Un día la hija de una conocida estaba en mi casa/ estudio (era un desastre) gritándome por una "cartita" que quería para presentar ante una empresa de celulares... ella levantaba la voz cada vez más, la madre la miraba como extasiada, orgullosa de lo gritona que era la "nena" (veinti pico)... Hasta que la eché, educadamente, pero la eché; entonces la madre me dice:
-La verdad que no parecés abogada, más bien mi hija lo parece, con ese temple y ese carácter... Te dejaste gritar como una pelo...
A lo que respondí:
-No conozco ningún juicio que se haya ganado gritando. No te dan la razón por la voz alta, sino por el argumento jurídico que esgrimas.
Conclusión: La gente suele pensar que cuánto más alto gritás, más talento para ser abogado tenés...
La historia terminó que la nena se fue a ver a otra abogada y volvió, suplicando que le hiciera la cartita... ni por el doble de lo que la otra abogada te pidió la haría, fue mi respuesta.