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Charlas de café. Hilo social y cualquier tema de interés o entretenimiento.
 #476485  por Master
 
Ahora me va gustando más ..
Lo vuá invitar al amigo don Picca, que tiene buena pluma ..
 #476492  por Master
 
LA ALFOMBRA
En medio de la noche sin luna, el bosque oscuro era una masa negra rodeada de la oscuridad sólo interrumpida por el titilar de alguna estrella. El tiempo se había detenido. El viento suave que había soplado por la tarde se había ido, junto con los pájaros. El silencio cubría todo.
Muy lejos de allí, en medio de una noche diferente, con ruidos lejanos y luces fugaces, el Hombre corrió las cortinas pesadas para no ver, para no oír, para no pensar. Y apagó la luz. En las tinieblas de la habitación se desnudó y encendió un cigarrillo. Se acostó a fumar pensativamente, mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad y la brasa rojiza le permitía entrever los objetos sobre la mesa de luz, la cama vacía.
Trató de recordar a la Mujer. Apretó su frente con la palma de la mano, porque no podía convocar la imagen de su cara en su memoria. Se preguntó qué estaría haciendo ella en ese momento. Sus pensamientos eran tan intensos que ardieron en su frente. Todo él se convirtió en un deseo, en un recuerdo, en una idea.
Entonces la fuerza concentrada en su memoria se desprendió de su memoria y se convirtió en una voluntad, en un aroma, en un sonido. Y alzó vuelo en medio de la oscuridad.
Llegó a la casa en medio del bosque y se acercó sin ruido a la ventana del primer piso. La empujó con un dedo, sigilosamente, y entró a la habitación. Era una sombra, un soplo, un espíritu.
La puerta entreabierta del baño dejaba ver la luz encendida dentro, y el ruido de la ducha. El resto de la casa estaba en silencio, y los perros dormitaban sobre el pasto. Ni lo habían olfateado. Sólo uno de ellos creyó recordar una noche de tormenta, sin luz, pero sólo alzó una oreja y luego desistió y siguió durmiendo.
Mientras tanto la sombra sin espesor, sostenida solamente por la voluntad, se deslizó dentro del baño y miró a la mujer que, con los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia un costado, dejaba que el agua tibia resbalara por su espalda. Una catarata de pelo mojado caía sobre sus hombros.
La sombra sin rostro se convirtió en un recuerdo, en un suspiro, en una imagen. Y con una determinación sólo apoyada en el contorno de la Mujer, conservado como una costumbre de los dedos, se metió dentro de ella, a través de su piel. La hizo tambalear, asustarse, pensar que alguien más estaba en ese baño. Sobresaltada, con los ojos grandes aún más abiertos, ella miró alrededor.
Pero no, no había nadie. Ella cerró la ducha, tomó el toallón azul y lo colocó sobre su cara. Se fue secando hasta que concluyó y pasó al dormitorio. Se detuvo y miró la computadora sobre la mesa, pero la descartó con un gesto. Resolvió acostarse y dormir. Debía madrugar.
Así lo hizo. Apagó la luz. Los instantes se sucedieron en medio de esa noche vacía, silenciosa, oscura, sin tiempo, sin luna, sin sonido. Entonces la sombra sin espesor se acercó a la cama y miró a la mujer dormida con los labios entreabiertos como si aguardara un beso, una caricia fugaz, un soplo.
La brisa oscura, entonces, se convirtió en una alfombra tenue y transparente. Que se deslizó por debajo de la Mujer sin tocarla, sin afectar su sueño recién conciliado, sin siquiera permitir que su piel percibiera que estaba siendo levantada en medio del dormitorio oscuro y llevada hacia la ventana que permanecía abierta hacia las tinieblas. Y que voló en la noche con la mujer dormida, sin mover el aire, sin mostrarse a los ojos de algún pasajero de la noche que levantara la vista hacia las estrellas. Hasta llegar al otro dormitorio, donde el Hombre fumaba en la oscuridad.
Depositó entonces a la Mujer a su lado. En medio de las tinieblas, el Hombre reconoció el perfume de su cabello mojado, dilatando las aletas de su nariz como un animal de la selva que explora los olores del silencio y del peligro, más allá de la noche.
El Hombre giró hasta colocarse de costado, buscó con los dedos esa piel y encontró el hombro tibio, donde dejó un beso. Ella sonrió y sin despertarse se dio vuelta hasta apoyarse en su pecho ancho y dejarse rodear por sus brazos. Y así transcurrieron la noche, reconociéndose, convertidos en un perfume, en un sonido, en un poema, en un temblor, en un deseo.
Cuando el color gris del amanecer se insinuó en el fondo del cielo, la sombra sin cuerpo la devolvió al bosque, a su casa, a su cama, a su sueño no interrumpido. Pero convertido en una pelusa suave y tibia, permaneció dentro de ella, para que la Mujer supiera que las distancias son reales, y que ciertas cosas sólo toman la forma de los sueños que se recuerdan siempre.
ooo
 #476500  por ULPIANO7
 
muy lindo Master,es suyo?
 #476504  por Master
 
Gracias, Pianito .. sep, y bastante viejo ..
 #476507  por ULPIANO7
 
genial ,me sorprendió ! *cafe* :wink:
 #476514  por Tuiti
 
Imagen
 #476517  por lkg_lkg
 
Muy bueno!
Me hizo acordar a "la continuidad de los parques" de Cortazar
 #476522  por Master
 
lkg_lkg escribió:Muy bueno!
Me hizo acordar a "la continuidad de los parques" de Cortazar
Seguramente y sin que sea deliberado, al escribir se pegan cosas que uno ha leído. Pero reconozco que a don Julio no lo leí. Salvo 'Rayuela' o 'Los Premios', pero hace tanto que ni me acuerdo.
 #476534  por lkg_lkg
 
No fue una critica... fue un elogio *flor*
 #476536  por Master
 
lkg_lkg escribió:No fue una critica... fue un elogio *flor*
Gracias, Law .. pero mire a quién le recordé .. exagerada (o lo imité..) :D
 #476544  por Tuiti
 
Acá está el post del monólogo:

Re: Twiteando en el Portal
por Master el Lun Nov 30, 2009 7:59 pm

"ULPIANO7 escribió:
Haga un monólogo alocado en el bar o cuente un chiste ...total el anonimato genera impunidad y nos hace inmunes a los papelones de paso descomprime"

Ya se me ocurrirá algo .. un monólogo .. buena idea ..
 #476549  por ULPIANO7
 
Tenías un Cortazar entre nosotros y no lo sabíamos! *cafe*
 #476866  por DAL
 
Imagen Imagen Imagen Imagen
 #476976  por lkg_lkg
 
Para que no me traten de exagerada

La continuidad de los parques

"Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela."

Julio Cortázar
 #476982  por Master
 
Le agradezco el elogio, Law, pero es excesivo.

) :D (
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