Estimado lector/a:
Supongo que estarás intrigado/a acerca del título de este/a post. También presumo que estarás adherido/a a algún/a pensamiento o posición acerca de este tema que hace tiempo nos ocupa a los/las ciudadanos/as rioplatenses. Se trata de saber si los/las abogados/as o letrados/as deberíamos aferrarnos de un/una modo o manera enequético/a o convulsivo/a o viscoso/a a ambas formas genéricas/os a fin de no ser motejados/as de discriminadores/as. Entonces uno/a se pregunta: ¿cuándo los/las rioplatenses nos dejaremos de tonteras gramaticales e iremos a la raíz de las cosas? Imagínense queridos/as lectores/as que afortunadamente el/la idioma o lengua español/a nos ahorra los/las problemas y complicaciones que tienen los/las pobladores de otros/as países y regiones del globo. Por ejemplo, quienes hablan lenguas o dialectos semíticos (árabe, hebreo, siríaco, etíope, y otros menores) deben conjugar los verbos de un/a modo o manera diferente según que se trate de un hombre (masc.) o mujer (fem.). Otro tanto les ocurre a quienes (amb.sex.) hablan ciertas lenguas aglutinantes como los japoneses/as, que tienen unas/os formas o giros diferentes según que se trate de un/a u otro/a sexo. Esos/as ejemplos tan sólo/a por mencionar dos de ellos/as. La lingüística comparada está llena de situaciones insalvables como éstas/os. ¿Se imaginan si tuvieran que obedecer a las veleidades gramaticales rioplatenses, el embrollo y redundancia monumentales que resultarían las leyes escritas?
Que los/las homosexuales defiendan su (de ellos/llas) realidad con todo derecho, no cabe duda. Que se evidencia la necesidad de que los/las homosexuales encuentren cabida a sus (de ellos/llas) derechos de pareja dentro del plexo jurídico, ya no hay quien lo niegue con sentido común. Cerrar los ojos ante la realidad es lo más tonto que pueden hacer las personas físicas (masc. y fem.) y/o jurídicas (neut.). Pero...¿es necesario aferrarse convulsivamente a el/la término o palabra "matrimonio"...? ¿Y si se dejara el/la término o palabra en su lugar histórico/a, y nos proyectáramos todos/as hacia el porvenir, con una visión práctica y creativa...?
¿No sería bueno que ambos/as contendores/as lo meditaran un poco y nos sacaran pronto de este vano atolladero ideológico?... ¡Sería tan fácil con un mínimo de sentido común…!
OTROSÍ: El/la presente post (gén.indef.) ha sido/a redactado/a en concordancia con la/el letra y espíritu del procedimiento ley 189 (CCAyT) de la CABA.
Supongo que estarás intrigado/a acerca del título de este/a post. También presumo que estarás adherido/a a algún/a pensamiento o posición acerca de este tema que hace tiempo nos ocupa a los/las ciudadanos/as rioplatenses. Se trata de saber si los/las abogados/as o letrados/as deberíamos aferrarnos de un/una modo o manera enequético/a o convulsivo/a o viscoso/a a ambas formas genéricas/os a fin de no ser motejados/as de discriminadores/as. Entonces uno/a se pregunta: ¿cuándo los/las rioplatenses nos dejaremos de tonteras gramaticales e iremos a la raíz de las cosas? Imagínense queridos/as lectores/as que afortunadamente el/la idioma o lengua español/a nos ahorra los/las problemas y complicaciones que tienen los/las pobladores de otros/as países y regiones del globo. Por ejemplo, quienes hablan lenguas o dialectos semíticos (árabe, hebreo, siríaco, etíope, y otros menores) deben conjugar los verbos de un/a modo o manera diferente según que se trate de un hombre (masc.) o mujer (fem.). Otro tanto les ocurre a quienes (amb.sex.) hablan ciertas lenguas aglutinantes como los japoneses/as, que tienen unas/os formas o giros diferentes según que se trate de un/a u otro/a sexo. Esos/as ejemplos tan sólo/a por mencionar dos de ellos/as. La lingüística comparada está llena de situaciones insalvables como éstas/os. ¿Se imaginan si tuvieran que obedecer a las veleidades gramaticales rioplatenses, el embrollo y redundancia monumentales que resultarían las leyes escritas?
Que los/las homosexuales defiendan su (de ellos/llas) realidad con todo derecho, no cabe duda. Que se evidencia la necesidad de que los/las homosexuales encuentren cabida a sus (de ellos/llas) derechos de pareja dentro del plexo jurídico, ya no hay quien lo niegue con sentido común. Cerrar los ojos ante la realidad es lo más tonto que pueden hacer las personas físicas (masc. y fem.) y/o jurídicas (neut.). Pero...¿es necesario aferrarse convulsivamente a el/la término o palabra "matrimonio"...? ¿Y si se dejara el/la término o palabra en su lugar histórico/a, y nos proyectáramos todos/as hacia el porvenir, con una visión práctica y creativa...?
¿No sería bueno que ambos/as contendores/as lo meditaran un poco y nos sacaran pronto de este vano atolladero ideológico?... ¡Sería tan fácil con un mínimo de sentido común…!
OTROSÍ: El/la presente post (gén.indef.) ha sido/a redactado/a en concordancia con la/el letra y espíritu del procedimiento ley 189 (CCAyT) de la CABA.