Nunca voy a olvidar hace muchos, pero muchísimos años (sería 1996 o 1997) cuando empezaba a trabajar en esto tenía un cliente que venía a mi estudio en Lomas, en Meeks y Laprida en Lomas de Zamora, imprentero el, que había aparecido por una publicidad en un suplemento del diario Popular, era vecino de Longchamps y el tipo era la imagen de la desolacíón por como se vestía, siempre desharrapado, y por como lloraba miseria.
Tenía una catarata de ejecuciones fiscales de poca plata en el juzgado federal de Lomas, cuando se encontraba en su vieja ubicacíón, en la calle Portela (ahora ahí hay un juzgado provincial) y la miseria espantosa que lloraba cada vez respecto de si y de su laburo me lo graficaba al tipo como un oscuro linotipista en una imprenta de siglo pasado, imprimiendo volantitos, una cosa muy Dickens.
El tipo, admito, no discutía honorarios pero planteba la charla de manera tal que cobrarle algo razonable era, tras escucharlo con sus pausas, sus silencios, su aspecto, su descripción de su propia economía, algo inmoral, por lo que terminaba trabajando por chaucha y palitos. Sumado eso a la ingenuidad de los primeros clientes, digamos que este fulano tenía en mi a su abogadito todo servicio por dos pesos.
Cuestión que este cliente, vamos a llamarlo PEREZ, como la marea, un día se fue y a los años, añares después, yendo por el auto por la ruta 210 miro a mi derecha un edificio de tres pisos, moderno y con un enorme GRAFICA PEREZ. Era la imprentita de este tipo, una terrible gráfica, un edificio a la vera de la ruta.
No pude evitar largar la carcajada recordando a aquel muchachito crédulo de veintiseis años y entender la lección que me dió un abogado de apellido Domínguez, cuando era estudiante y hacía una especie de práctica como che pibe en su estudio:
PIBE, EL PROBLEMA NO ES EL CONTRARIO, QUE VOS NO CONOCÉS, NI TAMPOCO EL ABOGADO DEL CONTRARIO, QUE HACE SU LABURO. ¿SABES CUAL ES EL PROBLEMA? ES TU PROPIO CLIENTE, ESE ES EL QUE NO TE GARPA, TE CHAMUYA Y TE METE EN KILOMBOS.
Cuando me dedía esto no lo entendía, recien ahí lo entendí.
Tengo los bolsillos llenos de verdades (by Charlie)