Impondrán multas a los comercios que no separen la basura o la saquen fuera de hora

La higiene urbana entrará en una nueva etapa en la Capital. Se trata de una de las materias pendientes que tiene el gobierno porteño, por lo que ya se evalúa comenzar a multar a quienes no separen su basura o la saquen fuera de horario, especialmente los comercios.

Así lo confirmó ayer el ministro saliente de Ambiente y Espacio Público, Edgardo Cenzon, durante la inauguración de un centro de reciclado en Villa Soldati. «Hicimos mucha difusión con algunos resultados, aunque falta bastante todavía. Es importante que las cooperativas de cartoneros entiendan que son parte fundamental del proceso. Y también la cuestión sancionatoria que el gobierno no ha utilizado, pero que en algún momento deberá instrumentarse, sobre todo con los comercios. Habrá que ser más estrictos», definió.

El funcionario, que será reemplazado por el actual secretario de Gestión Comunal, Eduardo Macchiavelli, consideró que gran parte de lo pendiente tiene que ver con la relación vecino-cooperativa de cartoneros-Estado. «Si como vecinos creemos que separando los residuos y dejándolos en el palier ya nos olvidamos está mal. Tenemos que hablar con el encargado o acercarnos al contenedor verde o negro. Y las cooperativas tienen que entender que no pueden juntar sólo lo que les sirve, porque si no aparece esa imagen desagradable de falta de higiene en las calles», indicó Cenzon.

Las multas por sacar basura fuera de hora o no separar en origen arrancan en $ 320 para particulares y en $ 4480 para comercios e industrias.

Uno de los aspectos centrales de la política pública porteña es la educación. Precisamente ayer, en el centro de reciclado, se mencionó el programa de Escuelas Verdes como uno de los pilares para poder conseguir el cambio de hábito que requiere el manejo de los residuos.

«Tenemos que ser conscientes de que la basura genera un costo al ambiente y todos somos responsables. En el relleno sanitario, con el paso del tiempo la basura genera gases contaminantes con alto impacto en la atmósfera. Estamos haciendo nuestra contribución al haber disminuido el 50% de los residuos que se entierran, pero todavía nos falta. Se trata de un cambio cultural que debe tener cualquier ciudad como la de Buenos Aires», agregó el ministro saliente, que partirá al gabinete provincial de María Eugenia Vidal.

Por el momento, el Estado porteño comenzó a sancionar a los grandes generadores de desechos, como hoteles, cadenas de comidas rápidas, supermercados y shoppings.

Con los restaurantes y centros gastronómicos, por ejemplo, el gobierno trabaja para que funcione la planta de compostaje, en el complejo de Villa Soldati. Hasta allí llega el material orgánico que se fermenta en unos tubos por 20 días. Luego se deja el material en reposo, al aire, en otro lugar de la planta y de ahí se usa como abono para plazas y parques.

El llamado Centro de Reciclado de Villa Soldati también cuenta con un sistema de recuperación de envases PET, el primero de la Capital y uno de los pocos de la Argentina; una planta que genera chips a partir de los residuos de la poda, una planta de tratamiento de áridos y un centro de interpretación y educación para el público en general y para los alumnos de escuelas públicas.

La inversión en este complejo ascendió a 120 millones de pesos y es una de las herramientas con las que la ciudad pretende disminuir el enterramiento de las 3500 toneladas de basura que todavía envía al relleno Norte III, en San Martín.

La planta para residuos áridos trata escombros y restos de construcción que son transformados en materiales que se reutilizan en obras civiles y viales o como capas de separación en los rellenos sanitarios. La capacidad operativa supera las 2000 toneladas diarias de este material. Es el mayor aporte que la ciudad hizo a la Coordinación Ecológica Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), ya que dejó de depositar este tipo de residuos hace un año y medio.

En Soldati también se procesan envases PET, provenientes de lo que se recolecta en los centros verdes porteños, operados por las cooperativas de cartoneros. Procesa 2000 kilos por hora.

Fuente La Nación