ariel648 escribió:ariel648 escribió:- Si aunque no lo creas, me enamore de el locamente.
- Y como se llama?
- Prefiero guardarme el nombre, es una persona conocida que siempre anda por estos estos pagos.
- La verdad que me dejás con la intriga.
- Mejor que la tengas.
- Tanto lo amas como para no decir quién es?.
Hubo unos segundos de silencio, y la mirada de la abogada lo decía todo. Aquel era el hombre de su vida, no cabía dudas.
- Che no me dejes con la intriga, quiero saber quién es?.
- No lo voy a decir, aparte eso pertenece al ambito de mi intimidad.
- Jimena.... debes olvidarlo y creo saber quién es.
- A ver adivino. Decime.....-
- Tu socio por aquellos tiempos era Gabriel y no me lo niegues.
- Si.- reconoció ella
- Ya era todo un chanta, desde mucho antes de que lo conocieras. Se que hizo guita con lo de las jubi, pero así también embromó a medio mundo en el interior de la provincia.
- Lamentablemente me di cuenta tarde. yo le dí todo mi amor.
- Y se llevó tu amor y tus honorarios que nunca te pago.
- Mejor ni acordarme.
- Pero tenés que olvidarlo, no podés seguir anclada al pasado.
- Decimé como hago para olvidarlo? Si me lo cruzó casi todos los días en esta Udai que está cerca.
-La verdad que podría decirte que alguien esta interesado por tu persona.
- Si ya se.... son los que me miran y me dicen con solo mirarme " Te como a besos mamita".
- No seas tan mala onda, ese que te admira quiere enseñarte a amar y que borres tu experiencia mala del pasado.
- Y quién es?
Juan miró directamente a los ojos de su amiga y le dijo.
- Soy yo. Te amo desde que te vi. Solo te pido que me des una oportunidad para ser parte de tu vida, quiero hacerte feliz.
- Pero yo....- tartamudeó la mujer.
El tomó el rostro de ella, y suavemente acercó sus labios a los de ella y la besó fuertemente. Ella no hizo nada por apartarlo y correspondió al beso apasionado.
Desde la barra del bar, un par de mozos contemplaban la escena.
- Ah varón le partiste la boca a la morocha.
- Como si te escuchara lo que decís.
- Bueno che, dejemos a los tortolitos que se den sus arrumacos.
Ella miró al hombre.
- Juan te amo, sos un tierno.
- Te amo desde que te ví por primera vez sentada en Tribunales Federales.
Y así se inició una nueva historia de amor entre dos previsionalistas.
