Estimada colega DAL. Ante todo, gracias por su último post, tan sincero y vehemente ("de corazón a corazón" como alguna vez escribió Beethoven en una dedicatoria). Aunque le parezca sorprendente, comparto muchísimas de sus consideraciones en ese post. Siendo yo también católico practicante, no esgrimo argumentos de base religiosa en mis críticas a ciertas novedades legislativas, sino más bien políticas (algo enuncié en mis posts sobre ello). A diferencia de otros sectores confesionales (católicos o no) no cuestiono la "moralidad" o "inmoralidad" de ciertos hechos sociales (no soy juez de mis hermanos). Como hombre de fe, tengo claro que Argentina es un país descristianizado (desde hace rato), lo mismo que Europa. Una opinión extra jurídica: sostengo que en el siglo XIX mi país ha sido azotado por tres grandes pestes: el liberalismo, el laicismo y la fiebre amarilla. Y digo esto porque a nuestra sociedad (que hacia 1910 no era ni liberal ni laica), se le impusieron a machacamartillo ambas ideologías. Sólo falta que a quienes tenemos fe religiosa, se nos impida exteriorizarla. Entonces nacería el derecho natural de resistir a la opresión. Hagan las féminas con SUS cuerpos lo que deseen. Sí critico que se intenten imponer políticas de control de la natalidad casi compulsivamente, especialmente en los países en vías de desarrollo. Frente al problema del la pobreza y el hambre, la solución no es suprimir bocas, sino multiplicar el pan. Cordiales saludos.
"LA PATRIA DEBE SER UNA PROVINCIA DE LA TIERRA Y DEL CIELO"
(Leopoldo Marechal)