HISTORIA DEL FLAMENCO
Los orígenes del flamenco son inciertos. Aún no se conocen con exactitud los auténticos mecanismos sociales y culturales que hicieron posible el nacimiento de un arte popular donde se combinan los más ilustres sedimentos de la música oriental almacenados en Andalucía.
Es posible imaginar la génesis musical del flamenco como un crisol de muy profusos y entremezclados ingredientes orientales: hindúes, griegos, bizantinos, persas, árabes, hebreos. Todos ellos fueron fundiéndose a lo largo de la historia en el solar andaluz. Luego los gitanos, con posible colaboración de los moriscos, serían los refundidores de toda esa música oriental andaluza.
El flamenco es una cultura auténtica que tiene valores mestizos, cuenta con su parte árabe, judía, gitana y andaluza. Los ocho siglos de dominación musulmana dejaron en Andalucía una muy variada y manifiesta raigambre cultural. El clima expresivo de una vieja melodía tunecina puede crear un placer estético muy parecido al que suscita un cante gitano-andaluz. Del mundo árabe proviene claramente la zambra. Así mismo la guitarra flamenca alterna el rasgueado, característico de la guitarra castellana, con el punteado, proveniente de la guitarra morisca.
Los judíos tampoco crearon el arte flamenco pero colaboraron en su conservación. Existen claras semejanzas entre ciertos rasgos de cante sinagogales y las más antiguas variantes de seguiriyas. No deja de ser revelador que algunas modalidades de oración cantada por los sefarditas conserve una manifiesta similitud con las tonás de donde brotaron las saetas. Otro cante cuya procedencia hebrea sería muy difícil de negar es la petenera.
Por otra parte el baile flamenco, su cabalístico lenguaje a través del gesto y de las manos, conserva una clara analogía con las danzas sagradas hindúes.
Esa personalidad expresiva que se evidencia en la música popular andaluza, enriquecida con los aportes musicales árabes y hebreos, va a ser reinterpretada por los gitanos, luego de su entrada a la Península Ibérica en el S XV. No puede hablarse de cante flamenco antes de llegar los gitanos a Andalucía. Pero tampoco de un arte exclusivamente gitano debido a que en ningún otro lugar del mundo los gitanos cantan flamenco. Los gitanos asimilan y reelaboran esos elementos dispares con los que se encuentran a través de sus conductos expresivos y de su extraordinaria capacidad interpretativa.
La expulsión de los judíos y la conquista del último reducto árabe en el sur de España, coincide aproximadamente con la llegada de las primeras tribus de gitanos. Se fueron conformando de este modo, comunidades clandestinas. Todo lo que se relacionaba con lo gitano, incluso sus seductoras versiones de cante y baile, fue asociado a la delincuencia y a los bajos fondos.
Es por eso que el flamenco permanece oculto, o quizás en estado embrionario, sin trascender de esos reducidos ámbitos sociales bajoandaluces en los que se irá desarrollando.
En realidad, el cante y el baile flamenco, tal como ha llegado hasta nosotros, apenas cuenta con dos siglos de vida.
A fines del S XVIII, después de que Carlos III promulgase el cese de hostilidades a los gitanos, el flamenco entra en su primera etapa de difusión fuera del hogar caló (gitano). El pueblo andaluz se interesa por esos modos expresivos hasta entonces ignorados. El flamenco mantiene su íntima y dramática condición ritual dentro de los reductos privados de la gitanería y sufre ciertos reajustes, sobre todo en los estilos "festeros", para atraer el interés del público payo (no gitano). Es utilizado como un producto de transacción comercial que le permite al gitano sobrevivir.
La difusión pública del arte flamenco se vio favorecida con el surgimiento del Romanticismo (primera mitad del S XIX) y su gusto por lo pasional, lo nocturno, lo misterioso y la revalorización de la cultura popular. En esta época ya se cuenta con la gama estilística fundamental que hoy conforma la música flamenca, gracias a la afloración de siete ritmos genéricos: seguiriya (5 tiempos), soleá (12), tangos (4 u
, fandangos (3 y melos orientales), cantes libres (sin tiempo), cantiñas (3 y melos españoles) y bulerías (peculiar de 12).
De las ventas y las tabernas el flamenco pasa a los tablaos de los Cafés Cantantes a partir de 1842. Es la edad de oro del flamenco. Cobra un auge extraordinario y su afición se propaga a todos los sectores de la sociedad española incluida la aristocracia. El cante y el baile pierden definitivamente su condición secular de rito doméstico y se profesionalizan. Aparecen los primeros cantaores y bailaores no gitanos. Proliferan muchas subdivisiones estilísticas debido a las competencias entre intérpretes y sus creaciones personales. El baile ensaya espontáneas innovaciones y asimila las más diversas imposiciones de la moda.
El próximo salto que dio el flamenco tuvo como objetivo el teatro. Algunos flamencólogos ven esta etapa como un tiempo de decadencia, en el que el flamenco se diluye en los nuevos espectáculos de varietes y así se crea en1925 la Opera Flamenca. Es una fórmula de representación que se basa en estampas mezclando canción española y cante flamenco, orquesta y guitarra, parlamentos y baile. Otros estudiosos opinan que simplemente el flamenco se adaptó a las nuevas circunstancias. Lo que es indiscutible es la expansión que adquirió como consecuencia de las giras por el exterior que realizaban las compañías.
Al unísono fue desarrollándose otra representación flamenca en los teatros, el ballet flamenco, una vertiente que paulatinamente se estructuró y engrandeció gracias a excelentes intérpretes. Algo que sigue siendo así en nuestros días con las obras del Ballet Nacional de España o las coreografías de Antonio Gades, Mario Maya, Cristina Hoyos, Joaquín Cortes, Antonio Canales, Eva la Yerbabuena.
A fines de la década del 50 se plantea la etapa de revalorización. Surge una nueva actitud y un nuevo pensamiento ante el arte flamenco. Se funda la Cátedra de Flamencología en Jerez de la Frontera, como una entidad académica con el fin de promover el estudio, la investigación y la difusión del flamenco. A partir de allí se dificulta el análisis debido a que es la época que nos toca transitar. Dos personajes influencian indiscutiblemente en el flamenco actual: Camarón de la Isla, que trae una sonoridad nueva a los cantes y Paco de Lucía, quien aporta un nuevo tratamiento técnico a la guitarra.
Debemos preocuparnos en comprender si el flamenco es propicio a la evolución por conductos de nuevas formas posibles. Se gesta una corriente musical moderna como movimiento lógico frente a la conservadora tradición flamenca. El experimentalismo se inicia con el grupo de flamenco-rock Smash y continúa a través de otros grupos como Lole y Manuel, Retama y las sesiones guitarrísticas de Paco de Lucía con guitarristas famosos de rock, jazz y salsa carioca.
No son sucesos que deban causar tanta resistencia ya que se trata de aflamencar otras músicas. Situación que ya sucedió en siglos anteriores con las alegrías (versión de la Jota aragonesa), con las sevillanas (de influencia castellana), con la farruca y el garrotín (del folklore galaico-asturianense) y con los cantes de ida y vuelta como las guajiras y colombianas (de influencia hispanoamericana)
Sólo se trata de confiar en que el flamenco evoluciona sin dejar de ser él mismo.