Me permito corregirlo mi querido GonzaloS.
Yo tenía el Santo Grial de las Minas, hasta que un día llegó un fulano empilchado con sombrero y chaleco, a lo que yo pensé que se trataba del mismísimo Moreyra.
Pero, sabe Ud. que no lo era. Es más hasta habla entre lenguas el muy desgraciado.
Bueno, la cosa es que éste cretino me afanó el Grial, amenazándome solamente con un látigo de dos puntas. Sabe muy bien Ud. que los cuidadores del Grial vernáculos somos muy cobardes y con tan solo la tentativa de amenaza nos rendimos incondicionalmente.
Así las cosas, el descarado me afanó el grial y lo cargó con el última gota de un delicioso Cabernet mendocino. Pero lo más increíble del caso, es que se lo dio a beber a un comisario de la policía de la Provincia de Buenos Aires, presumo que lo era por la ropa que traía puesta.
Bueno, la cosa es que el comisario se fue corriendo producto de la diarrea que le produjo el cabernet, porque el muy cretino del gringo delincuente sabía que había ingerido grandes cantidades de sandía minutos antes. Es por ello que le ofreció el vino.
En fin, como si hubiera sido poco el afano del Grial. Ese gringo maldito, se apoyó contra uno de los tabiques que sostenía el techo de la casa, produciendo el derrumbe completo del bulín.
Por último, el gringo –que omití mencionar - venía acompañado por una hermosa gringa pechugona, salió corriendo y el grial se cayo justo en el borde de la cámara séptica. Para colmo de males, la gringa pechugona se resbaló con las semillas de la sandía y quedó sosteniendo su humanidad con el bretel de su corpiño enganchado en la cadena del aljibe. Ud. se preguntará que hizo el gringo pollerudo ese, salvó a la mina el muy otario. El grial cayó dentro de los desperdicios de la cámara séptica.
(Versión muy, pero muy libre de “Indiana Jones”)
La democracia sólo existirá en América Latina cuando los pueblos sean realmente libres para escoger, cuando los humildes no estén reducidos -por el hambre, la desigualdad social y el analfabetismo-, a la más ominosa impotencia. El CHE»