unsam, funciona en el marco del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Escuela de Humanidades, como una actividad conjunta de las maestrías en Literaturas de América latina y en Estudios latinoamericanos. En su primera edición contó con la asistencia de los escritores Gail Jones y Nicholas Jose, mientras que en la segunda edición los profesores invitados por Coetzee son los africanos Zoë Wicomb e Ivan Vladislavic, autores de una serie de relatos cortos agrupados en el libro “Miradas: cuentos sudafricanos”.

La visita a la Unidad 48, para conocer el trabajo que está realizando el Cusam desde 2008, fue organizada porque Coetzee quería saldar una deuda, porque en abril no había podido concretarla. Al abrir la charla en el Espacio Cultural Azucena Villaflor, del Cusam, el rector de la Unsam, Carlos Ruta, reconoció, con una sonrisa, que la creación del centro universitario fue fruto “de una inconsciencia” suya, aunque todos, hasta él mismo, se encargaron de aclarar que fue, en todo caso, un acto inconsciente que resultó “totalmente positivo”.

Ruta consideró que con el esfuerzo del personal docente y la apertura que dieron el SPB y las autoridades de la U-48, “se ha logrado construir un espacio de transformación”, donde la consigna fue “pensar haciendo para crecer y creer más allá de las trabas burocráticas; cuando algo me desalienta, lo que hago es venir al Cusam, porque lo que está ocurriendo acá es único en el país y nos llena de esperanza”.

Luego de las intervenciones de las directoras del SPB, Daniela Muttis, y del Cusam, Gabriela Salvini, varios de los estudiantes leyeron poemas y crónicas escritas en los talleres literarios y de creación artística que funcionan dentro de la U-48, en un ámbito abierto a la participación de los internos, sin rejas ni requisas que alteren la actividad de docentes y estudiantes, que se desarrolla de lunes a viernes de 8 a 18.

Además del centro universitario, hay escuelas primaria y secundaria, talleres de arte, de encuadernación y de reciclaje de informática, una panadería y una granja. Los propios internos se encargan del plan de alfabetización para que sus compañeros puedan aprender a leer y escribir.

José, uno de los encargados del taller de encuadernación, le explicó a Página/12 que allí se encuadernan y reparan libros de la biblioteca, y se hacen trabajos para el afuera. En estos momentos están confeccionando 300 agendas que serán distribuidas entre los alumnos de la Unsam.

Los oradores coincidieron en que los estudiantes del Cusam “nos han enseñado a romper barreras” porque “de ellos aprendimos a lograr esta lógica de la convivencia en la que todos somos iguales porque muchos jóvenes que nunca estudiaron, pueden compartir las clases con sus profesores, con alumnos de la Unsam que nunca estuvieron detenidos y que optaron por estudiar acá e incluso con algunos guardias”.

Antonio Sánchez, Martín Bustamante, José “Pólvora” y Mario “Chile”, entre otros estudiantes, le leyeron a Coetzee algunos de sus escritos. Uno de los poemas, Frío de Morir, refleja penurias y lejanas esperanzas de un hombre que lleva 16 años detenido, cuya única meta es alcanzar la libertad para reencontrarse con el mundo que está detrás de las rejas. El autor dice estar en un lugar “donde la muerte duerme con los ojos abiertos”.

Más allá de la esperanza abierta a partir del acceso al conocimiento, a la posibilidad de construir una vida nueva una vez en libertad, las frases de los estudiantes expresaron la impotencia del ser humano ante la dura realidad del encierro traducido en poemas donde abundan “lujuriosos banquetes de pan duro” o crónicas que comienzan a las 7 de la mañana “cuando despertamos de los sueños y rogamos y le pedimos a Dios la dicha de volver hoy a nuestro hogar”.

Emiliano Garrido, estudiante de primer año de Sociología es, además, integrante de Los Espartanos, el equipo de rugby de la U-48. Además de mostrar su mano derecha, con el dedo meñique inflamado que le impide hoy la práctica deportiva, Emiliano se animó a hacerle dos preguntas a Coetzee: “¿Se puede aspirar a algo más luego de llegar a algo tan importante como el Premio Nobel de Literatura? ¿Y en el caso nuestro, a qué podemos aspirar?”. El escritor dio a entender que es difícil ponerse como meta, en lo personal, un logro más alto, pero sí le planteó a Emiliano un desafío: “En su caso, un logro sería jugar en Los Pumas”.

En su diálogo con los estudiantes, Coetzee, que vivió muchos años fuera de Sudáfrica, en los tiempos del apartheid, lamentó no haber podido conocer personalmente a Nelson Mandela, el líder que pasó 27 años preso por su lucha para terminar, en su país, con la hegemonía de la minoría blanca. Ivan Vladislavic aportó, en ese sentido, la experiencia vivida cuando tuvo la oportunidad, tras el fin del apartheid, de conocer la Isla Robben, uno de los lugares donde estuvo preso Mandela.

