Estimado Costa ..
La claridad, solidez y -sobre todo- honestidad de sus posts me colocan en un grave compromiso a la hora de responder, por no mencionar la posibilidad de una discrepancia. Pero no deseo dejarlo sin comentarios.
Como parece que el tema del proyecto de ley de aborto ha sido puesto nuevamente sobre el tapete a raíz de unas declaraciones de la magistrada de la Suprema Corte, Dra. Carmen María Argibay, aparecidas en los noticiarios de hoy, y como he sido quien arriesgó en este foro algunos principios que considero esenciales en tales proyectos, creo oportuno hacer ahora una necesaria aclaración. Si manifesté cuál sería mi posición frente a la disyuntiva "ley de aborto SÍ/NO", fue porque me dí cuenta de que algunos foristas creyeron encontrar en mí un militante antiabortista. Creí honesto de mi parte señalarles que mi propósito al iniciar este hilo de debate fue criticar con dureza no exenta de ácido humor lo que entiendo ha sido un acto de autocrática soberbia, y de manifiesta impericia en el manejo jurídico por parte del Ministerio de Salud. Esto no significa que no considere que la existencia del embarazo no deseado es un problema real y cotidiano, y que se resuelve siempre en nuestro medio desde la inoperancia, la angustia, y la clandestinidad, lo cual no hace otra cosa que complicarlo todo, crear un mercado negro de la "especialidad", y facilitar las circunstancias para la existencia de complicaciones, secuelas, y ocasionalmente muertes. Entonces, desde una óptica sanitarista, tengo que votar en favor de blanquear esta situación. Aunque, lo confieso, el tema no me gusta en absoluto, hasta el punto que rehúyo toda controversia teórica o incluso bioética. Me coloco en la posición pragmática en la que me colocó el ejercicio profesional, tanto desde la medicina como del derecho.
Ciertamente, este hilo giró en torno al protocolo del ministerio del ramo y a sus implicancias y desprolijidades. Pero, inevitablemente, las posiciones personales aparecen entre los argumentos y es difícil a veces, en estos temas, separar planos emocionales de recursos racionales. Con todo, debería cederle la derecha a quien, como Ud., estuvo en la primera línea en su condicion de médico, y experimentó de primera mano las situaciones concretas que presentan estos casos. Y por eso debo coincidir con Ud. (más bien, aceptar su lectura sanitarista, que de eso se trata en buena parte de los casos, sobre todo de mujeres humildes). Pero dudo al momento de aceptar el blanqueo del tema, porque la 'ilustración conmovedora' que subi al tema me muestra un pequeño ser humano frente al cual (y no frente a su imagen) debe pensarse necesariamente en una decisión que -razones de estado de necesidad médicamente establecidas aparte- pasa por posiciones valorativas (llámense éticas, morales o hasta religiosas).
Pero en mi conducta profesional no he sido ni seré jamás un proselitista del aborto. Toda vez que en mis años de desempeño clínico en el marco de obras sociales me vi requerido a dar una orientación tras la indeseada confirmación de un embarazo no buscado, hice todo lo poco que estuvo al alcance de mi mano para apoyar a la mujer en el sentido de la conservación de la vida en gestación. Aún así, reconozco que sólo en dos casos mi intervención pudo pesar en el sentido de un happy end. Y ello porque en uno la joven embarazada encontró, en el seno de su neurótica familia, la sorpresiva contención de uno de sus elementos, curiosamente, la oveja negra de la misma. En el otro, porque mi orientación no hizo más que reforzar la decisión de la mujer, ya tomada, de desafiar con fiereza la imposición de su marido y factor del embarazo. O sea, que no tuve un protagonismo fundamental en el desenlace. En los demás, -que no fueron tampoco muchos, se cuentan con los dedos de la mano- se impuso la dura realidad, dejándome con el sabor amargo de los absurdos de la vida.
Nunca pensé que lo fuera y, si interprete bien sus líneas, entendí que Ud.abogaba por condiciones que eliminaran o redujeran la morbilidad o mortalidad. Esto me sonaba un poco a 'Si no podemos evitarlo, al menos no arriesguemos a perder dos vidas en lugar de una' pero así son los 'Plan B'. De allí a la libre disponibilidad del aborto hay un trecho que yo, al menos, no estoy dispuesto a suprimir, según lo exigen los sectores partidarios del 'pro choice'. Creo que es por aquí por donde pasa el meollo de la cuestión, y la discusión previa en torno a facilitar condiciones sanitarias óptimas no me parece un tema médico, sino ético y politico. En cualquier caso, disponer de una vida humana (en agraz, en este caso) no es tarea sencilla pero tampoco privativa de los médicos.
Es decir que lo que aprendí fue que el desenlace favorable o desfavorable de estas encrucijadas de la vida no depende de la aséptica admonición de los moralistas, sino de factores socioambientales que están muy lejos del alcance de las frases bonitas y poéticas, o las ilustraciones conmovedoras. Y trabajar sobre esos factores es una tarea que nunca tendrá fin, y que sin embargo hay que emprender siempre, en el largo plazo. Las sociedades que lo logran, demuestran que merecen tener un buen destino manifiesto; las otras…
Espero haber sido claro, y no haber desilusionado a muchos.
Aquí llegamos al punto, que no creo que pase por el problema en sí sino por el encuadre con el cual Ud.lo aborda, colocando de un lado al médico en la trinchera de su consultorio, y del otro a los que llama 'moralistas'. Creo que este esquema tan polarizado (que hemos analizado en posts anteriores) altera la percepción del abanico de implicaciones que el problema presenta y, a mi modo de ver, requiere bajar a la realidad las 'admoniciones' (me molestan tanto como a Ud.) y ampliar el ángulo pragmático de los médicos (que, salvo nítidas indicaciones frente a estados de necesidad, no contienen criterios de decisión extra-médicos), con lo cual llegamos a ese punto de confluencia -la Bioética- donde se tornan relevantes ambos abordajes. Caramba, si fuera tarea sencilla no habría enconados debates.
Colega Costa: mi experiencia personal pasa por el ejercicio de la especialidad penal y por años de camino académico buscando respuestas a estos arduos asuntos de vida o muerte. Pero cada vez que leo un aporte suyo enriquezco mi visión del tema. Gracias.
'Hay personas que estudian abogacía porque quieren saber Derecho,
y otras que estudian Derecho porque quieren ser abogados'
"La ignorancia no es otro punto de vista"