La recorrida concluyó en la radio que tienen los estudiantes. El Premio Nobel volvió a expresar su satisfacción por los escritos, las ideas y la actitud frente al encierro. La escritora Zoë Wicomb no pudo articular palabra, por la emoción, y el rector Ruta les pidió: “Nunca pierdan la inocencia, sean genuinos como son hoy, nunca caigan en la impostura que tienen los medios de comunicación”. La respuesta fue con la música del grupo Rimas de Alto Calibre, que ya grabó un disco cuyo título tiene el significado de un manifiesto: “Mi sueño es llegar a la libertad”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/socie ... 09-24.html
 #1116851  por Pandilla
 
Cómo funciona el sistema educativo en las cárceles argentinas

Apenas la mitad de los presos de todo el país accede al estudio en los penales; el panorama es mejor en las prisiones federales, donde el Programa UBA XXII ayuda a bajar las tasas de reincidencia.

Después de 22 años preso, Rodolfo "Cacho" Rodríguez, espera con ansias toda la semana a que sea sábado. No porque sea su día de descanso, sino porque es cuando combina su trabajo y su vocación: es el día que da clases a docentes sobre educación en las cárceles. Rodríguez conoce de lo que habla: realizó toda la carrera de Sociología en la sede que tiene la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la ex cárcel de Devoto. "Tengo la mirada académica y, además, soy un antropólogo de mi propia tribu", asegura.
http://www.lanacion.com.ar/1774947-como ... argentinas
 #1116852  por Pandilla
 
La educación en la cárcel: un espacio de resistencia

LA NACION recorrió el Centro Universitario San Martín, que funciona en la Unidad 48 de José León Suárez; unos 60 detenidos estudian allí la carrera de Sociología.

"La educación en la cárcel es un espacio de resistencia". Así lo definió Gabriela Salvini, directora del Centro Universitario San Martín (Cusam), que funciona en la Unidad Penal 48 en José León Suárez.

En este espacio educativo con autonomía universitaria unos 60 hombres privados de su libertad estudian la carrera de Sociología del Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes) de la Universidad de San Martín. En tanto, otros 160 participan de talleres y aprendizaje de oficios. LA NACION recorrió el lugar y entrevistó a varios detenidos que estudian allí.
http://www.pensamientopenal.org.ar/la-e ... stencia-2/
 #1118040  por Pandilla
 
Medellín: La cárcel que se convertirá en ciudadela universitaria.

LA CÁRCEL DE LA COMUNA 13 QUE SE CONVERTIRÁ EN UNA UNIVERSIDAD

Desde 2010 esta cárcel con forma de convento, y que en alguna ocasión fue administrada por la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, fue abandonada y sus paredes, más los mensajes escritos en ellas, han sufrido las inclemencias del tiempo, de algunos bomberos que las han utilizado para realizar sus prácticas en salvamento o por alguna que otra grabación de películas o videos musicales.
http://www.pensamientopenal.org.ar/mede ... ersitaria/

Saludos
 #1118181  por Pandilla
 
La Universidad de Buenos Aires cumple 30 años enseñando en las cárceles.

El Programa UBA XXII fue creado en 1985 y ya cuenta con más de 500 graduados

te mes, la Universidad de Buenos Aires (UBA) cumple 30 años enseñando en cárceles argentinas. El Programa UBA XXII fue creado en 1985 con el objetivo de llevar la educación universitaria a los contextos de encierro.

Desde entonces, unos 3000 presos pasaron por este programa y más de 500 se graduaron de alguna de las carreras que se ofrecen en diferentes cárceles federales.

El núcleo del programa funciona en el Centro Universitario Devoto (CUD), un anexo de la UBA en la ex Unidad 2 de Villa Devoto, pero también tiene presencia en la Unidad 3 y la 31 de Ezeiza y en el penal de Marcos Paz.

Los presos pueden estudiar las carreras de Contador Público, Derecho, Letras, Psicología, Sociología. También hay talleres y actividades educativas complementarias.

La importancia de la educación en prisión

Un estudio realizado por la Facultad de Derecho de la UBA y la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) reveló que de los 132 egresados que tenía el Programa en 2013, un 84 % "no volvió a ser encontrado culpable de cometer nuevos hechos ilícitos". Es decir que, según destaca el informe, "8 de cada 10 graduados del Programa no han vuelto a ser condenados".

Un aspecto que se destaca en este informe son los obstáculos temporales que suelen dificultar que los presos accedan al estudio. "En la mayoría de los casos, quien intente completar sus estudios deberá enfrentarse a la decisión entre trabajar o estudiar" dice el informe y explica que muchos horarios se superponen y están atados a la agenda penitenciaria.

En cuanto al espacio, explican que "la irrupción de la Universidad de Buenos Aires rompió con la lógica espacial de la cárcel, al abrir instancias colectivas de intercambio".

"En un contexto donde los derechos más elementales se ven vulnerados, la palabra funciona como eje para la construcción de la autonomía", resaltan.

Cómo funciona el sistema educativo en la cárcel

Según el informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep, 2014), publicado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, el 48% de los presos de todo el país (unos 32.900) no participa de ningún programa educativo dentro de las cárceles. En los penales que dependen del Servicio Penitenciario Federal, ese porcentaje es de apenas el 14% (unos 1300 presos)................
http://www.lanacion.com.ar/1832560-la-u ... s-carceles
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